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Ghost City

Hueco en la sangre, maraña de ideas,
enroscada en los rincones.
Un arsenal bajo el pelo.

Noches fantasma. Las hienas sonríen intoxicadas,
ciudad de luto, viuda a veces. Huérfana hasta hoy.
Se han enterrado corazones vivos y sus lágrimas
retumban en las hélices de los aviones.

Hay ciertos dolores que son en la vena,
que enfurecen a las hienas.
hay ciertos desgarros que son en la vena
cuando el hilo del alma
queda atrapado en su puño...y cuelga débil.

En un mural, las pinturas se quedaron sin sombra.
Hay tambien ciertas cicatrices en los pies
que se abren cuando la almohada
se traga las voces del pasado.

La maldad es solo el cuero de la hiena.


   
     



Planeta Caníbal

Veo a mi alrededor
ruidos, robos y energúmenos.

¿Habrá que mudarse de planeta?
¿Habrá que hacerles cosquillas?

Porque darles amor y tener paciencia,
no funciona.

No hay nada que disfruten más
en este planeta
que comerse unos a otros.

-Beatriz Alicia García
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Sólo...”Los sueños se cobijan del rumor”

Las palabras desgarran
(te debilitas, reina invisible)
Ya no importan los amaneceres
Descubriste el encanto del ocaso
El filo cruel del horizonte
Las noches son para sangrar
Un reguero de manchas abigarradas
Que delatan las heridas
Invisibles a la luz del día
Búsqueda ciega a través de los siglos
De imágenes vedadas que esconden
La mirada escarlata del amor
Las palabras patean
(te entristeces, reina invisible)
Vísceras que parecen almas
Ruedan como cabezas
Exquisitamente preparadas
Con recetas humanas
Para el banquete de las ninfas
El baile no se ve pero apesta
Conjuros
Desapariciones
Y la lluvia no para desde entonces
Las palabras desgranan
(te estremeces, reina invisible)
Todo es vertiginoso
Cuando abres las piernas
Como las estrellas
Se acerca un temporal de lágrimas
Va arreciar el viento sur, profetizan
Que mas da...
Hace rato que no hay refugios.

 



Guerrero de Acero

Tengo unos ríos
de sangre
entre el cosmos
de mis intestinos
Tengo todo el smog
de la gran urbe
bañando mi
sistema respiratorio
Tengo un sinfín
de lagunas
sobre las nubes
de mi loco
cerebro
Tengo un sistema
complicado de
circulación
por donde corren
ríos ebrios
que desembocan
en la gran cantina
llamada “El Corazón”
Tengo un cuerpo
hecho para la guerra
y cual tanque potente
voy por la vida
destruyendo todo
y recibiendo algunos
“daños menores...”

-El Seis
<[email protected]>

 
 







Muñecas Rotas

a Marisela De Abreu

-Hemos dejado de sonreír,
me dice una amiga.
-Es cierto, digo, cada vez
nos cuesta más.

Es honda esta noche
y no sabemos cuán larga va a ser.

Ahora yacemos en un oscuro rincón.

-Beatriz Alicia García
<[email protected]>





Néctar morado dulce amargo
Fluyendo por mi garganta,
Tras la melodía de confort y música para volar.

Rostros divinamente endemoniado enfurecidos
Por el calor aparecen en las cenizas de mi cigarrillo.

Aquel humito que se traslada por el cristal de mi copa,
Pidiéndome a gritos que beba, que beba y que moje
Mis labios con la sangre de cristo.

Añejada cosecha de antaño fluye por mi sangre
Envenenada por el pecado.

Fruta que fermentas con el tiempo
Divino aquel es el asecho
Embriago aquel es el que tengo
Y cada vez más te anhelo.

Mientras mas los años pegan más sabio
Me convierto.

-Jesús Salazar A.
<[email protected]>

 
 






Hoy vi en tu mirada la lejanía de tu vida
ser solapada por el miedo de tu alma.
Leí en tus tímidas sonrisas el tamaño de tus tormentos
y en tu rostro soñé el frío de las sombras de un cuarto oscuro.
En tus palabras encontré el cansancio de los pasos que has dado
y en tu rostro las ideas de un recuerdo añejado.
Pero se que por encima de todo, en algún rincón de la fosa de tu conciencia,
estás al nivel de estos dias;
que tu corazón palpita contra la dureza del concreto que hoy pone tus sentidos tan sensibles y a la misma vez tan fuertes como el cristal...

Hoy fui cómplice de tus silencios, testigo de tu sensibilidad.

-Xavier
<[email protected]>





Las nubes de América

Pirámide de roca,
extiende su índice nevado;
está sobre la alfombra de pinos,
y en la llanura líquida del agua.

Brotan los palos herbados,
como Carabelas enmarañadas:
el frío bosque, el húmedo follaje del pino;
y las recias líneas:
las geometrías agrestes
de una casa,
que sabe de Alpes y de Andes;
que sabe de gentes de facción helada,
de ojos donde las neviscas tiemblan;
pálidas pupilas que ofrecen
la cordillera en su mirada.

Está quieto el bote,
en el diamante frío del lago;
quieto en el fantasma de nieve
que arroja la muralla blanca:
¡oh, largo pedestal donde
se alza Dios!
Pardas estatuas
con lamparones de mármol,
conos de capuchón azucarado;
mientras el verde pulmón de madera,
lanza el rizo suave,
el terso soplo que quiebra
el plano sereno del agua-
soplo que ara
el liso labrantío de los peces.

¡Oh, escultura; oh, catedral de minerales!,
ahogada en un musgo de pinos:
tus huesos de piedra-
arropados en esmeraldas de resinas-
están quietos como dioses de sal;
como lienzo rocoso,
empapado de pinceladas de savia.
Te arrojas al lago
en su cárcel de diamante sereno.

Veo el aire que labra
el oxígeno puro,
donde la niebla
esmalta de ceniza
los huesos roqueños,
la cervical de cerros;
el cóndor que hiende con el pico
el océano vaporoso del cielo,
buscando la isla de la soledad;
como los lagos que descansan
de las manos de Dios:
¡progenie de charcos espejados,
donde los pescadores cosechan leyendas!;
donde los guijarros anidan como huevos
para ser lanzados, y chasquear
aquel silencio de tu Cosmos,
aquella nervadura de farallones
que vigila el curso quebradizo
de la frontera:
los peleados quiebres de las patrias.

A tus silencios debo mis palabras,
a tu hielo lo que arde en mis venas-
el recuerdo sereno enjuagado de vino,
la paz coronada de las nieves-;
a tus lagos debo mi rostro,
a tus guijarros mi infancia,
a tus nevadas
mis primeras palabras (temerosas)
con Dios.
Al cóndor el respeto al cielo.

A tus noches el vaso tinto,
que rebosa como espumada cumbre:
¡hermoso monumento
de oxígeno y nubes neblinosas!
Voy a tu cielo sin tacha;
prefiero el pedrado aleteo de los Andes
a las fauces podridas de la tierra;
prefiero tu colchón de nubes,
el lecho de tu posada sideral,
el sudor de los cielos-
que beben los lagos como de ubres
cargadas de huracanes nutricios-:
¡oh, los mundos de este mundo!
(La roca contra la roca,
la arena contra la arena,
el océano contra el océano-
gota a gota,
gramo a gramo-;
tal vez la rosa,
que enarbola su amenaza de espinas;
y el hombre,
que prefiere su parte al todo;
que es de todos)
Yo no sé dónde se muere mi cuerpo;
pero el vuelo puro del cóndor
verá mi descanso, que no muere.

-Daniel Alejandro Gómez
<[email protected]>

 




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