Palabras, solo palabras
El Hombre-Palabra en los confines del mundo
Bordeando los límites del lenguaje
De lo que es cognoscible
¿Podremos ver más allá del Muro de los Sueños?
Solo si poseemos las palabras adecuadas
Pidamos audiencia con el Rey-Palabra
Wittgenstein
Witt – gens – tein
Uitguestain
Preguntémosle sin rodeos
¿Es el lenguaje una bendición o una maldición de los Dioses?
Si la materia está hecha de lenguaje
Y los sueños son inmateriales
Fuera del espacio-tiempo
¿Jamás veremos entonces en la realidad lo que vemos en los sueños?
Extraña maldición humana
Que hace que todo lo posible sea imaginable
Pero no todo lo imaginable, posible
Si el lenguaje marca los límites de nuestro mundo
¿Sera una trampa, un laberinto?
¿Genético?
¿Mental?
¿Espiritual?
Impuesto por los Dioses
¿Para pasar desapercibidos?
El manto sagrado
Es en verdad un manto de invisibilidad
Cuyas costuras están zurcidas
Con las palabras que nos faltan
No con las que nos sobran
Una serpiente comiéndose a sí misma
Mito tan antiguo como la humanidad
¿El eterno retorno?
¿O la estructura química del benceno?
Jamás he visto un animal salvaje
Quejarse por el frio del invierno
¿Qué conocimiento será ese?
Que no podemos ni siquiera nombrar
Palabras, palabras
Y más palabras
Yo he siempre he sido un Hombre-Palabra
Mejor que un Hombre-Sueño
Preferible que un Hombre-Real
Menos maldito que un Hombre-Inmortal