Antonio Tabucchi fué un eminente profesor de Literatura de una universidad italiana quien se ha manifestado como un ferviente admirador de la literatura portuguesa, particularmente de la obra del poeta Antonio Pessoa, además ha escrito varias obras entre la que se encuentra una novela llevada al cine cuyo papel principal interpretó en una de sus últimas caracterizaciones el legendario Marcelo Mastroianni paisano del mencionado profesor. En tal obra, Mastroianni representaba al editor de un diario que luchaba con los achaques producto del paso del tiempo, con su viudez, con un aspirante a periodista a quién contrató para que fuera escribiendo reseñas de la vida de personas ilustres aún con vida para tenerlas listas en caso de su fallecimiento, con otro joven a quién protegió de la persecución del régimen en su carácter de activista político de izquierda, con las dificultades para expresarse en medio de un clima institucional hostil a la libertad de expresión, con un médico agobiado por la represión, por la situación económica y ansioso por ponerse fuera del alcance de la dictadura de Antonio Salazar de Oliveira; un aliado del Generalísimo Francisco Franco por lo tanto dispuesto a devolver cualquier español que pretendiera embarcar en los puertos portugueses hacia América para ponerse a salvo de su régimen. Salazar de Oliveira gobernó Portugal durante 40 años manteniendo un férreo dominio sobre sus posesiones en otros continentes ya que según el era la única manera que tenían de sobrevivir razón para enfrascarse en una larga y desgastante guerra que pagó con la pérdida del poder mediante la denominada Revolución de Los Claveles dirigida por un grupo de altos mandos militares hastiados de una guerra en territorios tan inhóspitos. Portugal es un país entre el Océano Atlántico al que observa con aspecto desafiante desde Lisboa a través de El Monumento a Los Descubrimientos y un único vecino que la mira con un gran desdén, país de grandes navegantes como Fernando de Magallanes cuyo apellido identifica un estrecho ubicado unas cuantas millas náuticas del puerto de donde zarpó frontera entre el Atlántico y el Pacífico, de Vasco de Gama experto en bordear Africa hasta llegar a la lejanísima e inasible India en busca de especias y llegando hasta Goa, ese lugar de ese subcontinente donde predicó el mismísimo San Pablo y se sospecha que escribió Luis de Camoens gran parte de su obra, ese país que consiguió que Alejandro VI le entregara casi la mitad del América del Sur lo que hoy conocemos como Brasil cuya extensión sobrepasa con creces el tamaño de la metrópoli y que además sirvió como refugio de la Corte portuguesa para ponerse a salvo de la invasión napoleónica mientras Arthur Wellesley Duque de Wellington expulsaba a las tropas francesas para luego otorgarle la independencia mediante un decreto, es decir sin el trauma social, político y económico que significa una guerra y marcando la diferencia con respecto a la manera como sus vecinos de habla castellana obtuvieron la independencia de la metrópoli, de lo cual se intuye una gran habilidad negociadora que incluye el olfato político para saber los límites del poder, el gobierno portugués del momento tuvo gran afinidad con los gobiernos de Mussolini y de Hitler sin involucrarse en la Segunda Guerra Mundial poniendo a salvo al país de las calamidades que toda guerra suele traer tras de si, formaron parte de España y hasta recientemente algún político español aludió a éste hecho al afirmar que hubiese sido mas beneficioso para su país darle la libertad a la provincia de Cataluña y no a Portugal, que organizó una Eurocopa que parecía inevitable que la ganaran mas jugando la final contra Grecia equipo gris de juego y sin figuras rutilantes, que siembran en sus tierras las viñas para producir un vino inglés como suelen catalogar el Oporto o el Madeira bebida favorita de los generales de las islas británicas que trataban de mantener a raya a los americanos del norte que aspiraban a la autodeterminación, país cuya gente se caracteriza por su discreción, laboriosidad, constancia, sentido práctico de la vida y humildad rasgo éste que se aprecia como en extinción al observar la conducta de portugueses contemporáneos de relevancia en el mundo deportivo como José Mourinho y Cristiano Ronaldo poseedores de egos jurásicos y muy malos modales, el país donde nació un taxista que recorre en su Mercedes las calles de París con un fado a punto de salir de su garganta y el joven taxista de Porto que reniega amargamente de su país declarando que lo único que los separaba de no ser como Argentina o Venezuela era el Océano y la Unión Europea, el país donde los taxis están sectorizados, donde en Porto un taxista del área de Matosinhos no puede ir a buscar pasajeros en Vila Nova do Gaia, donde el horizonte nocturno del Río Douro visto desde el puente hermano de la Torre Eiffel que une a la ciudad está poblado por apellidos ingleses en anuncios de neón de marcas de Vino de Oporto, mas allá de todo esto y otros detalles que tal vez mas emblemáticos de historia, lo cierto es que tiene una historia y una cultura propia muy rica que no dudo en señalar como subvalorada que se puede apreciar en el aporte que hace a las letras universales y que resulta inconmensurable destacándose escritores como el ya mencionado Pessoa con su magna obra poética, Luis de Camoens cantando a las hazañas de sus arrojados y temerarios navegantes en la carrera desesperada por escapar del cerco que la geografía le impuso, José María Eca de Queiroz que sin ocultar la influencia de Charles Dickens narra la decadencia de la aristocracia de finales del siglo XIX en la Ilustre Casa de Ramires o la entrega de un sacerdote a los asuntos terrenales en El Crimen de Padre Amaro causando gran polémica en una sociedad de profundas raíces católicas, José Saramago bien narrando el Evangelio según Jesucristo con su óptica de ateo declarado o imaginando la reacción de grupos humanos ante situaciones extremas como en el Ensayo sobre la Ceguera o el Viaje del Elefante donde narra con gran ingenio el viaje de un paquidermo desde Lisboa hasta Viena, Antonio Lobo Antunes delineando el Portugal contemporáneo a medio camino entre la modernidad y la nostalgia y el mismo Tabucchi de quien alguien ha dicho que siendo italiano llegó a ser el mejor escritor portugués vivo.