Ya dejé de jugar solitario, ahora escribo este artículo en Word, una de las aplicaciones de Office, la suite de Windows. Soy una del 75% de usuarios de Windows. Me encantaría usar Mac, pero mis ingresos no dan para tanto.
Detrás del poderoso Windows está un hombre con cara de nerd que está en boca de muchos.
William Henry Gates III, para el 2019 tenía en sus cuentas bancarias la bicoca de 96.5 mil millones de dólares, según la revista Forbes. Creo que me vendría bien el 0,01% de su pequeña fortuna.
Bill Gates ya no está casi al frente ahora de Microsoft, su hijo apreciado, sino que se dedica casi por completo a la filantropía, con una fundación co-dirigida con su esposa, la Fundación Bill y Melinda Gates.
Son miles de teorías conspirativas que se han hecho con el nombre de Bill Gates. Es como un muñeco vudú al que le clavan todas las teorías que se les aparezca. Lo realmente importante no es el nombre de Bill Gates, que puede ser Rockefeller, o los Rothchild, lo que realmente importa es una historia medianamente creíble y que esté enfocada en un rico y famoso.
Anonymous y el ID2020
Anonymous (o alguien que se hace llamar como tal) amenazó que en pocos días expondrá al público un supuesto proyecto de Bill Gates denominado ID2020, el cual parece estar relacionado con el actual coronavirus COVID-19.
Desde abril se ha estado bombardeando en las redes sociales con publicaciones que aseguran que Gates planea implantar en los seres humanos un microchip con un “certificado digital” para monitorear el COVID-19, afirmaciones que carecen de cualquier sustento.
ID2020 o Alianza Digital por la Identidad no es una compañía y su propietario no es Bill Gates. Es una coalición de organizaciones públicas y privadas para avanzar en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas: “proporcionar acceso a una identidad legal para todos”, según su sitio web. Es decir, proporcionarles a personas en todo el mundo que carecen de una identidad una forma reconocida de demostrarla, de modo que puedan acceder a servicios sociales vitales, ejercer sus derechos como ciudadanos y votantes y participar en la economía moderna.
El microchip debajo de nuestro cuello
Existe una verdad que se modifica un poco y se saca de contexto. La fundación liderizada por Bill Gates y su esposa realmente sí financiaron un estudio realizado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts en 2019, en el que plantean la posibilidad de que el historial de vacunación de un paciente pueda almacenarse en un patrón de tinta, que sería invisible a simple vista y podría administrarse debajo de la piel al mismo tiempo que una vacuna.
Vulnerables durante la pandemia
Una de las razones de porqué estas teorías conspirativas calan más en estos últimos meses es porque las personas están más vulnerables psicológicamente. Como ahora prevalece la incertidumbre, las personas en general buscan con cierta desesperación una certidumbre, las teorías conspirativas llenan ese vacío de incertidumbre, solo que lo hace con informaciones falsas.
La tranquilidad como prevención
Cuando salgo de compras lo hago con mi mascarilla puesta y mis guantes, me gusta sentirme segura y que quienes estén a mi alrededor se sientan seguros. Si yo siguiera e hiciera caso de todas estas teorías conspirativas pondría en riesgo a quienes me rodean, de igual modo los demás hacia mí.
Cuando estudié en la uni, y en el instituto también pero más en la uni, una de las cosas que aprendí es a investigar, de no tragarme todo lo que me dicen de una vez, de tener mi criterio y tener una actitud escéptica. Es un poco de sentido común de lo más básico.