En este número:

en la aduana una policía me obligó a deshacer totalmente mi morral

mujer ingrata, que no te conmueves con la sensibilidad del poeta

testigo soy de las crías que raudas al cielo huyen, mientras a mí, una parcela diminuta me recluye.

he medido los actos
que me separan del desespero
son treinta palos de aguzada realidad

esta labor se vuelve cansina cuando se usa un soplete gastado

No sé por que te cuento todo esto, quizás por que te veo venir, como que en ti no hay nada claro, no tienes deseos de trabajar

empezar
es
no ser
a veces

Finalmente pierdo la paciencia, no sirvo para esto
y opto por la salida fácil de despedirme
me lanzo por el camino que lleva a todas partes