El legado de Irmgard Maurer
Gotan Project / Matthew Herbert Big Band
Yo conocí a Irmgard Maurer hace cinco años, mientras hacíamos una pasantía en Caracas. Ella sólo estaría un mes y medio en Venezuela y como yo era el más nuevo, me ordenaron ser su guía oficial, cargo que acepté con humildad, consciente del sacrificio que representa para un maracayero llevar a una rubita bellísima de una playa a una fiesta y viceversa.
De esa manera nos hicimos tan amigos que aún hoy día, aunque pasemos meses sin vernos u oirnos, hablamos y es siempre la misma emoción y nos vamos de parranda y es la misma alegría. A ella va dedicado este artículo.
La dedicatoria no se debe a lo bella que es. No se debe al estilazo con el que se viste, al buen humor que la caracteriza o a la claridad de mente con la que expresa sus ideas. A eso se debe la profunda amistad que le profeso y que tengo la suerte de recibir de vuelta. La dedicatoria se debe a que mucha de la música que me ha deleitado (y más de una vez me ha salvado de la depresión) entró en mi vida gracias a ella. Es además un intercambio cultural perfecto, porque una de sus bandas favoritas es Los Amigos Invisibles y más de una fiesta bávara ha tenido el New sound of the venezuelan gozadera como soundtrack. Por mi lado, empecé a recibir música de ella al año de su partida, con la llegada de Caroline Hunds, quien quizas algún día reciba de mi parte una historia. Caro fue la mensajera de una caja de CD's quemaos que contenian toda clase de locuras, desde Moloko hasta el rap alemán de Thomas D y los Fantastischen vier. Al rato de recibirlos, empezaba a identificar la música por todos lados. A veces sentía que ese nuevo filtro que me permitía oir cosas que siempre estuvieron ahí y no vi era como si ella fuera una pitonisa que se adelantara a que, por ejemplo, Thomas D. apareciera junto a Franka Potente en el soundtrack de Lola Rennt.
Cuando empecé a vivir en Bélgica recibí su visita. Ella de acá se llevó la movida afrobeat de Antwerpen (de la cual también vendrá un dossier pronto). Yo, a cambio, recibí de ella los beats melancólicos de Goldfrapp, la sensualidad de Gotan Project y el sobrio jazz de Matthew Herbert, esa vez camuflajeado bajo el pseudónimo de Dr. Rockitt.
De la Goldfrapp ya hablamos hace rato [clic]. Lo que nos ocupa hoy es el profesionalismo en escena y la manera excepcional de actualizar los géneros de siempre que resumen la escencia de Gotan y Herbert.
Es además una pena que cada vez que la llamo para agradecerle seguir mostrándome el camino, ella me repite que Munich es un pueblo, que se va a mudar a Amberes, porque las vainas buenas ignoran olímpicamente Bavaria.
Lo que ella aún no entiende (o le da lo mismo, que suele ser el caso) es que Amberes es un pueblo también, pero Bélgica es tan pequeña, que donde sea que toque un grupo termina siendo un lugar vecino, mientras que si Radiohead toca en Berlín, desde Munich eso se traduce en un viaje de fin de semana.
Así, no en Amberes sino en Lovaina y en Bruselas, puede uno ver las sombras de Gotan Project detrás de un gran telón o pantalla de cine en la que también se proyectan imágenes de bailarines de tango. Las siluetas de Phillippe Cohen Solal y Christophe H. Muller están arriba, en la cónsola, con la sección electrónica de la banda. Abajo esta Edouardo Marakoff, liderando un comando de virtuosos con su guitarra gaucha. Gotan sabe de arrabal y de como montar una fiesta. empiezan bandoneón, violín, piano y guitarra en mano, con un poco de lo que entre el público los conocedores dirán, con facciones estiradas, "oye, que buen world music". Una voz femenina que a mí no me gusta mucho, pero que Daniel Pradilla tripea que jode complementa el sabor argentino que indiferentemente puebla plazas, teatros o festivales desde hace un par de anios, como parte de una gira que parece no terminar nunca y que eventualmente ojalá toque Munich.
El tango va mutando poco a poco por la presencia de un beat. El telón cae, el bassline de la milonga de amor se acentúa y un par de bailarines entran en escena. A ratos una voz de fondo enumera influencias: Castillo, Troglio, Piazzola, Kruder, Dorfmeister, Pugliese, Thievery Corporation. Es la revancha del tango.
Hay una emoción que no puedo describir que precede el comienzo de Tríptico. Los artefactos electrónicos se silencian y los virtuosos se destacan en el podio, solos de piano, bandoneón y violín, y la guitarra los arma con el par de notas del tema real. Casi no nos damos cuenta de cuando deja de ser tango y cuando empieza el ambiente de club. La gente se descubre a si misma bailando sin haber tenido la intención.
Me intriga sin embargo como puede terminar un concierto de Gotan project. Nunca he podido verlos desaparecer del escenario, debido a uno u otro último tren que debo tomar.
A The Mattew Herbert Big Band si los pude ver de inicio a fin, en Gante, en el marco de un festival de jazz. Ya US3, Kruder & Dorfmeister, St. Germain, Koop y un gentío más han intentado renovar distintas variantes del jazz haciendo uso de los milagrosos altares en los que se han convertido las cónsolas y los sintetizadores. Pero hasta ahora sólo habia oído renovaciones rockanroleras de la música de Big Bands. Desde Brian Setzer hasta Tokyo Ska Paradise Orchestra, pasando de puntillas por el mambo a la americana, miles de variantes del Big Band han sido oídas, pero hasta ahora, YO no había oído de ningún artificio electrónico metido en la historia. Hasta que Irmgard trajo ese disco de Matthew Herbert.
Sin embargo, yo lo conocí como Dr. Rockitt. Herbert adopta varios nombres dependiendo del tipo de música que hace. Dr. Rockitt es instrumental, lounge, muy sutil, con tintes de Add n to (x) y con una brillante mezcla de lo acústico y lo electrónico. Sólo conozco un trabajo bajo este nombre y es el E.P. en el que figuran Cafe del Fiore y Veselka's Dinner, ambas unas piezas bellísimas.
Internet me devolvió el nombre detrás de la etiqueta de Dr. Rockitt y de él si había más cosas a mi alrededor. Al rato un colega me mandó unos mp3's y me dijo "el disco es bueno, pero en vivo es una bestia". Tal cual. El disco no sorprende a nadie que esté medianemente acostumbrado a lo electro. Unos loops aquí, secuencias allá. Pero en vivo es una monstruosidad. La cónsola se comporta como un instrumento más de la orquesta.
Esto quiere decir: la orquesta es un instrumento más de la orquesta. El concepto en si es casi borgiano. Herbert entra a escena en esa maravilla Art Deco que es el Vooruit de Gent, nos ve inexpresivo, presiona un botón y lanza una trompeta contra un micrófono encendido. El golpe es incómodo. Otro botón y empieza a samplear el ruido del golpe. De inmediato la gente se queda con la boca abierta. Uno por uno entran los metales y uno por uno los va sampleando, superponiendo (respirando confundidos). Es un espíritu lúdico al que se une la orquesta, ya completa. Me pasé horas intentando imaginar como luciría lo que estaba oyendo en el pentagrama. Imaginé algo como esa idea que puso el editor de esta revista en mi cabeza del concierto de Koln de Keith Jarret (¿era ese?), cuya partitura ha sido transcrita con notas como "aqui creemos que esto fue lo que hizo, porque la verdad no estamos seguros".
Una sensual voz femenina (qué otra cosa podía ser) completa el cuadro. Las letras estan cargadas de un contenido poco obvio pues Herbert se convierte incluso en un fenómeno político cuando toma un periódico de extrema derecha y lo rompe y samplea el rasguño. Y todos los músicos tienen cada uno un ejemplar y lo rompen sin salir del compás. Lo rompen leyendo la partitura y lo que suena es música.
"If you have a camera with flash... right now is the time to use it. in compass with the orchestra, please" nos dice con marcado acento británico, con marcada flema británica, con la sobriedad que es acentuada por la cola de su traje de pianista victoriano. Y asi nos integra a su juego musical.
A pesar de tantos momentos ineludibles, el concierto se hace corto. A pesar del encore con el tema Cafe del Fiore totalmente inesperado, que incita a un fanatico a gritar "Rock it, Matthew!". A pesar de (o debido a) tan buena música, se nos hace triste que el hombre del saxo se levante y nos presente a cada uno de los músicos en medio de un monumental outro.
E indefectiblemente llamo a Irmgard unas noches mas tarde y le cuento y ella me dice que se va a mudar a Amberes, que ahora sí, que mañana renuncia.
Y yo vuelvo a agradecerle que me siga mostrando el camino.
PD: a partir de ahora intentaré agregar los websites de las bandas reseñadas, en caso de que quieran buscar mas información. Intentaré hacerlo también con los artículos viejos, pero no esperen milagros:
Gotan project: http://www.gotanproject.com
Matthew Herbert: http://www.magicandaccident.com
|