CAP 2 Intentos: El abismo de la política venezolana.

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CAP 2 Intentos de Carlos Oteyza.

Es una visión amarga sobre nuestra política la que se plantea en la película.

CAP es mostrado como un hombre frente a un teléfono. La anécdota es casi patética. El hombre le explica con pasión al que «escucha» al otro lado, que el problema en el país es de «odio», para luego descubrir que la llamada se ha caído y, un poco burlado se dice así mismo: ¡Ah! pues le he hablado a la nada.

«CAP 2 intentos«, en medio de esa dosis de humanidad administrada en prólogo y epílogo, se adentra en el mundo político del hombre que «convirtió» a Venezuela en la potencia de latinoamérica. Un logro que se escapó de las manos, y terminó sepultando el país -una vez más-.

Hay en la película un desarrollo histórico que nos indica que nuestra historia política y cultural, cumple un patrón. Las coincidencias históricas con el mal llamado «socialismo del siglo XXI» de nuestro actual presente, y la política socialdemócrata propuesta en el primer gobierno de CAP.

La bonanza petrolera del segundo Chavez -pro-golpe-, junto con el segundo mandato de CAP y el cuarto de HCH (luego de adjudicaciones políticas en medio de un referéndum), parecieran indicar que nuestro país yace bajo una condena, o bien absolutamente cultural o profundamente política, desde el concepto en sí mismo.

La izquierda y la derecha -dos intentos- puestos frente a frente.

Dice Nietzsche que aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música, una imagen que recuerda un poco la imposibilidad de la comunicación, nuestra propia torre de babel, una idea que propicia Platón cuando en su república acota

Hay que desterrar de él (ritmo), la variedad y multiplicidad de medidas, buscar qué ritmos expresan el carácter del hombre sensato y valeroso, y una vez que lo encontremos, debemos ajustar el número a la armonía y a las palabras, y no las palabras al número y a la armonía.

Bajo la demostración de los excesos, a veces ridículos de nuestra idiosincrasia; el mayor de los absurdos y la mejor de las comedias del «está barato dame dos», son expuestas en palabras de la narradora en algún punto de ese esplendor de los 70, cuando afronta «la gente no dejó de bailar».

La tragedia expresa que aún hoy nuestras palabras siguen ajustadas a número y armonía, y no viceversa. Políticos que nunca han sabido escucharse, como esa gran familia o grupo de amigos, expuesta en la sinceridad de uno de los ponentes que no tiene miedo de asegurar que justamente ese es el problema de la política en este país. La política Venezolana en ese sentido coincide con el patrón de conducta de nuestras familias disfuncionales.

Es asombroso que aún teniendo una ventana al mundo, como el internet, en Venezuela estamos viviendo -de maneras similares- una situación tan crítica como la precedida por la década del 80.

La joven historia política de Venezuela, comparada con la del resto del mundo, afina un detalle más.

CAP asume el mandato, posterior a una contrariada búsqueda de la libertad, como lo fue el torpe surgimiento de las guerrillas venezolanas.

La desfachatez que nuestra infamia por el desconocimiento nos sigue sorprendiendo, al abrir los ojos hoy día y entender que las guerrillas venezolanas volvieron, armadas y equipadas por el gobierno. Y si no, ¿qué son esos ejércitos armados en las barriadas venezolanas defendiendo la revolución? La situación ante todo plantea interrogantes sobre nuestra conducta política y por ende social, en medio de un sistema monetario. Un chiste, si a ver vamos.

Oteyza, firma un documental valioso desde ese sentido, pues apunta a una irresponsabilidad histórica, además avalada por cada uno de sus electores.

Algo de su enfoque muchas veces plano, como los entrevistados capturados con cierta ligereza, o la monotonía de la narración, le quitan valor desde lo estéticamente formal.

Pero digamos Lo que se hace por amor, se hace también más allá del bien y del mal.

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