La consulta popular del 16 de Julio nos mostró cosas interesantes. Incluyó a un sector de la población que por muchos motivos no emplea las marchas y/o la violencia para expresarse. Demostró que muchos queremos un cambio. Y que somos capaces de sobreponernos a cierto grado de temor. Demostró decisión.
También parece que ha radicalizado a sectores de la oposición. Y que la brecha que separa a Venezuela aún está lejos de cerrarse. Nos esperan todavía días inciertos.
Hoy es el mejor momento para recordar que hay un camino mas allá del odio y del resentimiento, y que tenemos que recorrerlo para reconstruir esta tierra.
¿Que podemos hacer?
Podemos hacer mucho. En un escenario caótico como el que vivimos tenemos una gran responsabilidad. Así como Venezuela se encuentra en construcción, nosotros también lo estamos. Autorresponsabilizarnos respecto a aquello que nos corresponde en cada uno de los roles que ejercemos diariamente y procurar el entendimiento a través de nuestras redes y en nuestra vida cotidiana.
En días confusos procuremos seguir el refrán tibetano «Gran problema, gran honor». El objetivo es más grande que salir de este gobierno, nuestro objetivo último es gestar un país donde quepamos todos. Crecer duele y los cambios que requiere Venezuela requerirán de nosotros mucha más fortaleza y valentía.