Entre aces y joker la vida se desenvuelve en un vaivén de expectativas, esperanzas y decepciones, muy pocos son aquellos momentos de regocijo en donde parece que has encontrado algo de valor en este mundo barato y vulgar, como encontrar una perla de cristal en el fondo del mar en medio de una tormenta, encontrar una carta de amor en pleno huracán, encontrar la vida después de haberla perdido; amor, sinceridad y honestidad es tan difícil de encontrar, <además de peligroso> las pocas personas que aún conservan estas cualidades la esconden celosamente del resto del mundo.
Interacciones superficiales, se disfrazan de la luz del amanecer y no llegan ni a un pequeño resplandor de vela casi agotado.
Conceptos axiomáticos como el amor y la amistad, que se han convertido en piedra luego de ser lava, se han vuelto cotidianos y tan frágiles como el vidrio, tratar de entenderlos en estos tiempos es una tarea ridícula de locos. Cuando el concepto se diluye en agua, deja de ser volátil y pierde cualidades esenciales de su composición. Cuando el amor se diluyo en los mares de la superficialidad y la hipocresía, cualquiera podía sentirlo, ahora prescindible y flexible es un bien común de mala calidad que se vende barato en cualquier esquina.
Entre locos y ovejas el mundo deja de ser una obra de arte, para convertirse en una línea recta sobre la pared blanca, un cuaderno cuadriculado sin nada escrito, un océano de resentimiento e incomprensión, en la dicotomía de odiar al prójimo y necesitar de él.
Entre asesinos y victimas la vida carece de valor alguno, tanto para el que la tiene como para el que la pierde, así como también el que la quita. De por si la vida carece de sentido si no se tiene algún propósito, si el propósito consiste en quitar vidas a los demás, se pierde cualquier derecho de existencia. El juez y verdugo del ser, aquel que arrebata la luz en la oscuridad, no solo mata el cuerpo, también el propósito, el sueño y el futuro.
Entre lo que es y lo que tuvo que ser, existe la brecha insalvable, el agujero negro insaciable que devora todo lo que se le acerca, alimentado principalmente por la infinita imaginación y la insuficiencia de la realidad, desilusión de aquellas mentes frágiles que caen en el engaño de aquellos que comercian con las ilusiones, siempre aunque se pague un alto precio por la ilusión más cotizada, te venden la realidad más barata.
Entre blanco y negro, todos estamos embarrados de grises, pero nos empeñamos en acusar a los demás por ser oscuros y creemos erróneamente que en nuestro ser no hay más color que blanco. El concepto del bien ya es tan subjetivo, que el “bien común” de la mitad se ha convertido en el “malestar general” de la otra, y ya se hace imposible convivir en paz, en el momento en que para defender tu vida tienes que pintar tu ser de negro, y a la vista de una mayoría convertirte en el malo; deja de existir la confianza que es el abono del amor y la amistad.
Entre lo que debe ser y lo que es, no hay más que un popurrí de falsedades, la apariencia maquillada y vestida de fiesta, la obra teatral más cara del mundo, sin contexto ni mensaje. El derroche de tiempo sin restricciones, la pequeña gotera de la bolsa de vida, el mañana que se convirtió en ayer tan rápido y violento que nunca existió presente.