El primero de diciembre me perdí en un reconocido centro comercial de Caracas. Por mas que lo intenté no conseguía la salida, que a la inversa funcionaba como entrada. Ni aun con los ojos bien abiertos pude ver más allá. Y soñé con la nieve, una bebida caliente y una lluvia de arepas. Me encontraba sumergido en mi fantasía cuando vi que tres hombres sospechosos avanzaron con prisa hacia la joyería. De pronto sobrevino un apagón anunciando el Apocalipsis por venir. Como yo no era policía ni vigilante privado, ignoré la situación y me dediqué a soñar con la transnacional de hamburguesas en aquella noche mala.
Vi temor en los rostros pálidos, de mujeres con deseos de maquillaje, y de hombres cuyas barbas querían disimular la desnutrición; chicas utilizando lentes al estilo Don Barriga o Carlos el Chacal, detrás de caras enjutas, esmirriadas y demacradas cual vacas flacas.
No querías navidad?
Acaso no soñaste con la pascua, o fue con el ascua?
Mira como estamos en el MAYOR ATOLLADERO…
Aun con todo lo malo, bueno es que llegue la navidad. Las remesas, los Dólares, los Euros, los Yuanes de Kinder. De la parte oriental del mall, aparecieron Los Tres Reyes Magos, ellos hacían magia porque ni un milagro nos podía salvar. Y otra vez la voz en mi cabeza:
Si, sigue allí, continúa rezando si eres de los Romanos que mataron al Judío carpintero, o si eres protestante formula tu oración, ni el alma aceptaría tal absurdo.
Esperas que del cielo caiga el pan de jamón, las hallacas, el panetone, algún juguete y algo de ropa.
Ebrio de auto-engaño y borracho de alegría artificial, donde la madera era plástico y el metal mercurio de gaseosas. Mientras bebo cervezas subsidiadas, al mismo tiempo me vi comiendo basura con los indigentes de la avenida Solano, estos, incursionaron por la parte de atrás sobornando al personal de seguridad con una miserable caja de cigarros.
Todo resultó muy confuso. Observé cosas, escuché locuras, saboreé dulces navideños como ajenjo. Luego de eso, la noticia:
El 24 de diciembre nació un niño, el redentor que venía a SALVARNOS. Niño feo ante ti NO me rindo, niño feo, NO eres tu mi líder opositor, tú, dialogando con el secuestrador. Los villancicos y aguinaldos en stereo por 66.6 FM, la maldita que nunca cierra.
LIBERTAD. ABAJO LA DICTADURA EN NAVIDAD.
Era un grafiti que alguien pintó con spray de color azul, muy cerca de los baños. Dicho mensaje irritó a los duendes desgraciados que de forma colectiva salen de la tienda de juguetes, ridícula-mente cambetos, caricaturas de vaqueros enanos, parecían botar espuma por la boca que se confundía con sus barbas. Entre murmullos y muecas demoniacas como de ataques epilépticos, avanzaron en reversa. Blandiendo sus bastones blancos torneados con cinta roja. Los mini-seres comenzaron a repartir bastonazos a todos los clientes del mall y vino a mi mente una escena donde el mesonero daba golpes en la cabeza a los clientes con el menú, en un restaurante muy loco y los clientes reían, al contrario de lo que sucedía aquí. Por mi parte sentí indignación, le grité a los vigilantes, en una arenga surrealista, pero estos fingieron demencia y actuaron como el convidado de piedra.
Al instante recordé algo, algo, algo…
Sabes hacer grafitis?
Decidí no responder, no respondí, no. Y lo miré con mi mejor cara de loco. El hombre sapo se retira, alejándose en la circunferencia perimétrica adyacente.
Como si nada, a la izquierda, hombres y mujeres a manera de mesoneros movían sillas y mesas para la gran bacanal.
Afuera, cohetones, petardos, silbadores, morteros, tumba-ranchos, recámaras, ralladores, traki-trakis, cebollitas, King Kong y Bin Laden se burlan de la contaminación sónica y de los perros toñecos y consentidos de la nueva era al no resistir los canes unos decibeles más de la cuenta.
Como futbolista, piernas locas Crane, El Corre Caminos, y Flash, un perro intentó orinar el arbolito de navidad. De inmediato y sin mediar palabra algúna, los oficiales de seguridad le caen a patas al pobre animal que al no ser de raza pura, se podía adivinar el origen del can, por ejemplo si se trataba de un YUSO callejero de Petare, La Silsa o Propatria. Falló la seguridad, de qué manera se mete un perro en un magno evento?
No era el jefe de seguridad, acaso, un teniente del ejército?
Me quedé quieto, cerca del baño. Bostezando. Soné que yo era un escritor mediocre, cuando ni siquiera había terminado el curso estúpido de mecanografía dictado por los militares.
OFERTAS NAVIDEÑAS.
No había aquí un negocio donde alquilaban computadoras para entrar a Internet?
Si. Dijo el hombre.
Y qué pasó?
Lo expropiaron.
Me tocó alejarme tan cerca de la nada que sentí como si caminara sobre juguetes, patines,. Pisando las uvas de la alegría falsa y tomando el vino del furor y el cocuy de la anestesia fugaz.
En aquel momento aciago encontré… familiares y amigos haciendo la gran cola del dragón que los había arrastrado como bambalinas quebradas.
Tal vez un televisor del reino del fuego?
Te apetece un celular subsidiado, robado o decente?
No respondió?
Recibiendo humillaciones por un trozo de pernil, entonces el cerdo no comerás y así no te manipularán.
Y el calor aumentó y aun así me negué a lanzarme en la piscina de ponche crema, no así en la piscina de cervezas que no aguanté la tentación.
Al diablo con tus engaños maldito. Bendito el que viene en el nombre de reaccionar.
Dopados, anestesiados, con el veneno ya confundido, no saben si lo que tomaron fue sangre o vino.
Con los ríos de sangre apareció el maldito San Nicolás que algunos hermanos inferiores llamaron: Santa Claus, y las gentes de magés que le conocían como Papá Noél. El viejo gordo como un cerdo, rojo como el diablo, barbas y bigotes blancos no de viejo sino de cocaína, se ofrecía como salvador de la navidad y en vez de campana en la mano derecha, sostenía un embudo. De una vez ordenó que todas las bambalinas fueran pintadas de rojo. También prohibió micrófonos de juguete, cámaras fotográficas y de video. También radios de verdad y de mentira. Felicitó a todos los camiones de bomberos por su color rojo, y ofreció camiones de bomberos de juguete para departamentos de bomberos de verdad. A la izquierda, tres duendes lisonjeros y fanatizados con el cerebro lavado al detergente programado, utilizaron una escalera roja para quitar y tirar la estrella dorada y en su lugar poner la estrella “nueva” de color… rojo.
Desgraciados, y mal nacidos corrían a tatuarse de “gratis” la cara de San Nicolás, en la frente, la mano derecha, en las nalgas, en los senos, etc, etc, etc… ni hablar del piercing de Santa en el glande y en el clítoris…
FIN DE MUNDO…
ALLÁ ESTÁN REGALANDO CERVEZAS…
Estampida de borrachos nihilistas de esos que decían la culpa es tuya, la culpa es mía, la culpa es de todos, menos de San Nicolás. Hijos de la gran ramera.
Tranquilo, calma, en algún momento esto va a explotar, aquí va a haber una explosión…
Si, una explosión, aunque sea de cotufas.
No se si es el polvo blanco que entraba por mis fosas nasales fungía como como huesos de muertos pidiendo justicia, calcinados en el olvido bajo nubes grises. No lo sé. O si se refería a la leche en polvo caída del cielo como maná engañoso y manipulador, bombardeado con cohetes y misiles, allá en lo mas bajo de lo alto, en las nubes de ciencia ficción barata y mala.
PROHIBIDO MORIR AQUÍ.
PERMITIDO VIVIR ALLÁ.
LUCHA VIRTUAL YA.
Quién escribía aquellos grafitis?
La resistencia.
Susurró una voz detrás de mí. Al principio creí que era el sapo anterior, pero resultó ser una rana blanca de la cual me enamoré a segunda vista.
Mi hígado full de licor, mi estómago como saco de boxeo. Vomité ranas y oí una gran voz que decía:
Quieres torta de chocolate? Vino? Cerveza? Hallaca?
Mira, sé que eres una gorda enana, así que no te presentes ante mi como una modelo de Paris.
No es mi culpa, que en tu sueño yo aparezca de esta forma. Disculpa si te molesté, sólo te estaba ofreciendo comida.
No me distraigas mujer, vete, sal de mi vista, demonio de sueño.
Y en una fracción de segundos el grito:
SOLDADOS COBARDES.
SOLDADOS GALLINAS.
SOLDADOS MALOS, LA HISTORIA LOS JUZGARÁ.
La vida les cobrará… en su ignominia.
San Nicolás bailaba entre carcajadas.
JO, JO, JO… nadie puede contra mí. El centro comercial es mío. Soy el dictador del mall. Nadie entra, nadie sale. Yo gordo y tu flaco. JO, JO, JO…
Como ladrón en la noche, llegaron ellos, con estruendo de cohetes, truenos de cañonazos, disparos a discreción, eran ellos, de sus fusiles salía fuego y humo…
Como si algo, a la derecha, hombres y mujeres a manera de artilleros movían sillas y mesas para la gran barricada.
SOLDADOS DE PLOMO.
SON LOS SOLDADOS DE PLOMO.
Que a punta de plomo intentaban derrocar al dictador navideño. La dictadura roja se tambaleaba como elefante en la cuerda floja. Con espíritu de miedo, el otro gordo pelón duende maléfico salió corriendo a esconderse, huyendo por su vida, la que no respetó de los demás. Fue y pidió ayuda por TIC-TOC, la aplicación de sus pesadillas.
ABAJO LA DICTADURA NAVIDEÑA.
ABAJO SAN NICOLÁS.
ABAJO SANTA CLAUS.
Cállate, en este sueño no hables Inglés.
Al ver que la situación era desfavorable y el sueño terminaba y la pesadilla agonizaba, San Nicolás huyó como rata de barco, escondiéndose en la tienda de juguetes tóxicos pintada al rojo vivo presintiendo su incendio.
Los soldaditos de plomo sacaron a San Nicolás de debajo de la mesa o escritorio, que en sentido espiritual, escatológico y fisiológico estaba al lado del baño.
Entre lágrimas de alegría los clientes fueron liberados de los depósitos del cine que funcionaron como cárceles, donde se les torturaba con videos y música de Bad Bunny.
Si, Santa Claus, Papá Noél o San Nicolás, alias el cerdo rojo, se veía muy asustado con rostro de becerro desorientado. Algunos duendes esbirros y torturadores huyeron por la izquierda y otros duendes fueron linchados por la multitud de clientes insatisfechos.
Final-mente San Nicolás fue acusado de secuestro en primer grado de ignorancia y brutalidad. Capturado por los VALIENTES SOLDADOS DE PLOMO.
Una vez juzgado y sentenciado. San Nicolás fue ahorcado a las doce de la medianoche.
Cuando desperté el reloj marcaba las 3:36 AM. Sólo fue un sueño que algún día sucederá…
FIN.