El segundo asesino

                    La inolvidable, antes de abandonarme -o
suicidarse, es lo mismo y acaso sea yo quien haya parti-
do-, escribió que era inútil amar a un segundo asesino.

                    Bastisobraba el primero; el arco de la
muerte es único, perfecto, fugaz. Y esa bala que recorrió
el aire, cantando como un planeta, no tenía compara-
ción.

                    A lo insecto sobre esfera bellamente re-
dondeada, el disparo rueda hasta las sienes; ocurre, en
castilelte de naipes, el derrumbe; y tal es -o pudiera ser-
un imposible final.

                    El cuerpo se desploma; nadie pregunta
qué mono grotesco malsacudió las cuerdas. Pero mis
brillantes estudios de criminología se reducen a un acto
de matar y el odio, complemento del amor, convierte en
águila de dos cabezas al sentimiento.

                    Así, derrocando olvidos, me hago asesino;
pero llego un segundo tarde, un segundo apenas; medio
latido del irreversible reloj y, para siempre, yacen perdi-
dos los reinos bajo un manto de cristal.

                    Amarme es ignorarme. Acuérdate, sombra
mía, corazón mío, tan ajena lluvia: en tu vida habrá un
sueño, un segundo asesino, imposible olvidar.

-Elmer Szabó

   
     



Test para espías metafísicos

Repetir cuatro
palabras iguales
de suerte que ninguna
se asemeje a las
restantes.

La casualidad,
de modo alguno
podrá ser invocada.

-Elmer Szabó

   
 
 
 



 
 
 

¿Cómo verá el mundo un poeta-detective? ¿Cuál de las dos versiones le hablará en sus sueños? Un detective que es poeta, oriundo de Transilvania tiene que quedarse a vivir en Caracas, esta ciudad que está tan cercana siempre del verso o el disparo.

Hace un par de años le pregunté a una alumna llamada Trilce Szabó si era familiar del poeta Elmer. La clase siguiente se apareció con un poemario de su padre autografiado. He pensado cómo sería la mejor manera de rendirle homenaje a los regalos en forma de poemas que nos dejó. Pienso que no hay mayor homenaje a este hombre que dedicó su vida a cazar ladrones e imágenes que robarle un verso.



Asesinada de tres disparos bailarina del Ballet de Georgia

El hecho ocurrió luego de la función que la compañía artística
presentó en el Teatro Juárez. Gvantsa Sherguelashvili, de 21 años de edad,
su esposo y 2 compañeros regresaban de una arepera cuando fueron interceptados
por 3 antisociales que los despojaron de sus pertenencias.
A la joven la mataron cuando fue presa de los nervios e intentó correr
-Diario El Nacional, 11 de agosto de 2001

la anatomía de un lugar demasiado gris
y otras conchas marinas
que aparecen en la marea de los sueños
se desviste como moneda fría
su piel
una luna demasiado llena quizás
un castillo de arena echo de opciones
el trineo de San Nicolás
paseándose por su vagina

la bailarina de un cuento ruso
anticipa la lengua de una bala
una almohada acostada como foca
tiembla en la noche caribeña
me reviso los bolsillos
buscando una verdad

hoy los poetas de mi tierra
se mudan al fondo del mar
llueven versos con sabor a mostaza
con olor a umbral
por los ríos de esta carretera
por la anatomía de este llanto
lleno de piedras

 



A Elmer Szabó

Próxima a una muerte
tonante
si logro burlarla
hacia dónde iré
¿con quién?
¿seré la misma?
¿seré la misma?
¿seré la otra desafiante?
vértigo que escalona la palmera
tiñe de verde el papelón
hace que el caballo sea esta vez la vaca
la amiga vacuna que exorciza
que ata con pañuelos el asfalto tras una reja de miedo
y tanta cicatriz como arrugas en la piel
pistas de mérito
un amigo me da su dirección en el cementerio
me dice visítame estaré esperándote
saluda mi esqueleto



-Ximena Benítez Vargas, de “Temporales”

 
 







Noche de Amor


el que cuenta como pulgas
una a una sus muertes
pide a la bienamada
una noche de amor

para felicidad final
ella se niega
él muere feliz
después de (quizás)
(por ejemplo) (pese a)
una noche de amor

-Elmer Szabó





VI

tú que la desconoces
enséñame la ternura

así malflote a tu diestra
sombra de mediodía
perramente

el caserón gime
entre mágicos esplendores
y abandonos

enséñame el olvido
el más simple de las artes

-Elmer Szabó, de "Melancópolis"











Responso:
            A la memoria de Oswaldo Trejo
            antiguo policía, escritor perenne

Pasaste de la noche a la noche
corazón salpicado de grises
que devora una aurora inv ( f ) enal

encandila el vacío
y cada objeto denuncia
tristezas abatidas

(alguien almuerza) (suenan
cuchillos contra la mesa)
(se telegrafía la sombra)

marco números al azar... nadie
responde --- el metal crepita
... muerto ---- siempre --- muerto

como la leche duermes
con tus antepasados
en las montañas del Hades

restan pesadillas pesadumbres
y un oscuro silencio
así amanece la eternidad

-Elmer Szabó, de “Diestraviento”