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«Existen extrañas coincidencias, irradiaciones, vestigios que pueden robar el sueño, o caminar en pos de la eternidad, así sea desde lo más mísero, desde lo que se suele ignorar, existen cartas que alguno puede haber escrito para no enviar jamás, trozos de constelaciones que se descuajan fuera de si, y pasan a formar parte del polvo de las estrellas. Alguien distante ofrece un diario, el diario de un hombre que ya no es, un trozo venal de su pasado, y no le importa a quién se lo ofrece, sino para descubrir a quién tiene enfrente, para armar los pedazos del ser que "intenta" o "cree" o "imagina" o "sueña" amar.... Y así seducido por las palabras da sus últimos pasos sobre el cadalso, lentamente la trampa se abre y el prisionero sonrie...»
Caracas, 29 de mayo de 2000
Anoche en sueños seguí conversando contigo (¿conmigo?), no sé, el caso es que te hallé muy inteligente, demasiado orgulloso y cínico, eso fue lo que captó mi subconsciente de ti (o de mí), no importa...Tienes miedo de querer, ¿te han herido?, lo que sí sé es que has herido y sabes hacerlo, vives en una soledad impermeable que le da miedo la otredad, pareces hijo único, por eso te pregunté si tenías hermanos. Me fascino contigo, pero te temo, esos cuestionamientos sobre la realidad aterran a cualquiera, he detenido mi mundo, estoy ahora escribiéndote (me), y no logro sacarte de la cabeza, sé que si te enteras me dejas, ¿cómo estarás tú?, te hace falta que te pongan mucho carácter, mucha fuerza, te den muchísimo amor. Me da miedo lo que imagino, me da pavor ésta sensación de la que estoy prendada, sé que eres mayor que yo ¿cuánto?, has vivido, se ve que has vivido, ¿eres real?, ¿te estarás fabricando?, ¿jugarás conmigo?, nunca me había sentido así, estoy indefensa ante mi misma, ante lo que de ti puedo esperar, ante lo que puedas hacerle a mi corazón que está lo suficientemente maltrecho como para comprometerse con un imposible, o para experimentar un macho juguetón. ¿Crees en el destino?. Eres un monstruo, sólo los monstruos ofrecen tanto placer y displacer. Me gustaría ver tus ojos, tus padres deben estar muertos o muy mayores. Te sentí cascarrabias, ¿qué pensarás de mí?, ¿qué idea te habrás formado?. A lo mejor todo esto que ahora enaltezco, no pasa de ser sólo una ilusión, una impresión, un día, muy intensos. En cualquier caso los poetas conservamos cierta forma de inocencia, que al dejarnos en la intemperie es también un escudo, nos protege. El tiempo dirá... ¿en qué piensas?.
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