Como todos sabemos el 23 de enero de 2018, el Autogolpe Nacional Constituyente convocó un injustificado y apresurado adelanto a la elección presidencial, creando condiciones claras de ventaja para asegurar que Nicolás Maduro sea reelegido como Presidente. Paralelamente en República Dominicana los restos de la MUD se reunieron con los hermanos Rodríguez para llegar a un acuerdo que jamás se concretó. A estas horas no sabemos si lo que queda de la oposición irá a unas elecciones que no cumplen con ningún estándar internacional.
Mientras contemplamos este escenario terrible, la gente clama que Lorenzo Mendoza tome la bandera y sea candidato presidencial. Pero, ¿Ustedes creen que AD y Borges dejarán que el tecnócrata sea candidato? No seamos ilusos.
Lastimosamente el chavismo que mutó a madurismo quiere llevarnos a una realidad genocida en donde cada vez mueren más niños, abuelos por falta de medicinas y jóvenes a manos del hampa.
En la oposición sobran los líderes mentirosos en serie que siguen lucrándose a costa del pueblo y venden esperanzas a una ciudadanía que clama por luchas más frontales contra este régimen.
Sólo con un movimiento cívico que parta de acciones horizontales, sin partidos, sin banderas, sin mesianismos y sin dogmas es que lograremos la tan ansiada libertad.
Pero, ¿cómo ha de surgir tal movimiento en un panorama político en el que reina el abuso y ventajismo? ¿Cómo un ciudadano cree en su capacidad de cambio cuando el gobierno, que supuestamente lo representa, se muestra intransigente e incapaz de conceder ante cualquier reforma? Cuando el balance de poderes políticos es una farsa.
No nos queda más que imaginar una realidad en la que la sociedad se haga autónoma de un sistema político corrupto que no le representa. Una realidad en la que nuestra solidaridad mutua nos haga independiente de un estado central que abusa, y de una cuerda de políticos que sólo cuidan sus propios intereses a costa de la vida de los demás. Sólo nos queda resistir.