La teoría y su práctica pedagógica se basan en disciplinas humanísticas como la epistemología de la educación, la filosofía, la antropología, la psicología y la sociología, en la medida en que en todos y cada uno de los períodos históricos del género humano se ha meditado sobre la concepción del ser humano, su razón de ser, la construcción de la humanidad y el modo de conseguirla.
En esta visión el currículum aparece como la guía para que la educación pueda alcanzar sus objetivos de perfeccionamiento del ser humano y de sus relaciones sociales, económicas, productivas, culturales y académicas.
El concepto de currículo ha evolucionado a través de la narración de acuerdo con los criterios de educación y enseñanza-estudio que se manejan. En general, el plan de estudios incluye la materia, la intensidad del tiempo, los objetivos, la metodología, etc. Sin embargo, esta definición es muy limitada, por lo que es necesario comprobar lo que los diferentes autores han aportado al respecto.
Según la investigación de Alice Miel (1976), según Caswell, por currículo no conocemos el software de estudio sino las experiencias que los niños consiguen bajo la dirección de la escuela. Para Caswell, esto significa todas y cada una de las ocasiones de estudio proporcionadas por la escuela.
Según Scriven, mencionado por Ahmann (1975), el plan de estudios responde a los instrumentos culturales, es decir, los procesos, el campus, los métodos y demás, que funcionan en el momento en que la educación formal tiene un lugar. Kerr (1968) afirma que el plan de estudios es la educación premeditada y guiada por la escuela, tanto en grupos como individualmente, dentro o fuera de la escuela. Stenhouse (1984) define el currículo como un desarrollo educativo, un curso de acción que el profesor lleva a cabo con sus alumnos, un patrón vivo de ordenar la práctica de la enseñanza, un elemento de acción simbólico e importante para profesores y alumnos que se materializa en expresiones, imágenes, sonido, juegos, una iniciativa didáctica en sus principios y peculiaridades fundamentales, pero siempre abierta al examen crítico y con la capacidad de ser escrita en la práctica; Por último, encontramos a Eisner (1987), quien considera que el plan de estudios debe centrarse en el análisis de la práctica y orientarse hacia la solución de los problemas.
De otra sección, Alberto Martínez Bloom y otros en el libro Curriculum and Modernization: 4 décadas de educación en Colombia (1994), señalan que el campo de la malla curricular es un espacio de comprensión donde se anotan los alegatos (teorías, modelos), métodos y técnicas para la organización, diseño, programación, planeación y administración de la instrucción, bajo el inicio de la determinación previa de objetivos concretos planteados en concepto de hábitos, capacidades y habilidades y con el propósito central de lograr un estudio efectivo.
Además, es conveniente destacar la definición que ofrece el Ministerio de Educación Nacional de Colombia sobre el currículo, un conjunto estructurado de principios y normas que orienta el desarrollo educativo a través de la formulación de objetivos; establece las áreas de formación y los criterios de organización de las ocupaciones complementarias; establece la metodología y los criterios de evaluación y fija los lineamientos para su aplicación y administración.
A partir de las diferentes definiciones, tenemos la posibilidad de destacar ciertas peculiaridades que se acentúan ya que el currículo no es una regulación externa impuesta al centro educativo o un sistema ordenado de pautas construidas por profesionales sin la participación de la red social didáctica sin tener en cuenta los hechos sociales en los contextos en los que las instituciones educativas están inmersas; Por el contrario, debe ser un desarrollo de construcción colectiva, en el que académicos, docentes, madres y padres de familia, estudiantes, directivos, docentes y no docentes contribuyan desde sus puntos de vista y sentimientos a la formación de sujetos sociales autónomos y participativos, comprometidos con su promoción humana y popular.
Las peculiaridades de los conceptos mencionados pueden sintetizarse de la siguiente manera:
El currículo obedece al contexto de enseñanza y estudio, se desarrolla en ambientes de estudio que corresponden a los componentes sociales, económicos, políticos y culturales que deben incorporarse al itinerario formativo.
El plan de estudios es un enfoque interdisciplinario en el que convergen las diferentes dimensiones del ser humano: cognitiva, artística, psicomotora, conductual y ética, por ejemplo.
De los diseños curriculares Michael Schiro, mencionado por Magendzo, en 1978 llevó a cabo una investigación sobre las ideologías dominantes que tenían incidencia en el trabajo curricular: Ideología Académica, Ideología de Efectividad Popular, Ideología Centrada en el Niño y también Ideología Reconstructivista.
A partir del Ideario Académico, el currículum tiene como centro el estudio, las disciplinas como forma de educación para la vida, el avance del intelecto y los procesos cognitivos. Los contenidos curriculares giran en torno al conocimiento académico expresado en materias que tienen dentro de los proyectos de estudio.
La corriente de Eficacia Popular sostiene que el eje central del desarrollo educativo es que el niño y el joven se transformen en un ser dispuesto a jugar adecuadamente en su entorno y a contribuir a la sociedad. Por lo tanto, los avances culturales son probables si las personas están preparadas para actuar de una manera más eficiente y eficaz; la progresiva formación «moldeada» del estudiante en esta concepción piensa en el entrenamiento de los hábitos. Esta corriente de pensamiento se relaciona con diseños curriculares basados en competencias.
La Ideología centrada en el niño-a, coloca al estudiante como eje central del currículo, según su desarrollo integral; los adultos que acompañan el entrenamiento no tienen la posibilidad de dar forma a sus sentimientos o significados de pactos con sus experiencias. Esta línea de pensamiento forma parte del diseño curricular de las reivindicaciones y también de los intereses particulares.
Uno de los más importantes exponentes de esta corriente, John Dewey, tiene en cuenta al ser humano como un ser popular que sale de su interior a través de impulsos, de la acción; no sólo racional o teórica sino también práctica, como un ser popular que contribuye a las resoluciones no desde la rivalidad sino desde la ayuda mutua. En este sentido, la finalidad educativa implica la formación de sujetos democráticos a partir de la experiencia en las academias democráticas.
Por último, el concepto de Reconstruccionista Popular se refiere a un plan de estudios con capacidad de influir en la solución de los problemas que afectan a las sociedades. Los profesores deben promover eventos académicos para que los estudiantes se pongan de acuerdo colectivamente en la solución de problemas complicados como la pobreza, la corrupción, el abuso sexual, etc. Esta ideología integra diseños curriculares basados en funciones sociales.
En la forma de una caminata curricular histórica popular Magendzo detalla ciertos ejemplos significativos de la narrativa de la raza humana, períodos en los que las repúblicas, los estados nacionales y las diferentes líneas de pensamiento predominan en el proceso académico.
En relación con la República de Platón y más tarde con Aristóteles, la educación se estratificó según «los apetitos, el temperamento, el valor del espíritu, y en unos pocos, el intelecto y la razón». Esta concepción de la educación como pilar de la dirección de la sociedad jerarquizó el distinguido currículo para conformar unos en humanidades y arte, otros en trabajo y otros en ciencia.
Desde otro apartado, en los siglos XVI y XVII, con las revoluciones científicas, sociales y políticas, la educación se dividió de sus funciones escolásticas y avanzó hacia la construcción de pensadores y pedagogos.
Con Rousseau, la educación aparece como parte integrante de las reformas sociales, la educación como fundamento de la transformación popular; su posición didáctica obtenida en sus proyectos como Emilio, Contrato Popular y Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia fueron contenidos escritos de las lecturas de los estudiantes de América Latina y la fundación de movimientos sociales preocupados por el papel del Estado.
Para Dewey, la educación es a la vez un medio y un fin para la construcción de la democracia. Sostiene que el objetivo central es «la formación de hábitos, métodos de ser, pensamientos y sentimientos clave en las sociedades democráticas». Tienen una relación directa con la educación y la democracia, y deben reflejarse en las prácticas pedagógicas.
En América Latina, en la década de 1940, la educación se presentó como un vehículo para el cambio popular, que llamaba a los estados a cumplir con el derecho a la educación, que prevalece en las constituciones de todos y cada uno de los países latinos.
En este sentido, es el Estado el que lidera el diseño del currículo, controla y corrobora los valores ciudadanos de las ideologías dominantes, en el que los maestros se transforman en reproductores del sistema; frecuentemente los mensajes ocultos se enseñan de manera mecánica y sin críticas a los alumnos, lo que algunos llaman «currículo oculto».
El papel del estado benefactor, responsable de la educación de los ciudadanos, cambió a nuevas lógicas de las ideologías neoliberales para descentralizar la educación de manera que sea la sociedad civil u otras organizaciones las que acepten el liderazgo de la educación y el currículo, conociendo los desafíos de fenómenos como la globalización y la ciudadanía actualizada.
Sin embargo, en la situación colombiana durante el siglo XX, las reformas educativas se iniciaron con el objetivo de ofrecer respuestas a los problemas del atraso económico y popular de la población. Para hacer referencia a estos momentos históricos, se señalan cuatro períodos que dejan la comprensión de la crónica de la educación en el país.
Desde finales de los años 50, se ha iniciado un desarrollo de la generalización de la educación principal gratuita y obligatoria en todos y cada uno de los países del tercer planeta. Los estados republicanos recién formados vieron en la educación elemental el instrumento pero correcto para la formación de los ciudadanos recientes con la intención de poder lograr la deseada consolidación nacional.
La educación primaria tendrá como instrumento privilegiado para su despliegue popular y también la ejecución de los proyectos de estudio elaborados de manera sistemática siguiendo un conjunto de técnicas de programación y planificación.
Entre 1950 y 1960, según Martínez Boom (1994), la educación colombiana (y muy indudablemente la educación sudamericana) encontró en la estructuración de proyectos y programas de estudio el núcleo de sus inquietudes. Aunque en la primera mitad del siglo se hablaba de proyectos y programas, éstos no eran el eje de reflexión y organización de la educación y la enseñanza.
De un modelo basado en conocimientos como la psicología infantil, la psicopatología, la higiene, la medicina escolar, etc., un grupo de instituciones como las huertas, los sitios de alimentación institucional, la Cruz Roja infantil y los campamentos de vacaciones pasarían gradualmente a un modelo diferente, cuyo propósito más general se centraba en la escolarización masiva y la currículum de la población en la visión del poder y las misiones propuestas por la novedosa estrategia de avance, un modelo apoyado en conocimientos como la planificación, la administración, la economía, la tecnología instruccional y didáctica.
El currículo es un hecho reciente en la historia didáctica del país y se relaciona con las alegaciones y prácticas de «avance» y «planificación» que provienen de los llamados países industrializados (principalmente de los Estados Unidos) a través del taylorismo (organización del trabajo científico), la «gestión» y los procesos de «capacitación» de origen anglosajón.
Entre los años 1960-1970, la Tecnología de Planificación Integral e Instrucción cobra validez. «El Planeamiento Integral de la Educación» fue el mecanismo elegido por la Carta de Punta del Este (1961) para poder adelantar misiones en América Latina. Se inscribió en las concepciones prácticas de la planificación popular destinadas a «disciplinar las fuerzas económicas a mayor o menor nivel».
De ahí la consideración dada a la evaluación recurrente. «El Enfoque Integral de la Educación es un desarrollo continuo y sistemático en el que se aplican y regulan los métodos de investigación popular, los principios y técnicas de la educación, la administración, la economía y las finanzas, con la participación y el acompañamiento de la opinión pública para asegurar una correcta educación de la población, con misiones y en determinadas etapas, facilitando a cada sujeto la realización de su potencial y su más eficaz contribución al progreso popular, cultural y económico del país.
En los años 70 se realizaron seminarios y proyectos sobre el tema de la Tecnología Didáctica. A pesar del uso indiscriminado de los términos tecnología didáctica y tecnología de instrucción durante todo el período 1968- 1975, se puede afirmar que, si bien la preocupación actual se centraba en los procesos de enseñanza-estudio y, por lo tanto, en el diseño de la instrucción y en la evaluación del estudio, la tecnología de instrucción era propia de estos años.
La tecnología de instrucción se caracterizó por: a) Introducción del enfoque sistémico para llevar a cabo el diseño, implementación, conducción y evaluación del desarrollo de la instrucción; b) Lugar de una estrecha relación entre los objetivos en el concepto de comportamiento y el análisis de la tarea, como etapa básica en el diseño de la instrucción; c) El objeto de la tecnología de la instrucción es la educación y la instrucción, también llamada desarrollo de la enseñanza-estudio, cuyo punto de referencia recurrente se basó en el llamado conductismo cognitivo de Gagné; d) Su propósito es editar el comportamiento de los estudiantes a través del estudio, por lo que la programación de la instrucción implica la evaluación como factor fundamental, en forma de revisión, medición y control persistente del desarrollo y de los resultados esperados.
En la década 1970-1980 se promueve en el país la Tecnología Didáctica y la Renovación Curricular (1975- 1984). «La implementación a gran escala de la tecnología didáctica propiamente dicha se inició en 1975, al tiempo que se llevó a cabo el Programa de Mejoramiento Cualitativo de la Educación, que sirvió de base para la reorganización del Ministerio de Educación en 1976, la organización del Sistema Educativo Nacional (Decreto 088) y la Reforma Curricular de 1978 (Decreto 1419). Este desarrollo, según Martínez (1994), duró hasta 1984 (fecha de emisión de los llamados «programas curriculares»)» .
Los elementos inherentes a la tecnología didáctica, en sus consideraciones en general, se definen como un desarrollo sistemático y razonado del análisis y la solución de problemas académicos. Cabe señalar que en esta concepción extensiva de la tecnología didáctica, el papel nucleante está en la transferencia al campo educativo de un «producto tecnológico»: el enfoque sistémico y sus instrumentos de acción.
La tecnología didáctica funciona en todos y cada uno de los escenarios del sistema educativo, pero fundamentalmente en aquellos inconvenientes académicos de orden macro, es decir, aquellos en los que la tecnología didáctica se convierte en «una utilidad eficiente para contribuir a detallar los objetivos que debe cumplir una reforma educativa».
Las desventajas académicas son complejas, pueden referirse al profesor, al desarrollo de la enseñanza-estudio o a otras relacionadas con la necesidad de modificar y fortalecer el sistema educativo. La clave para resolver estos problemas, como señala Velilla, se vio en el análisis de sistemas, un enfoque «utilizado para planificar y diseñar soluciones para cualquier tipo de trabajo completo». Como puede afirmarse, el ingrediente tecnológico de la tecnología didáctica está en la adopción de una forma precisa de asumir frente a los acontecimientos que tocan a la educación, traducida en formas concretas de metodologías, tácticas, técnicas y métodos.
Entre los años 80 y 90, más allá de la oposición de destacados círculos intelectuales del Movimiento Pedagógico, el Modelo Curricular sigue vigente durante esta década. El gobierno de César Gaviria (1990-1994) marcó el inicio, a la luz del nuevo orden mundial, de la Apertura Económica, que introdujo una serie de medidas económicas tributarias que afectaron a gran parte de la población, principalmente a los pequeños y medianos productores. En el ámbito de la educación, también se creó el Programa de Apertura Didáctica (PAE).
El PAE (elaborado según el modelo neoliberal de progreso, y según el Banco Mundial), trató de cubrir las 4 dimensiones: administrativa, financiera, cobertura y puntos de calidad. En lo administrativo tiende a desconcentrar las funciones a través de la municipalización, lo que significa bajar el compromiso de los costos de la educación con el Estado para que sean asumidos por los municipios, desarrollo que se viene realizando desde 1989 con las leyes 24 y 29.
En materia de financiamiento, el desmantelamiento de la participación estatal se ha acentuado con el desarrollo de la desconcentración de funciones y con la creciente privatización del área. En relación con la cobertura, se han fortalecido las acciones de expansión en función del logro de la cobertura total (zonas de mayor conflicto) y en relación con la calidad, se ha trabajado para aumentar la eficacia interna del sistema y reducir las tasas de deserción y repetición.
Desde 1990, con la Apertura Económica, Colombia ha comenzado a desarrollar la «Globalización» en todos y cada uno de los campos, y la educación no ha quedado al margen. Por ello, se inició un nuevo desarrollo de avance curricular apoyado en competencias en las instituciones técnicas, fundamentalmente en el SENA, que poco a poco fue llegando al resto de las instituciones educativas de orden superior o de educación básica.
El Ministerio de Educación Nacional también introdujo el modelo basado en las competencias en su programa académico. Habla de competencias básicas o en general (habilidades para el desempeño en el planeta de la vida y el trabajo, que las aceptan para cubrir, argumentar y resolver problemas tecnológicos, sociales y ambientales). Estas competencias están asociadas al nivel de exigencia en el entorno popular o laboral; competencias transversales o genéricas (hábitos asociados al desempeño laboral recurrentes a diferentes ocupaciones y ramas de la actividad productiva como: planificación, desarrollo, creación de información, etc.), y competencias específicas (permite desempeños y hábitos asociados a entendimientos técnicos, vinculados a una determinada función productiva).
El principal objetivo de este modelo basado en las competencias es formar personas con entendimientos, capacidades, habilidades y valores que son importantes y relevantes para el desempeño del trabajo y se centra en el desarrollo de aquellos elementos que se necesitan para ser un individuo competente. Se basa en métodos de enseñanza-estudio y evaluación, orientados a obtener resultados de desempeño observables; su composición curricular es creada por las Entidades de Rivalidad Laboral, las cuales son acordadas en la Mesa Sectorial por empresarios, trabajadores y expertos en el área ocupacional.
Desde otro apartado, Keimis mencionado por Magendzo relaciona los intereses presentes en las diferentes concepciones curriculares para comprender lo popular y lo cultural en la educación y la escolarización. Discute la teoría técnica del currículum y la teoría crítica del currículum.
Al referirse a la Teoría Técnica, el currículo se orienta a la identificación de las pretensiones educativas y curriculares por parte de la red social, que integraría el contexto del currículo. Contrariamente a esta línea, la Teoría Crítica del Currículo considera que las construcciones sociales se construyen por construcciones no equitativas y también irracionales que coaccionan las interpretaciones que se hacen del mundo entero, por lo que, el currículo desde este fantasma teórico, acepta el análisis de los procesos sociales desde la comprensión de las múltiples realidades y desde la perspectiva de cada sujeto.
Las tendencias contemporáneas en el plan de estudios y su consideración en la educación
Ciertas tendencias recientes en el currículo se ubican en la calidad de la educación para todos y cada uno, la descentralización curricular, la formación de sujetos democráticos, la definición del núcleo curricular, las revoluciones científico-técnicas y la administración del currículo. Con ello, la calidad de la educación con igualdad está en consonancia con los cambios de la civilización escolar, junto con la formación de sujetos reconocidos en su participación en el desarrollo educativo que se vincula activa, crítica y edificantemente a la sociedad.
La descentralización curricular es una parte de las opciones que se hacen desde diferentes escenarios para el desarrollo del currículo; el nivel de resolución del sistema educativo recae en los ministerios, comisiones de expertos y profesionales del orden nacional; otro nivel corresponde al nivel institucional con los directores de enseñanza, consejos de instructores y equipos técnicos pedagógicos del orden regional; y en las instituciones educativas, las opciones internas de la red social didáctica para proyectos, identidad institucional, ideas pedagógicas y administración didáctica.
La formación de un sujeto democrático forma parte del reconocimiento del alumno de cómo aprende, de esta manera así como de sus referencias de vida y de cómo la escuela crea una cultura democrática a partir de la apertura de la participación, los contenidos y las prácticas pedagógicas.
La definición del núcleo curricular se refiere a las áreas específicas para la formación de los estudiantes, es decir, aquellas experiencias que son vitales para la formación de «pretensiones de estudio», ciertas que son verdaderas como básicas – aquellas que un individuo necesita estudiar aunque no siga formándose – y otras que están relacionadas con los temas importantes de la sociedad.
La revolución científica y tecnológica se debe a los cambios en la tecnología, las telecomunicaciones, la internacionalización de los mercados y otros fenómenos económicos que plantean desafíos a la educación. La administración del currículo desde la reflexión política, pedagógica y organizativa, coloca a la escuela frente a la elasticidad curricular para la implementación de las creaciones y la integración de los diferentes estratos que tiene dentro de la red social didáctica.
Referencias:
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