¡La Guaira!
¡A dos años de la tragedia más terrible que ha vivido!

Pensar en La Guaira era asociar ideas de sol y playas, los pensamientos volaban hacia Los Caracas, Macuto, Caribe, Los Corales, Naiguatá, Los Cocos, Los Ángeles, Camurí; restaurarse en “El Pobre Juan” o “El Rey del Pescado Frito”, y refrescarse con una buena cocada, o simplemente un paseo a la playa o la culminación de una “rumba” amaneciendo en una de las hermosas playas del litoral central.

¡Ideas y pensamientos de pronto se vieron derrumbados justo en momentos de esperanza, amor y fe! Es cierto que en este mundo no hay sino vida, pero por momentos la misma vida se asemeja a la muerte. ¿Será la muerte vida? Pero . . . ¿Dónde está la vida después de la desolación que dejó la presencia del averno en La Guaira en vísperas de la navidad de 1999? ¡Hermosos atardeceres y auroras espléndidas fueron borrados de pronto de las mentes a la par que las víctimas aún no contadas!

Si, como se afirma, la muerte es vida, aún la semilla no ha germinado en La Guaira.

Salustio dijo que “No es tormento la muerte, sino el fin de los tormentos”. Pero eso puede estar bien para los que “cambian de residencia”, mas para quienes viven no comparten la idea de vivir en tormento.

En este número:

Expuestos a los ojos de todos
en el ataúd espeso

la mano deja la frente y baja un tanto, pulgar e índice aprisionan lo alto de la nariz mientras cierra los ojos

A cada instante creo estar a punto de empezar a escuchar el pavoroso aullido de la Sayona

Cerca del puerto comenzó el horror, con el primer río desbordado

Con cenizas en la lengua
con sal en lo hondo
con palabras mutiladas

Gracias a Medusa por las imágenes de este número