Every Clubbing soul


Le conté a O y me dijo que lo escribiera y me cedió su espacio. Le dije que no sabía nada de música o escritura y me dijo que no me preocupara, que todo el mundo perdona que un fotógrafo eche un cuento. Sólo por eso escribo.

Hace cosa de un mes vi un video, entre dormido y despierto, que me espantó el sueño a las 2 y media de la mañana. Era el “Frontier Psychiatrist” de The Avalanches. Sencillamente era una vaina demasiado volada como para haber sido hecha por humanos. La música era lo que vendría a ser un par de DJ´s contrapunteando, con batería, bajo y guitarra en vez de arpa, cuatro y maracas, y las imágenes daban la impresión de que los tipos eran los Monthy Pytons metidos a músicos. Una tortuga con cabeza humana, un par de Psiquiátras insultándose, un duelo vaquero al fondo, junto a las trompetas, con cortinas de salón al fondo. Una paloma del tamaño del pollo Maggi corriendo por el escenario y una viejita tocando la batería. Eso bastó para conectar con los dedos temblorosos la computadora y comerme las uñas mientras audiogalaxy me enviaba la canción.

En los días siguientes seguí buscando cosas del grupito.

Australianos, de Melbourne, habían tocado en varios festivales importantes en el verano (entre otros el Benicassim de España y el Pukkelpop de Bélgica, junto a Red Snapper). Venían precedidos por un álbum debut tan exitoso como el primer trabajo de Groove Armada, se encontraban de gira y el mes siguiente pasarían cerca, no como banda, sino como un DJ set. Una discoteca en Gent. Eso, para un fotógrafo significa fotos de la banda. La seguridad en las discotecas está menos pendiente de las cámaras que los teatros. Y como la gente se mueve más y se acerca menos a la tarima, se pueden hacer buenos acercamientos y exposiciones largas sin que lo golpeen a uno y la foto se vuelva un asco. Ya un trípode es para profesionales. Yo, amateur hasta la muerte.

Las budgies, Dymps y Mireia, tras buscar el Culture Club (y encontrarlo demasiado temprano), que en la página que anunciaba la gira (www.bigmouth.co.uk) aparecia como Royal Club, y que al final eran el mismo sitio, me llevaron a tomarnos una merengada de Bailey´s en un bar irlandés y me preparaban porque “we were going to find every clubbing soul in flanders”. Qué buena la merengada.

Se hicieron las diez y nos lanzamos a la rumba. El Culture Club es grande. Tiene 2 ambientes que casi no están separados, pero que son completamente distintos. Desde la sala pequeña, a través de una lámina acrílica, se veía casi vacía la sala grande. Unas bebidas amenizaban la espera. Flores se abren en la pantalla gigante. Cuatro platos esperan a los DJ´s de The Avalanches, mientras los residentes se limitan a poner un tema tras otro en el mismo aire electrojazz de Buscemi o St. Germain. El local se va llenando y las chicas se levantan del sillón rojo del primer salón.

Las flores se van de la pantalla y un minero gordo hace su mejor esfuerzo por seguir los pasos de dos bailarinas tipo Geri Halliwell en It´s raining men, aleluya. Se trata del video de Since I left you que anuncia la llegada de las estrellas. Desde atrás, donde estamos nosotros, el toque es un desastre. Suenan interrumpidamente mariachis, polkas, vallenatos. Un vals que unas babyfreaks bailan en medio de la pista. Ruidosos scratches unen beats irreconciliables. Mireia se empieza a ladillar, Dymps siempre se mantiene calmada. El instinto me lleva al frente y abriéndome espacio entre el gentío el sonido se hace más claro. Mientras más cerca estoy de la tarima, hay menos gente indiferente o bailando y más gente boquiabierta. Las budgies tenían que ver eso, así que las busqué.

Nos instalamos en primera fila. Nuestros vasos ocupaban la misma mesa que los tocadiscos. El intro, esa amalgama de ruidos, era una demostración de las habilidades de DJ Dexter, luego vendría la fiesta. Con perfecta fluidez la música va de Billy Jean de Michael Jackson a music:response de los Chemical Brothers. Un grito de Axl Rose termina el intro de Welcome to the jungle y da paso a Underworld.

Ya no hay un alma que no baile y yo tomo foto tras otra, sin flash por lo de la ilegalidad. Pero quedaba poco en el rollo, así que regresé a bailar con las muchachas. El fotógrafo del local tenía al menos dos flashes y encandilaba con cada foto. Le pregunté si me podía vender un rollo y pensó que yo era el fotógrafo oficial de la banda y dejé que lo creyera. Me regaló uno de 800 ASA y me dio permiso de tomar fotos desde el espacio de los DJ´s residentes. Y por supuesto, pude usar el flash sin remordimientos.

“That boy needs therapy” se oía detrás de los temas, tímidamente, pero por más que todos invocáramos música propia, sólo sonó el “Since I left you”, quizás por hacer un poco de caso al video que se repitió durante las dos horas de scratches, risas, bailes y exposiciones largas en tonos violetas y rojizos que pocas veces fueron interrumpidos por codazos o brincos mal dados.


Fotos: Roland Devereaux.






   
     


Dato del mes

El dato del mes de Enero es el tema “Frontier Psychiatrist”, de The Avalanches. Las razones, primero, porque apenas conseguí la canción estuve agitando la nuca ininterrumpidamente por tres semanas y segundo, porque un contrapunteo de DJ´s tan bueno no se encuentra a cada rato. Ahí les dejo esa.

 




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