Correr es una actividad simple, pero cuando se realiza desmedidamente, pueden aparecer diferentes problemas para el organismo. Los efectos negativos explicados por especialistas y las maneras de evitar inconvenientes
Son muchos los beneficios para la salud que se obtienen al correr. Según la mirada de los especialistas y las conclusiones de varios estudios científicos, practicar running resulta productivo para fortalecer los huesos, mejorar el sistema cardiorrespiratorio y evitar contraer enfermedades. También, para contribuir al desarrollo de masa muscular y favorecer el descanso.
Sin embargo, así como la actividad brinda réditos, también puede desembocar en consecuencias negativas cuando el nivel de exigencia y el tiempo de ejercicio son excesivos, fuera de los parámetros sugeridos. Tal como sucede con toda disciplina deportiva de alto impacto.
Primeramente, la sobrecarga puede desencadenar diversas lesiones, fundamentalmente en los casos en los se corre sin la supervisión de un profesional. «Las articulaciones, los músculos, los tendones y los huesos del miembro inferior» son los principales afectados, dijo a Infobae el doctor Federico Torrengo (MP 111.371), experto en traumatología del deporte.
En ese sentido, Torrengo subrayó que entre las cuatro lesiones típicas del corredor se encuentran «las afecciones del tendón de Aquiles, la fascitis plantar (ambas corresponden a tendones), el síndrome de fricción de la fascia lata (en la rodilla) y las fracturas por estrés de alguno de los huesos del pie, pierna o cadera». Y remarcó que para las tres primeras es clave usar la plantilla adecuada con el apoyo del pie.
Al margen de estas lesiones habituales, existen riesgos vinculados a trastornos del corazón. Un estudio del Hospital Frederiksberg de Copenhague publicado por el Colegio Americano de Cardiología, indicó que correr más de cuatro horas semanales puede producir daños estructurales en las arterias.
En la misma línea, los cardiólogos y los médicos deportólogos advierten que la alta exigencia de las carreras actuales puede desatar episodios cardíacos en personas que tienen enfermedades coronarias no detectadas. Es por ello que su mensaje es claro: antes de ejercitarse, realizarse los controles médicos básicos y anuales.
En otro orden, el apego extremo por el running también puede generar una adicción a la actividad. Hay casos de aficionados que dedican una importante cantidad de horas a correr y dejan de lado cuestiones de la vida personal. Esta condición es denominada runnorexia.
La psicóloga deportiva española Montserrat Ferraro explicó a CDM Sport cómo surge esta dependencia: «Practicar deporte genera endorfinas y el hecho de trabajar la resistencia desarrolla un patrón mental de ir más allá y superarse cada vez más». De este modo, «el sentir el propio placer que proporcionan las endorfinas crea una expectativa saludable y engancha positivamente desde el aspecto físico y psicológico», pero también alerta del «peligro de convertir este placer en una obsesión», apuntó la especialista.
Claudia Lescano, experta en metabolismo, cuenta además que correr desmedidamente puede generar la pérdida de orina. Este síntoma surge a consecuencia del debilitamiento del suelo pélvico y deriva en el prolapso. «Tus músculos están tan débiles que no pueden cumplir su función -sostener órganos- y en este estadio solo la cirugía es la solución», sostuvo a este medio la licenciada en preparación física y alto rendimiento.
Lescano compartió diferentes soluciones para esta problemática. Desde la práctica, «realizar ejercicios Kegel y abdominales hipopresivos (salvo en casos de hipertensión, embarazo o regla)». Por otro lado, señaló que «existen unos dispositivos especiales para esta patología. Se llaman pesarios, y reducen el impacto que provoca el running o cualquier actividad de alto impacto. Recolocan y fijan los órganos prolapsados en su lugar».
A su vez, están los tampones para incontinencia urinaria. «No son de absorción como las toallitas, sino que son dispositivos especiales que elevan la pared vaginal dando firmeza al suelo pélvico», finalizó la instructora.
¿Qué sucede con las maratones?
Las carreras de larga distancia tienen su impacto en el organismo. Un grupo de expertos de la Universidad de Yale realizó un pequeño experimento que incluyó a 22 runners, de una edad promedio de 44 años y en su mayoría mujeres, y concluyó que pueden dañar a los riñones. En los resultados publicados en la revista American Journal of Kidney Disease se reveló que la práctica produce una lesión en el órgano destinado a filtrar los desechos del cuerpo, cuya consecuencia puede magnificarse a largo plazo.
Por otra parte, los urólogos Jeffrey Thill y Tobias Köhler (jefe de infertilidad masculina en la Universidad de Illinois Sur) observaron la incidencia de la actividad en la zona genital de los hombres. Y apuntaron a la revista Men’s Health que pueden empeorar la varicocele a quienes la padecen. Esta es la dilatación varicosa de las venas del cordón espermático y del escroto, cuya consecuencia es que los testículos aumenten de tamaño, apareciendo dolores y daños como la atrofia testicular.
La recomendación de los especialistas en este punto es permanecer atento a la zona baja mediante revisiones periódicas, sobre todo cuando se utilizan para la práctica pantalones cortos de comprensión.
La importancia de la vestimenta
Para evitar problemas a futuro, muchas de las sugerencias de los corredores avezados se centran sobre la indumentaria. Entre otras, señalan que es conveniente ponerse ropa ligera y acorde a la temperatura ambiente y época del año. Y, fundamentalmente, elegir las zapatillas adecuadas. En ese sentido, antes de seleccionar un calzado es conveniente detectar la pisada mediante un estudio biomecánico, que permite saber si uno es un runner pronador, supinador o neutro.
Es que las descompensaciones y desequilibrios posturales, y anomalías o lesiones en rodillas y caderas suelen originarse en los pies.
Corriendo con el calzado apropiado, tampoco se debe superar su período de utilidad, dijo a Infobae el runner Guillermo Balmas. «Cada marca tiene un estimativo de duración, pero hablando de una zapatilla de entrenamiento liviano, éstas tienen entre 700 y 800 kilómetros de vida útil. Luego de ese período, por fuera están impecables, pero su suela, su confort y su seguridad de protección ya están próximos a su fin», detalló.