Es por esto por lo que luchamos

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Había perdido la costumbre de escuchar música mientras estoy en el pc. En un tiempo no fue así, ya que hace algunos años me dediqué a buscar material grabado aprovechando las posibilidades de internet, y armé una discreta colección; sin embargo, en la medida en que se fue degradando por obsolescencia el sonido nativo de mi laptop, también se fue desvaneciendo mi interés por la música que tenía almacenada en ella, y eventualmente la olvidé.

Por cosas de lo que rotulamos bajo el título genérico de “el destino”, mudé lo que pomposamente llamo mi estudio- en realidad poco más que la laptop, papeles varios, algunos libros y juguetes anti estress – a una habitación de la casa que se desocupó por el viaje de su ocupante, y tuve acceso a un modesto sistema de sonido al que pude conectar mi computador. Y así fue como recordé toda la música que durante tanto tiempo había acumulado, y procedí a rescatarla del olvido. Material muy disímil: desde salsa brava, la de Fania en sus buenos momentos, pasando por cantautores italianos, rock progresivo y thrash metal considerablemente ruidoso. Todo escrupulosamente guardado en carpetas individuales (para una de las pocas cosas que soy ordenado es la música, ya sea análoga o digital).

Uno de los discos que ahora escucho con más frecuencia es “The King is dead”, de la banda estadounidense The Decemberist. Me cuesta trabajo catalogarlo: está a mitad camino entre el folk, el barroco y el progresivo. Pero es muy bueno, para mi gusto. Uno de sus temas, Calamity song, tiene como video clip la representación del episodio de la partida de Escathón en “La broma infinita”, de Foster Wallace, tal vez la parte más jocosa del libro (recuerdo reír en voz alta mientras lo leía, para perplejidad de quien estuviera alrededor mío en ese momento). Pero no es de esa canción de la que quiero hablar, sino de otra que también está incluida en ese álbum: “This is why we fight”. Por lo general no le presto atención a las letras de las canciones, sobre todo si son en algún idioma distinto al español o al italiano. Me da pereza tratar de entender, o buscar la letra en internet. Asumo que la voz es un instrumento más. Me aprendo el nombre solamente si me interesa volver a buscar el tema. Pero en el caso de esta canción, su título no puede dejar de llamarme la atención.

This is why we fight: es por esto por lo que luchamos. Demasiado adecuado al momento histórico que estamos viviendo. La baraúnda de acontecimientos es tal que nos arropan las circunstancias, nos indignamos puntualmente o nos enaltecemos por alguna victoria puntual, y corremos el riesgo de perder el foco. Nos estamos jugando tal vez lo más preciado que puede tener un ser humano: la libertad. No podemos olvidar esto. El problema no es el GN que gasea o roba celulares. Tampoco es el autobús quemado en la vía. No es la arremetida brutal de las fuerzas opresoras contra las marchas pacíficas. Tampoco lo son los centenares o millares de presos. Ese no es el problema, en todo caso es una consecuencia. El problema está en el centro del poder. En la cúpula que ha podido concentrar todas las atribuciones, que ha sabido cómo manipular las instituciones para seguir al mando a pesar de no tener siquiera el 20% de apoyo popular. En la camarilla que, una vez constatada su imposibilidad de ganar cualquier otra elección, se encargó de anular a la Asamblea Nacional, de congelar todos los procesos electorales, y ahora quiere imponer, de la misma manera en que lo hizo Mussolini en Italia, una constituyente corporativa, espuria, al margen de los deseos de la población que clama por un cambio en la dirección del país. En la pretensión de instaurar un gobierno totalitario, en donde el pueblo no tenga voz ni voto. Aunque en el proceso ya lleven más de 60 jóvenes asesinados y varios centenares de heridos. A ellos parece no importarle el costo de sus intenciones hegemónicas; parece que tienen demasiado que perder también. Pero tienen en frente a más de veinte millones de personas que los quieren fuera del poder. Por esto, y no por otra cosa, es por lo que luchamos. No lo perdamos de vista.

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