Unos se fueron, otros se quedaron
Problema común, no hay patria, se nos disolvió
Tampoco es para armar drama
Cada quien lo racionaliza como quiere
Y cero beta, cero paquete
Es natural que nos sintamos exiliados, aquí o allá
Es elemental que los progres se lamenten por la “transculturización”, que es tan normal como el fascismo de los nacionalistas
En verdad, no existe centro
La globalización supone un mito
Muros, alcabalas y aduanas para que usted no pase
¿Libre tránsito?
No me vengan con pavadas
La periferia domina el estado de excepción y emergencia
Inmigrantes, incomunicados
Supuestamente conectados por red
Aislados entre la muchedumbre
La servidumbre voluntaria
Esclavos de la tecnología
En el medio hot de la balcanización del territorio
ISIS montó la franquicia de los mercenarios
Disney tiene la de los turistas desarraigados
Entre los dos confluyen mercados y capitales golondrina
El negocio de los paraísos fiscales
Así nacen ciudades simulacro, producto del lavado
No lugares urbanos, donde la nada se extiende como tejido infinito, uniforme
Viajas en avión a un destino indiferente
Construyen fachadas bonitas para ti
Explotan las ruinas
Las playas del tercer mundo reciben a los acosadores sexuales del primero
Una vulgar transacción económica, que banaliza la pornografía, el amor, el intercambio simbólico y la muerte
Derrumbada la estructura ambiental-ecológica-social-política del planeta, me da perfectamente igual instalarme en cualquier sitio
La selva, la montaña, la capital del juego, truequelandia, una democracia narco, un reino degradado, un imperio convaleciente, una república agreste, una Sin City
Por ahora, estoy en Rotten Town, que es un sumidero del orden criminal
Cloacas, sangre, mugre
La misantropía me compró un pasaje abierto para instalarme en el escepticismo ante la realidad del caos
Mi cuerpo se desplaza, se traslada, se muda
Pero sigo habitando un alma anclada en el muladar de la historia
Es mi condena, mi frontera
Es la tuya, aunque lo niegues
