Acumulé cenizas esperando tu regreso.
Las ideas se me volvieron humo
y sólo se me ocurrían poemas.
Asumí que era capaz de todos los vicios
y experimenté el silencio en un intento de oración.
No logré absolverme de tu ausencia.

Hoy me desperté con anhelo de caos
y miré hacia atrás.
El polvo siempre vuelve al polvo
y hoy es miércoles
de ceniza.

-Ana Beatriz Corona Calcaño
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Escrito encontrado en un apartamento latinoamericano

para Luis Prieto
para Lola Bertrand

"Sin duda eres alguien, pero ¿quién?"
-Miguel Morey  Deseo de ser piel roja

Soy Ana Frank,
en el gran Auschwitz
mundial.
 
Anoto con vehemencia
el último abrazo,
puede ser el último,
fue hermoso y cálido,
me lo dio un amigo.
 
Un escalofrío me recorre,
de la punta del pie
a la coronilla.

 He soñado con Hiroshima
y Nagasaki
(a nadie se lo cuento,
nadie quiere recordar)

¿En qué parte de mí
está la pequeña luz
brillando
en el fondo del pozo?

 Debo hallarla.

-Beatriz Alicia García
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Idea de vida en apartamento

Llegar contento con un giro de llave
gritar tu nombre verte aparecer
feliz caminando con brincos
acercándote a mi abrazo acumulado del día.

-Daniel Pratt
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He perdido mi tiempo

 Momentos que se pierden
como lágrimas en la lluvia,
callejones sin salida
anclándose en la angustia,
vertedero.
 
Intento aprehender
las astillas
de un mundo estallando
en movimiento,
el bello espectáculo
de mi vida sin rumbo,
lleno de gestos inútiles,
esfuerzos perdidos.
El espejo no me engaña.
He perdido mi tiempo.
He tejido y destejido
el escenario barato
de mis pasiones,
para verme desnuda
y sola.
Enfangué pertinentemente
las cosas más sublimes
de mi vida.
Para llegar a este filo
kisch,
a esta ironía triste,
pataleo de los que se saben
ya perdidos,
sin remedio.

-Beatriz Alicia García
<[email protected]>

 
 







C/A/R/A/C/A/S

Otra vez en esta ciudad
Dónde todo tiene un precio
Dónde la gente se cree alegre
por naturaleza
Dónde el sol brilla constantemente,
produciendo una llovizna gris que
inunda a los desconsolados.

Yo sigo sintiendo lo mismo
Hace unos cuantos años que
para mí perdiste el encanto
No importa la cantidad de amigos
que tenga,
No importa la cantidad de labios
que haya besado,
No importa qué me escuches reír
Tú sabes que estoy enfermo de otoño
Tú sabes que veo arder todos los días
a tu muralla verde.

En esta ciudad de corazones robados
Me encuentro encarcelado
Quisiera dejarte atrás,
Quisiera que me visitaras de una vez
bomba nuclear.

Sentado en una plaza mutante
Le lanzo piedras a Bolívar
Y escribo cartas para nadie
Sabiendo que jamás llegarán a su destino
(Sé que tus manos no me volverán a estrangular).

Morrissey canta: "Everyday is like sunday"
Y yo me siento como él
Y deseo que ese mar Caribe que nunca he
comprendido produzca el maremoto que arrase con todo.

El cemento es arena que se traga mis pies
Mis oídos sólo escuchan ecos.
De domingo a domingo
Me voy marchitando,
Poco a poco, en esta envenenada ciudad.

-Carlos Rubín de Céliz
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No sé que pasó al regreso
pero hoy me levanté diciendo

    te deseo tanto, animal enjaulado,
    miro a la gente de soslayo,
    con ojos que brillan al recordar
    un rostro en tus cabellos.

Hoy me levanté rebotando en mi cráneo,
queriendo decir,
muy lentamente,

    desnúdate
    o
    vámonos.

Mónica escribió hoy estuve a punto de decirle,
no encontré por dónde
¿los cabellos? ¿los mordiscos?

Luego caí,
la ciudad es casi la misma todos los días.
No por eso te quiero menos,
sólo que todo retoma su ritmo apacible,
cotidiano.

Quiero regresar,
nuestro sofá naranja una vez inflado es hermoso.
Sucede que tengo lo que tengo,
pero sólo a ratos.

-Alejandro Graziani
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no veo sus gorjeos de luna
no veo sus ojitos bellacos rimbombantes
no veo sus paraguas de día ni sus lluvias prestadas con pilotos y sacapuntas
en cartucheras rojas, ni sus tizas, ni sus dientes / ni sus reflexiones sobre la garúa de movimientos erráticos transversales,
columnas de agua que bajan - que trasladan somnolientas bocanadas de febo
no veo sus puentes - sus paralelas rubias - sus dominó - sus caderas bajo la blusa de pana, bajo el pompón de los tiranosaurios que se estrellan en sus sandalias //
sus vectores transparentes de sonrisa, sus nacimientos de madrugada,
sus actos de amor como elefantes / sus besos de ámbar
sus trueques por soledades
no veo sus lentejuelas debajo del pijama, debajo del soquete izquierdo, debajo de la medalla de una virgen
no veo la coraza de autobús pintada con acuarela en el extremo de su lacrimal
no veo escrito con una aguja y dorado hilo en el pequeño lodazal de sus rutas tristes el nombre de un hijo que no tiene alas
no veo las tráqueas siniestras
los omóplatos denostados
las barrigas entubadas
los espectros y las apariciones con sus vocales a cuestas
no veo longitud azul
ni estertores de lombriz en sus orificios
no veo carne / estímulo / no religiones / no devoración de sueños
no veo la sangre ni la tierra

eso es un hombre sin embargo.

-MariCristina
<[email protected]>





Había soñado en lengua extranjera con otro país.
Al despertar, me disfracé de mí
y salí a coleccionar frases,
a reinventar historias.
Quería reconstruir sin motivo, un pasado lejano
y olvidar que hoy, dentro de mí, llueve.
Aún necesito motivos que, por las circunstancias lluviosas
de mi sueño en lengua extranjera,
no he logrado traducir.

-Ana Beatriz Corona Calcaño
<[email protected]>







El Tiempo
        para Marial Lazzaro

Todos somos parte
del espacio infinito.

 Todos tenemos nuestro papel
en las dunas del Tiempo.

 Todos somos parte de un milagro
que se renueva.

 La embriaguez del Tiempo
me devora,
y danzo sin cesar
hacia los brazos de la nada.

-Beatriz Alicia García
<[email protected]>





Esta noche
Volví a caer en la piedra
De las otras mil veces
Suma los fracasos y tendrás una respuesta.
Esta noche
El testimonio de las estrellas
No pudo ser más duro;
Todas las mujeres del mundo bailaban
Mientras una legión de hombres
Anhelaban unos minutos de esclavitud
Entre cualquier par de piernas.
Esta noche
Sudé sangre, alcohol y lágrimas
Por el cegante exceso de luz
De todos los bares, cafés
Y de los falsos faros de la ciudad.
Esta noche
Quería prohibirte
Pero me dejé la dignidad en los otros pantalones.
Esta noche
Vacua, sin sentido,
Sin significado alguno,
Me tira al suelo y me patea
Esta noche
Te negué tres veces y te traicioné un millón.






Tú y tantas veces tú.
Veo la que hoja cae
y por momentos me vuelvo leve.
Otras veces me consume
un fuego ancestral.
Despiertas paisajes
que pensé no volver a ver
y, justo cuando estamos por abrir un nuevo círculo,
me llevas por esos caminos conocidos
que no sabemos dónde terminan.
Por un instante todo se vuelve borroso
con el mismo vacío y la misma duda repetida
pero con diferentes ganas,
entonces olvidamos todo y volvemos a querer
lo que nunca habíamos querido.

-Ana Beatriz Corona Calcaño
<[email protected]>





Revivo nuestros primeros días
su olor a espacio nuevo
a hermosa construcción
a asunto sin resolver.

-Daniel Pratt
<[email protected]>







Ella trabaja y trae la harina
él se lamenta y lava los platos
ella se acuesta y le pide que venga
él no se acerca y le dice que es tarde
ella a las once, él a las cinco
nadie se habla, nadie se escucha
ella lo deja y él se pregunta
si hay alguna otra mujer en la tierra

-Daniel Pratt
<[email protected]>





Cuando el árbol calla
y el cielo en actitud plana
cóncavo
        también

y el viento habla con el polvo
bailando encima del paisaje
Y tú ojos abiertos
pávida
no tienes la palabra
la que revertirá todo
convulsiona un conejo entre las manos

-Belkys Arredondo
<[email protected]>







La angustia es una escalera
con manos que se mueven y oídos que preguntan
tiene una cesta para el diezmo
canales sin postergación para llegar al logro
hermanas que se cuelgan
habitantes de febrero con cofia y trajes blancos
en un aire de alcohol

En él hay una larga noche
Y cortos días
con una gota que cae, cae, cae,

-Belkys Arredondo
<[email protected]>





durmientes

la boca de los subterráneos
me recuerda a tu acto de amor
despreocupado
sin sonidos
//yo quiero un gemido
quiero deletrear
un rumbo en tus ojos
en tu esperma sobre los mapas celestes
delinear una boca mientras dientes aprietan los dedos//

la lividez de los trenes nocturnos
me recuerda a tu acto de amor
inocente y deambulador
arrastrando la luz sobre mí

(quiero estrangular la distancia
entre tu corazón y el mío)

voy     //tendones las vías sobre mí
          tu cuerpo, una extensión férrea sobre mí
          sin beso//
y quito pañuelos por las ventanillas
          quito boletos picados
          quito maletas:

me voy a salir de vos
porque amarte hace demasiado daño

-MariCristina
<[email protected]>







Esferas Armilares

Y el cuerpo se incendiaba
con la húmeda noche
del sueño de la razón en el delirio
apenas mienten los soles.

Los jardines inventaban
en los ojos un imperio
de cortezas y de certidumbres.
¿Quién no las vería?

Entonces los cristales reflejan
al animalito que vienes a buscar
desde el frío bosque
hasta el desierto.

¿Con cuáles huesos?
¿Adónde las encías?
¿Por qué los declives del asco
entre las muertes y mi amanecer peligroso?

Golpe fugaz de la tierra
contra el ataúd que baja
hacia su noche.
Hambre, mi cuerpo.

Recíbeme en el infierno
con tus flores perdidas;
Recíbelo como si oler esa pálida carne
me anunciara.

Pequeños ataúdes
van incrustándose en la cama.
¿Por qué lo harías, abierta,
con las sucias gotas de rocío?

Cárceles duermen
cuando te asoman
al sol desnudo y negro
de la piedad.

¡Con todas las criadas del adiós
asistiría, supliciado,
al mismo lugar del cumplimiento!
La ceguera.

En esos escombros
ascendiste como un torbellino.
Alcanzabas la mansión.
Yo veía.

Se recuerda.
Se tarda.
Detrás de los biombos
perforas tu desnudez.

¿Y de este mundo
quién me ampara?
Demasiados vendedores de utensilios
para la enajenación.

Salmodias a un dios
que surge noche.
Ladino vacío de los cementerios,
¿A qué esta figura?

Te deshonra el prisionero
falseando a cada instante la cicuta.
Pausadamente, enhebrando
la condenada música de mi especie.

-Manuel Lozano
<[email protected]>
Roma, Basilica di Sant' Eustachio, septiembre de 1998
(del libro "Mansión Artaud")





Mis hermanos vendrán
del bautizo tendrán en sus manos las moneditas
y traerán consigo la espuma de la pleamar.

Vendrán
por quienes trajeron el día y lo sentaron en la mesa
y comió con nosotros mientras algo cantaba.

Mis hermanos vendrán
para la mujer que papá decidió para trenzarse
como la sábana cubre un corazón de tierra.

Vendrán con manos de aire,
con manos de madera, con manos de sonido.

Dos toques de puerta y prenderán la luz
la blanca sobre objetos blancos.

Cada quien con su silencio
trajeando los edificios para quien anda sola
en cada uno la oración
para que los delfines vuelvan a arquear el aire.

-Belkys Arredondo
<[email protected]>







The Overseer
            Cristo les respondió: ¿No está escrito en vuestra
            ley: Yo dije, dioses sois?
            Juan 10, 36

Invención del comienzo.
¿Cómo se transcribe la noche, aun su blanco,
entre fragmentos la nieve abolida
de príncipes y tribus que ahora vuelven,
avanzan sobre esta frontera?
Que ese lujo me toque,
traspase el múltiple alfabeto roto
y brille, tan sólo brille.
Kabbalah del mártir bravío,
serán tuyas las astillas del secreto.

Acuérdate de mí cuando estés en la sombra.

Un galope de amargura duele en este invierno
donde el amor indica agua de olvidos,
tras la luz el hedor de tus muertes, esos harapos,
todo el fuego en la boca del piadoso.
Ahora erige la terrible pasión contra el muros.
¿Es que nada purifica a ese inmigrante?
¿Nada destejería su cruda sangre
como un lazo hechizado en el alto desierto?
Llegaste a morir horadando cada tentación,
hueco de la furia apenas.
Fuiste el pastor o el infame.
Sé que pediste por el nacimiento,
vanamente pediste junto al musgo de la carne sola.

Acuérdate de mí con tus trapos de horror.

Las legiones llegaban a su mansión,
desde antiguo como flechas de arena,
para hundirse en el luto de Casandra.
¡Había tanta lluvia para caer en el ruego!
Ellas gastaban la fe,
las viejas permutaciones del disfraz
sacrílego en los tajos de memoria.
¡Tanto humo y dádivas y escarcha
y después el viento!

Acuérdate de mí cuando estés.

Un corazón es un huésped.
Los huesos, la hierba mendiga de tu juventud.
Probaste el ácido de la profanación,
hundiste las tijeras hambrientas
desde regiones bendecidas por la trampa. .
Eres ya de la tierra y sus dones -te anunciaban-
con la vergüenza del que mira sus días apagados.
¿Cuándo abandonas mi ojo, súbita puerta
velando deslumbrada en la intemperie?
¿Cuándo me abandonas?
¿Qué meretriz quemará su delirio
sobre las torpes costumbres de la especie?

Acuérdate de mí en los trozos del escalofrío.

Más zozobra.
Más abandono.
Más substancia en los desvanes
en que hierve el pensar.
Más pena como zorro hurgante de la noche.
Más derrumbe.
Más prisión adherida a mi espalda.
Más golpe atrapado en tu ardor.
Más cuchillos.
Más adiós.
Hago del tiempo una mentira
irguiéndose en blancos panteones
por la continuidad de la fiesta.

Acuérdate de mí con la depravación de tu raza.

Éste fue el litigio.
Cada fracción, cada estría, cada eco,
fue un litigio desmembrado en mi cuerpo.
Entonces, ¿cómo verás el encarnado
con idéntico abandono hasta el fin de los tiempos?
¿Cómo caerán mis antiguos incrustados
sobre los amuletos de esta sangre?
Toda una vida se ofrecía, dichosa,
para esta farsa.
Van a apagar las luces:

Acuérdate de mí cuando estés en el Paraíso.

-Manuel Lozano
<[email protected]>
Buenos Aires, Miércoles de Ceniza de 2002


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