Cartas de Vuelo9. ANIMAS DE GUASARE PARAGUANA EL MAR Y EL CIELO ERAN BLANCOS TODO ERA BLANCO CIEGOS Y TODOS PINTARRAJEADOS A PESAR NOS CREIMOS INMORTALES EN LA VIOLACION ENLOQUECIDA DE DIOS.///Frágil la desnudez en la transparencia/frágil la mirada ardiendo en el espejo-ahí un ojo puro de aire dentro de la flor en un vuelo directo a su piel/(despertándola avíspa en la penetración). EL MISTERIO PARADOJICAMENTE RADICA EN LA VELOCIDAD.// El pasar de los años, ese hilo que le atravieza de oreja a oreja en la lluvia no impide que la flor en pensamiento de oxígeno (¿??) entre en ud y lo lleve, finalmente, en este viaje en lo interrupto/ud mismo será la flor en otro viaje-sobre otra piel./// Otro argumento más eterno. Poco a poco, vamos olvidando el esqueleto (dejemos que se hunda en esas playas silenciadas por el dolor del hombre).// La razón le impide ver la fisura en el horizonte-el pétalo saliendo de otro pétalo más alto. Poco a poco, vamos olvidando esa tarde en que ud cruzó el río ó el río entró en ud dándole otro tiempo-otro cuerpo (el cual habita hoy).//// Nunca olvidé el sonido de los remos entrando en ese río. (¿Qué habrá sido de el espejo?). -Marcelo Seguel Bon |
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Morir y ser enterrado en un cementerio anónimo cerca de El Manglillo. Mis únicos visitantes, el sonido del mar y viudas de doscientos años imposiblemente vestidas de negro en tardes de treinta y cinco grados centígrados. |
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