Termino esta trilogía escatológica que empezó con Diptera Rules! con una muy breve reseña de una obra magnifica de un pensador bastante desconocido. No solo por estos lares sino más bien en general, para mi pesar. “Hinchazón: su origen e influencia” de Diogenes Teufelsdröckh es una obra de una ambición colosal. Publicada en 1833, unos treinta años antes de El Capital de Marx, en un único volumen, se adelantó visionariamente a ciertas tesis expuestas “originalmente” por Marx. Otro pensador genial que de seguro debe de haber leído con avidez la obra de Teufelsdröckh aunque esta relación nunca ha podido ser establecida por ningún académico.
Para Teufel, si así puedo abreviar su apellido, el motor de la Historia no era la lucha de clases como para Marx sino la permanente lucha que se establece internamente en nosotros. No una lucha metafísica entre el bien y el mal como muchos pensaran sino más bien una lucha corporal, biológica, escatológica, que se manifiesta físicamente en lo que Teufel denominaba hinchazón, aunque la traducción en español del alemán pudiera también haber sido “inflamación”. Venimos a este mundo de una hinchazón altamente agresiva. De un embrión microscópico hasta, en menos de un año, un ser vivo de unos cuantos kilos de peso. Hinchazón que la evolución se encargó de endosar en su padecer a nuestras madres. Paradójico también que nos vamos también de este mundo con otra gran hinchazón que tampoco padecemos; la que experimenta el cadáver inflado con unos cuantos días de muerto.
La hinchazón del feto es manifestación de la naturaleza expansiva de la vida. De nuestra propia vida en este caso. La hinchazón que experimenta el cadáver antes de reventar es la misma manifestación vital pero en este caso del poder de bacterias, hongos y otros microorganismos con sus eructos de CO2 y otros gases sulfurosos. Para Teufel estos dos puntos de hinchazón cerraban el ciclo de la vida. Todo en el medio debía de ser analizado como una supresión constante ante el hecho fundamental de que todo organismo vivo tiende a la expansión, a la inflamación, a la hinchazón. Todo lo que decae se hincha y la vida misma es una forma de decadencia. Nuestras vidas individuales, cuya suma conforman el núcleo de la Historia, son una lucha perenne ante la inevitabilidad de la hinchazón. La salud no es otra cosa que la ausencia de inflamación (interesante por cierto que tuvo que pasar más de siglo y medio para establecer la inflamación como una de las causas primarias de ciertos cánceres y muchos otros padecimientos). El placer, y en esto toma ideas de Schopenhauer, no es sino la ausencia del dolor… que produce la hinchazón, sea este de la cabeza, de un órgano, o del dedo gordo del pie.
Es en esta malaise vital, en esta inconformidad existencial, en este dolor no resuelto (dolor físico por cierto) donde está el motor de la Historia. Todo empieza con la erección masculina (una hinchazón al fin al cabo) y la expansión vaginal desde donde se procrean las siguientes generaciones. Generaciones que la Historia ha mostrado una y otra vez como han sido sacrificadas para resolver hinchazones de otros inflamados.
Teufel tuvo una influencia enorme en pensadores que le prosiguieron. Influencia que ha sido pobremente reconocida. Hablando de Marx de nuevo, éste tomó el concepto de inflación a nivel económico para explicar por ejemplo la eterna recurrencia de crisis en el capitalismo y su impacto en el devenir de la Historia. La inflación (hinchazón en la masa monetaria) es el péndulo que marca el ritmo de las crisis del capitalismo bien en la oferta de mano de obra o en la demanda de ésta. A mayor empleo mayor inflación lo que es el germen de la próxima crisis y sus consecuencias en un aumento del desempleo hasta que la mano de obra se hace lo suficientemente barata y empieza otro periodo “expansivo”. A los economistas se les llena la boca cuando hablan de que “estamos en un periodo expansivo de la economía. ¡Todo va bien!”. Teufel sin duda que se debe de revolcar en su tumba cada vez que oye esto. Bueno, revolcar desde donde este en el mas allá ya que él se hizo cremar quizás huyendo de esa última hinchazón inevitable.
Lenin en su opus “Imperialismo, última fase del Capitalismo” a veces inconsciente quizás porque de él sí está claro que jamás tocó un libro de Teufelsdröckh, hablaba de como las naciones avanzadas tomaban provecho de las naciones menos avanzadas y como la Revolución y el Manifiesto eran la única vía para romper estas cadenas. El mismo concepto de Imperio es una hinchazón que desborda al estado-nación. Es común ver al Imperio como una espiral (relativa) de energía y creatividad avasalladora, literalmente, de los estados-nación y civilizaciones que han construido imperios de envergadura. Bajo una perspectiva Teufelsdröckhiana sin embargo pudiera verse al Imperio como el principio del fin. Sin duda que Lenin le hubiera ahorrado mucho sufrimiento a su pueblo y por ende a la humanidad de haber leído a Teufel a tiempo. ¡Todo lo que se hincha esta efectivamente decayendo, Lenin! La victoria es siempre de los que saben esperar.
Teufel es considerado unos de los padres de la escatología ontológica. Su obra “Hinchazón: su origen e influencia” se extiende profusamente en el primer y último capítulo con la progresión del feto dentro del útero materno y la hinchazón, a veces explicada de una manera grotesca, que experimenta el cadáver como manifestación ultima, y paradójica, de la voluntad expansiva de la vida. En el medio lo toca todo concerniente a la vida humana (y algunas cosas divinas) pero dando a entender que lo extendería aún más en volúmenes subsiguientes. Una pena ya que de nuestra progresión en el útero y mucho menos de nuestra muerte somos conscientes; poco podemos hacer con respecto a estos estados. Y digo una pena además porque fueron volúmenes que nunca fueron escritos ya que la Ultima Hinchazón le llegó a este gran pensador entes de su tiempo.
“Toda sociedad que experimenta cualquier promedio fuera de lo común -notar que promedio y estadística eran palabras similares en la época- es una sociedad hinchada es decir, o está decayendo, o está muerta”
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