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Ansiedad electrónica (Diario de Carolina)

Circula en cualquier sitio, se rumorean bastante, hay chips piratas, que sirve para cualquier cosa, por lo pronto, un tipo de chip que se comenta en el trabajo, en la peluquería, en la calle o cualquier sitio, es un chip que permite acceder a cualquier canal satélite de televisión sin pagar un puto duro, eso está bien. Los canales vías digitales, o satélites o no sé qué, con el mando a distancias bastantes gentes tienen ese chip pirata que acceden a diversos canales temáticos, ven un mogollón de partidos de fútbol y de los mejorcitos, y ven musicales por un tubo, o películas hasta la sopa, o sea, se torna interesante, y según el estado de ánimo le da por ver eso o aquello, muy bien. Hay gentes que venden chips piratas. Hay páginas webs donde proporcionan las claves secretas para fabricar o configurar esos chips, las grandes compañías que controlan el tema de los canalitos digitales se ponen manos a la cabeza, rasgan las vestiduras, claro, esas cosas son ilegales, hace poco salió una noticia de una gran redada policial, encima se lo montan a lo grande, interceptando grandes cantidades de chips, como si gran alijo de droga se tratara.

Eso da alegría en los tiempos que corren, piratas por todos los sitios.

Esos de los canales satélites: 24 horas de noticias, 24 horas de películas comerciales, 24 horas de películas pornos x o dobles x. 24 horas de partidos de fútbol. 24 horas de promoción turística de tal isla.. 24 horas de ese hombre del tiempo que no se calla. Así sucesivamente, andamos 24 horas en todo y andamos temáticos en todo.

Estamos en tiempos de tarjetas, y de teléfonos móviles. Sobre los teléfonos móviles hablan de generaciones, la primera generación es anticuada, la segunda generación es lo bueno, o será la tercera. Y los adolescentes el que no lleve teléfonos móviles andan desorientado y anticuado, lo suyo es tener un teléfono móvil, no importa para qué sirve, siempre hay llamada, del primo o de la novia o del dentista o de la mama o del abuelo, es muy útil el teléfono móvil por cierto. Y si entras en un Ciberbar vemos adolescentes con auriculares como si navegaran aviones, más que navegar ando perdida, se trata de controlar aviones, de conducir aviones o qué, no importa, hay comunicación entre ellos, aunque no se entienda, pero dicen cosas, que este muñeco acá pega patada, y juegan a cualquier cosa, un tipo de juego virtual muy sofisticado, y complicado, habría que aprender a ser aviador, o controlador aéreo para manejar esos artefactos, y los teléfonos suenan siempre, siempre suenan.

No sé por qué veo a todos los adolescentes iguales, igual vestimenta, con sus teléfonos móviles, ando algo desorientada, y anticuada a mis cerca de treinta años, o sea, los veo como chinos, no sé distinguir a los chinos, habría que estar muy en contacto con los chinos para distinguir a un chino de otro.

Entonces me adapto a esa mentalidad y digo ayer estuve en la noche temática o parque temático y vi una película doble equis y mandé tales emoticones y no tengo la tarjeta cargada y tengo un teléfono de ese que dice la propaganda que te concede deseos y sale una mujer vestida de Caperucita, un teléfono móvil color rojo y cosas así. Y si jugaste en el Ciberbar ese juego de dar patadas al otro. Y cosas así, insisto.

Esto parecería literatura basura, que no respeta la gramática, y como tal, reflejo ciertas experiencias diarias, mandé tres raciones de emoticones y me devolvieron la mitad de emoticones, los emoticones son caritas o tristes o alegres o regular de estado de ánimo, esos son emoticones que se parecen a las pirulas, a las pastillas esas, que llevan incrustadas unos dibujitos de los más majos, la Dirección General del asunto de las drogas están alarmados, cantidades ingentes de drogas en forma de pastillas circulan entre los adolescentes/jóvenes y cosas así, y los gramáticos se asustan del nuevo lenguaje que surgen en esos lugares de adolescentes y cosas así, lo juro, no entiendo nada, no sé ceñirme demasiado a diversas conversaciones entre adolescentes. A veces no distinguimos la realidad de lo virtual. Solamente faltarían platillos volantes.

Mi diario, mi puto diario, palabras tras palabras, ya no sé que digo. Los niños con unos juegos electrónicos que manejan con las manos, no sé cómo se llama eso, son como pequeñas cajitas y tienen pantallas y salen cosas para jugar, yo qué sé.

24 Horas Atención al Cliente. 24 Horas Defensa del Animal. 24 Horas Servicios Rápidos de Hamburguesas y Pizzas. Me faltaría decir 24 Horas de Olvido de la Realidad.

Es divertido todo, da emoción a la vida, los piratas informáticos, o los virus informáticos, y los gadgets (monstruitos de los tiempos que corren, objetos para jugar muchas veces electrónicos), y cosas así. Claro, se configura una nueva manera de pensar, pensaremos electrónicamente, le diré al sexo contrario que le quiero en forma de emoticones. A veces cuando escribimos hablamos en boca de otros, las palabras vienen, y claro, me vienen eso.

Uno si no conoce el idioma habría que asistir a un Curso Acelerado del Nuevo Lenguaje a Través del Ordenador. Y así podríamos ahorrar palabras, y hablar en un idioma universal, una especie de Esperanto Electrónico. Si podría titularlo así. Consultaré en el Canal Temático sobre Internet sobre cómo intercomunicarnos y crear páginas webs, cómo chatear convenientemente a la velocidad de vértigo sin necesidad de utilizar adjetivos ni verbos ni pronombres ni artículos ni preposiciones ni nada, solamente con determinados emoticones y determinadas letras son suficientes para intercomunicarse en plan electrónico, y aprender a ser pacientes frente a los insultos virtuales. El perro robot hace cagadas y pis en la calle para mayor gloria de los niños, para que sepan que se parece a un perro auténtico. Bueno, no sé por qué escribo eso, probablemente por que a parte de todo eso que he visto un adolescente vecino no paraba de hablarme tal como he ido reflejando en este diario, que él tiene un ``chip pirata´´ y que ha visto diversos canales satélites y que acaba de chatear con su novia y en ese momento no paraba de sonar su teléfono móvil minúsculo color rojo y que me decía que acaba de salir de un ciberbar y que estuvo jugando con personajes virtuales que no paraban de pegar patadas a los otros y... Un modo de reflejar mi situación diaria y los acontecimientos diarios. Constato. Insisto, constato. No sé si reflejo más o menos la realidad, pero me viene así.

Tengo ansiedad electrónica.


 

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