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Venezuela y la Bienal: entre el sesgo y la indignación

Sergio Rangel Penso. Intervención Bienal de Venecia 2017

La Bienal de Venecia llega a su edición 57, mientras las protestas contra Nicolás Maduro llegan a un punto álgido en Venezuela. Algunos artistas criollos opinan. Otros, actúan.

¿Es la Bienal de Venecia una institución política? Nacida a finales del siglo XIX, siempre ha estado financiada por el Estado italiano. A ello hay que añadir también la presencia de pabellones nacionales, administrados por los gobiernos de sus respectivos países. Entre las naciones participantes puede haber democracias, así como también dictaduras. Pocas veces los organizadores han asumido una posición al respecto, existiendo excepciones como la Bienal 2015. Por lo general, lo estético suele estar sobre lo ideológico.

Aunque para algunos las artes, en este caso visuales, pueden ser una especie de burbuja aislada de la realidad social, hemos visto, en la historia plástica venezolana, la relación estrecha entre arquitectos como Carlos Raúl Villanueva y gobernantes autoritarios como Marcos Pérez Jiménez, así como el nexo entre la democracia puntofijista y el cinetismo criollo . En el caso del chavismo, hemos visto como artistas de nuestro país, vinculados con la oposición, han criticado al gobierno por tener un filtro partidista.

Bienal bolivariana

En 18 años de revolución bolivariana, el oficialismo ha hecho énfasis en el apoyo a las culturas populares y nacionales, tal como lo expresa la Constitución (aun vigente) de 1999 en su artículo número 100. El artículo 98 de la misma ley, no obstante, garantiza la creación cultural libre, lo cual sirve para justificar el apoyo a géneros musicales académicos o a tendencias artísticas de vanguardia. Pese a ello, algunos creadores venezolanos señalan el sesgo ideológico en los salones internacionales de arte.

La Bienal de Venecia ha sido polémica casi desde los inicios del chavismo. En el año 2003 la obra digital City Rooms, del artista Pedro Morales, generó el cierre del pabellón venezolano por “dañar la imagen del país en el exterior”. Ese trabajo, disponible actualmente en youtube, usa la estética de los videojuegos, y representa a una ciudad, similar a Caracas, donde hay manifestaciones políticas, cadenas presidenciales y violencia. En aquélla ocasión, otro artista venezolano, Javier Téllez, declinó la invitación oficial para participar en el salón, a través de una carta abierta, argumentando razones morales.

Formas Escapándose del marco. Juan Calzadilla. 2017

En los últimos años se ha cuestionado el criterio de selección para representar al país en la Bienal. Al respecto, el creador conceptual Carlos Zerpa expresa que “Hay una selección arbitraria, sin sentido” agregando que “El pabellón venezolano (propiedad de la nación) está descuidado, y “la política cultural del chavismo, en general, es un desatino”. Aunque considera poco ético participar en el certamen debido a la coyuntura política actual, opina que artistas identificados con el oficialismo, como Manuel Quintana Castillo o Régulo Pérez, tampoco han sido tomados en cuenta a pesar de su trayectoria, lo cual trae, en cambio, la inclusión de artistas y propuestas “menos trabajadas”.

Otras voces como el pintor Javier León se suman a la crítica: “No se puede analizar (la participación de Venezuela en la Bienal) más allá de la preferencia política del artista”. Según León, “Se trata de oficialistas escogidos por oficialistas. Sin meritocracia ni autocrítica alguna”. Por otro lado Alexander Apóstol, artista multimedia reconocido internacionalmente, cuestiona la participación del poeta, artista plástico e investigador Juan Calzadilla: “Es vergonzoso, porque en este momento es el representante, pero en la edición anterior fue curador. (Es) una situación endogámica entre el gobierno y sus adeptos”.

La Bienal de las protestas

La Bienal de Venecia nació en 1895, como un evento local, convertido posteriormente en una feria internacional de arte. En aquélla época Italia era una monarquía. Posteriormente, al ser un evento auspiciado por el gobierno italiano, estuvo asociado a sistemas políticos posteriores, como el fascismo, imponiéndose la república luego de la 2da guerra mundial

Las protestas francesas en Mayo del ´68 tuvieron adeptos entre los expositores de la Bienal. Pero no es hasta 1974 que la organización asume una postura ideológica, al solidarizarse con Chile, país sumido en dictadura desde el año anterior. En 2003, año en el cual se censuró City Rooms, de Pedro Morales, el tema del salón era, paradójicamente,“La Dictadura del Espectador”. En 2015, por iniciativa de Okwui Enwezor, curador de origen nigeriano, se abrió la exposición al arte contestatario.

En aquella edición anterior de la Bienal también surgieron críticas desde la disidencia artística venezolana, centradas sobretodo en el favoritismo del gobierno hacia sus simpatizantes. Ese año, los creadores ucranianos ocuparon simbólicamente el Pabellón ruso, manifestando su rechazo por la situación en Crimea. Países como Islandia y Brasil presentaron sendas exposiciones teñidas de polémica. Pero no es hasta 2017 que artistas venezolanos deciden usar a la feria como plataforma para denunciar al régimen bolivariano.

Acciones disidentes

El pabellón de Venezuela fue adquirido en 1956, convirtiéndose en el primero de Latinoamérica. En la actualidad sigue siendo administrado por el gobierno venezolano, a través del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. La constante, desde 2005, ha sido criticar la ausencia de un criterio de selección ajeno al sesgo ideológico. 15 años después de la exclusión de Pedro Morales y el rechazo moral de Javier Téllez, dos creadores plásticos se atreven a manifestar un descontento mayor en pleno evento.

Yo soy Venezuela y tengo derecho. Nina Dotti (2017)

Nina Dotti (Andreína Fuentes), artista venezolana residente en los Estados Unidos está presentando este año dos performances en “La Biennale”. No forma parte de la delegación ligada al gobierno bolivariano. Participa como invitada de a organización. Aunque oficialmente, su participación está ligada a dos piezas de arte de acción, tituladas respectivamente “Despójate” y “PSM Lounge”, con una temática ligada a la feminidad, decidió hacer otra representación artística no incluida en el programa.

A mediados del mes de mayo, Dotti realizó la puesta en escena del performance “Yo soy Venezuela y tengo derecho”, cuyo título proviene de una campaña iniciada en Norteamérica hace dos años. Para la ocasión, un grupo de mujeres vestidas de negro, con pancartas , hizo una manifestación política dentro de los jardines de la Bienal, sin emitir ningún sonido o gritar consigas.

Respecto a la obra, la artista (quién también es conocida como filántropa y marchante de arte) indicó “Debemos vivir en una sociedad en democracia, no en un régimen dictatorial como el actual, que además viola derechos humanos. Invito a otros artistas a que participen en la defensa de la democracia en estos momentos”. Con su acción, Nina logró captar la atención de algunos medios de comunicación internacionales.

La bienal enrojece

Sergio Rangel Penso. Intervención Bienal de Venecia 2017

Con menos apoyo mediático, y utilizando las redes sociales, Sergio Rangel Penso, otro artista criollo residente en el extranjero, decidió hacer también su convocatoria para manifestarse, de manera artística contra el gobierno de Nicolás Maduro. Su planteamiento original consistía en teñir de sangre las obras expuestas por Juan Calzadilla en el pabellón venezolano, lo que puso en alerta a las autoridades, y obligó al creador a crear un Plan B.

No se pudo llegar al pabellón (de Venezuela) estaba tomado por la policía y el ejército”, nos cuenta Rangel via facebook, “Me escribió (la organización de) la Bienal días antes y me prohibió atentar contra el edificio”. Ante esa situación, y la ausencia de otros artistas que no estuvieron en la convocatoria, Rangel Penso, quién se trasladó desde Bélgica hasta Italia, puso en marcha su acción en el Hall de la entrada de la feria, justo frente al control policial.

En la performance, definida por el creador como “Un carnaval de sangre”, el artista repartió volantes de color rojo, con los rostros de las víctimas de la represión, aderezado con papelillo y líquido del mismo tono. La acción contó con la participación lúdica de un público poco conocedor de la situación de nuestro país, que se sensibilizó ante una problemática, para ellos, distante. Sin mucha pompa, el artista ha realizado montajes similares en algunas marchas mundiales a favor de Venezuela. Sin dar detalles, promete realizar acciones artísticas similares muy pronto.

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