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Crónicas de Esquinero: Al Árbol debemos solicito amor


-Adán Fulano
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Sé fiel hasta la muerte.

Apocalipsis, 2.10



    Entiendo tu ausencia, no aguantabas tanto árbol plástico o natural desmembrado bajo el pretexto de regalo en la esquina segura del orine del perro. Sé que al olor de hallaca y familia unida le costará entender a las que nacen como tú, distintas, pero la moda de este Diciembre, que es adornar los árboles de Navidad con pirámides, te mataría de esofaguitis en un seis por ocho, mientras ellas, inmutadas, apuntarían al final del universo como tú.

    Lo anterior fue solo un preámbulo, sabes que mis comienzos no los entiende nadie. Pronto saldré de viaje, pero no digas nada, quiero mantenerlo en secreto hasta que se confirme, iré a ese sitio que tu siempre has sospechado, en el que no me espera nadie pero estoy seguro la pasare mejor que aquí, tengo ya una agenda de cosas por hacer, esto es, estoy lleno de nada desde que no estas y mi destino se quedó atrapado aquel día en que me juraste un “hasta mañana” que no llega y no sé sí llegará.

    Encontré revuelto entre mis cosas el último poema que te escribí:

“... Beso tu pezón,
Leo el mapa del universo con mi lengua
Mi saliva es lluvia que lubrica tus montañas.

Mujer pezón besado, erectas las puntas de mis lenguas,
En Latín, griego y arameo digo:
Soy el arquetipo de un hombre enamorado,
Que no sabe palabra para tus pechos.

Sacando punta a tus tetas entiendo que,
Papila es poro, sudor es lengua,
Tu carro es pequeño para el sexo que nos vuela,
Tus sienes no aguantan la torcedura de tus ojos,
Mordisquear suave y fuerte tu ego hecho seno,
Todo indica que mañana amanecerás
Enferma de amarme y eso no se cura.

Nada te salvará ya de los psicopáticos que llevo dentro,
Conjuros de labios salivasdienteslenguasroces,
Volveré a uno de tus pezones y al otro y me equivocaré
Y comenzaré y repetiré y saltaré al cuello
Y luego al vacío del valle de tu ombligo,
Soy una fuente inagotable y eterna de saliva que te ama...”


    Recordé aquella vez que salimos a comer sopa de gallina y terminamos en la esquina de tu boca burlándonos del mundo que tanto se ha burlado de nosotros, sin darme cuenta que ahora vendrá esta fiesta decembrina y la gaita atormentando y la gente atormentada y los más malandros tumbando carteras y quincenas y los más pendejos heridos de fiestas y tú seguramente continúes en ese país donde te exiliaste de nosotros y no te pueda decir: ¡Feliz Navidad, que bello tu árbolito!

    Como ves, las tradiciones nos han socavado los intereses del alma, el último libro que estoy leyendo es la Biblia, para decir como Ruben “... A ver sí encuentro respuestas antes de la hora en que yo muera...” Léete Salsa y control de José Roberto Duque que el pana “Pratt” me lo regaló de cumpleaños y me hizo llorar la noche “Fría que pasé esperándote”, te lo prestaría, hasta te lo leería, pero esta terquedad tuya de morirte de mi abrazo y no contestarme ni el saludo me tiene y tendrá sin pascua, ya vez, hasta el fin de año cristiano resulta una mala idea si no estas tú, quien quiera que seas.



   




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