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...Chico... hablando de relaciones... o proscrita nuevamente

-Yadelcy Hamber Machado
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    ¡Sí vale!... hablando de relaciones, tengo mucho por aportar. Hace cuatro meses, armé una buena perorata al respecto, y después guardé silencio al verme perdida en un laberinto. Embrollada noté mi capacidad para hacer planteamientos veraces sobre lo querido en pareja pero sin logro concreto en asuntos de par... ¿proscrita? Pues si, sinceramente me siento excluida de ese mundo. Por ello es el doble título de esta disertación.

    Cuando me siento inspirada, y aferrada a mi nube rosa de amor volador, luzco iluminada al traducir mis íntimos anhelos respecto a una pareja. Escribo largos coloquios sobre como propiciar la energía relacional, la forma en que he transformado internamente aspectos de mi ser a fin de dar cabida a una “pareja”, el modo como me gustaría ser abordada; lo que quiero ver manifestado en una relación, lo buscado por mí en ella y además lo dispuesto a aportar a la misma.

    Y entonces ¿por qué atraigo a personas que no me agradan lo suficiente como para “empatarme” con ellos y los que me gustan no me prestan la mínima atención?. O queriéndolo así, ¿evitan mostrar él mínimo interés en confirmar esas tendencias conmigo?.

    ¿Dónde esta el meollo del asunto? ¿Por qué hay parejas formalmente constituidas “disfrutando” de la vida relacional y a mí me cuesta tanto establecer esas direcciones en mi vida?

    Me considero medianamente atractiva, delgada, alta. Muestro un amoroso cuido externo consciente. Mi actitud es disponible sin ansiedad, porque no me siento así y por ultimo no pido matrimonio sino un rico y espléndido empate revolcoso.

    No coincido con las afirmaciones de que “no hay hombres”, porque tengo varios amigos y que todos son gays, porque me relaciono con algunos que no lo son (¡o por lo menos yo lo creo así!).

    ¿Entonces?

    Respiro profundamente y exhalo... he trajinado mucho en ese aspecto y no me considero afortunada en esas lides. Aprendí, por las duras no relacionarme con hombres comprometidos (casados, curas, etc). Luego de muchas lagrimas entendí lo inconveniente de andar detrás de ellos rogándoles o invitándolos pues se sienten perseguidos y una luce como hambrienta y aún no he llegado a ese escalón tan abajo.

    Pero aún deseo divertirme en los asuntos de dúos. La vida para mí es muy hermosa y la disfruto sinceramente. Me siento capaz de resolver mis propios problemas y mantenerme sin depender de otras personas. Siento que ningún hombre podría temer que yo sea el desequilibrio de su cuenta bancaria, soy totalmente contraria a los comentarios cotidianamente escuchados por allí, de las consabidas cuaimas de “oblígalo a que te mantenga”.

    Mi intención es compartir presencias, tanto él, en mi vida, como la mía en su vida y conjugar en plural. ¿Es eso tan complicado?.

    Admito mi temor al compromiso y lo he planteado infinidad de veces ante los posibles sujetos... ¡realmente amigos!. Desde el escalón de la amistad puedes disfrutar de la belleza de tratar a alguien y es un terreno prospero para sembrarlo con todo. Desde allí me resulta más fácil.

    Quizás sea muy mental. Defecto achacado frecuentemente a las geminianas como yo. Pero también he aprendido a sentir, experimentar mi ser desde las emociones, comprendiendo su poder y tomando lo mejor de ellas. He asimilado el valor del equilibrio y lo poderoso de las decisiones tomadas como producto de una coherencia interna.

    ¡Pero la pareja sigue sin manifestarse!... ¡coño!.

    Algún amigo comento alguna vez, ¿qué harías si no llega?... ello también lo he reflexionado... decidiría irme a un convento monástico con vista al mar dispuesta a escribir hasta el final de mis días, procurando llorar lo más tranquila durante el premenstrual. Y dedicarme a una causa de salvamento de niños de la calle para saciar mis anhelos maternos. Un espectáculo triste pero coherente.

    A lo mejor ustedes dirán... -pero ella, lo que esta es desesperada y por ello los tipos se corren... -podría ser o no cierto. De verdad no luzco así. Mi intención ha sido erradicar la ansiedad y de allí la libertad de que mis actos sean producto de una quietud interna. He madurado. Lo quiero todo desde el ser de paz. No en la angustia ansiosa del miedo a la soledad.

    ¡¡¡¡Ahhh!!!!... también trascendí eso. Amo la soledad, ya no le temo. Me gusta disfrutar con los otros desde mi complitud interna, debido a que por fin entendí que no existe nadie fuera de mí con la posibilidad de completarme de ninguna manera. Me siento total y quiero alguien complementándome, remedando a un amigo y confiando en la capacidad de entender la diferencia.

    Te explico, lo complementario lo entendemos con el ejemplo de esas maquinarias donde cada engranaje funciona a cabalidad en su espacio propicio, generando el movimiento posible para que el resto del aparato siga con su funcionamiento. Es lo encajado en el otro, sin perder su esencia ni buscar llenar vacíos internos. Es lo extra, sumado y agregado; un adorno de una realidad total.

    ¿Ves?... ¡¡¡¡estoy clarita!!!!... iluminada y ubicada... pero no hay una pareja en mi vida con quien compartir esta creencia.

    Resta hacer una “regresión en el tiempo” para comprender si fui una mala mujer o un peor hombre en la anterior vida y un tratamiento de constelaciones familiares por pura curiosidad para entender mi actual situación de pareja.

    Quizás sea cuestión de tiempo. Suelo no entender los estadios precedentes a la manifestación de la vida, su plenitud. Me ha sucedido millones de veces... camino al logro y eso ha estado repleto de quejas, preocupación excesiva, y refunfuños... al llegar al resultado me ha correspondido tragar mis palabras. El tiempo creativo no es ni parecido al tiempo humano. Es de diferente calibre.

    Despreocuparme, es mi cotidiana costumbre. Soltar, me resulta. Mi petición es clara y manifiesta al universo, libero todo el asunto de la no-confianza; lo desprendo de cualquier energía diferente a la calma confiada, en la certeza de que eso está por llegar. Y sin nombre y sin rostro sé, esa pareja va a presentarse ante mí en su momento propicio y yo me abro a recibirla.

    He asimilado, entonces, lo conveniente de caminar ese trecho distraída, mas bien confiada, en equilibrio y muy entretenida con el paisaje, mis escritos, la continua revisión interna y el sentirme feliz y a gusto conmigo misma en todo momento.

    ¡Estoy segura!, Nada tenga por hacer internamente para lograrlo. Es probable haya cesado el tiempo de elaborar y comience a SER. Es muy posible todo muy bien dentro de mí y sea conveniente dejar de juzgar como molesto mi accionar y empiece a disfrutar (como lo hago) de mi realidad, las amistades, mis deseos de escribir profesionalmente y lograr el desarrollo del potencial interno al máximo y experimentarme con todos los seres conocidos por el camino, ya que si entre ellos está mi futura pareja, mi corazón y estomago, él y ustedes lo sabrán de primera mano.




    Para concluir... ¿Te has sentido como lo he expuesto en estas líneas? ¿O ha sido más sencillo? ¿Sientes verdaderos deseos de conjugar en plural o eres de aquellos a quienes eso les importa poco o te escondes detrás de trabajos muy ocupados, miedos y egos pocos transitables? Tus respuestas (si quieres compartirlas) me interesan y puedes comunicarte conmigo a través del foro o del correo [email protected].






   

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