Sobre "El fútbol a sol y sombra" de Eduardo Galeano

-Jesús Nieves Montero


"-¿Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad?
-No se lo explicaría. Le tiraría una pelota para que jugara"
Dorothee Sölle citada por Eduardo Galeano,
El fútbol a sol y sombra

El encuentro con el autor

Apenas puedo decir que conozco a Eduardo Galeano. Sólo tengo una imagen borrosa de él entrevistado por Jaime Baily en un programa de televisión, referencias a uno de sus libros más populares, "El libro de los abrazos"; y los comentarios escuchados que unánimemente catalogan su libro "Las venas abiertas de América Latina" como un texto fundamental para comprender la identidad de quienes hemos nacido y vivimos en este subcontinente. Además, la aparición de los lomos con su apellido en estantes de librerías después de los de Donoso y cerca de los de García Márquez. Nada más.

Pero quedaba el fútbol.

Es extraño para dos escritores tener un primer acercamiento es un área aparentemente distanciada de la creación literaria, sin embargo, no hay que apresurarse a recargar la lista de milagros reales o aparentes de la vida por haber tenido como primera lectura de las diferentes obras del autor uruguayo, "El fútbol a sol y sombra".


Gustos
¿Qué es toda producción artística sino el testimonio de un intento de expresión, de búsqueda de la belleza? ¿No es una gran jugada colectiva o una sutileza individual en un campo de fútbol otro camino de hacer lo mismo?

¿Hay algo mejor que un libro que tenga en su final una puerta que le permita ser eterno, un texto que, domingo a domingo, en una ciudad de cualquiera de los cinco continentes, o cualquier otra noche donde se dispongan de manera ceremoniosa veintidós jugadores y una pelota a competir once contra once?

Un libro como el de Galeano debería tener páginas en blanco al final para que uno pueda completarlo con la experiencia y la memoria propia. Tal vez con mayores limitaciones de lenguaje que el uruguayo, pero con esa satisfacción ciega y casi mezquina que da la escritura propia.


Galería personal
Como poeta, Galeano ha cargado su libro de imágenes que son una totalidad en sí mismas, pero a su vez parecen fabricadas para que cada fanático, cada uno de nosotros que tenga un poco de memoria y la susceptibilidad a entregarse al pasado pueda completarla. Por ejemplo, está el césped sobre el cual se jugó la final del Campeonato Mundial de Estados Unidos, jugado en 1994 vendido, después del último partido, en pedazos "como una pizza".

En otro capítulo está Rudd Gullit, el gran jugador holandés, guitarra en mano, cantando por la igualdad de la gente de raza negra. También Maradona domando una pelota con los pies o con la mano. Zico, el brasileño, volando en Japón a los cuarenta años, todo por un gol. O a un grupo de emperadores o monjes sagrados manejando un negocio de miles de millones de dólares llamado fútbol asociado y vendido por la F.I.F.A.

Desde los arquetipos del ídolo, el fanático, el portero como chivo expiatorio y la creación del juego y sus herramientas hasta el recuento de algunos de los goles más entrañables de la historia, "El fútbol a sol y sombra" cuenta la Historia y las pequeñas anécdotas de un deporte que es capaz de emocionar y hacer llorar a un pueblo entero como Brasil.


De gala
Un homenaje intelectual al fútbol es un acto de justicia, es darle calor y color al lenguaje frecuentemente neutral de los cronistas deportivos. Es, por momentos, un ejercicio de confirmación de la capacidad del artista para encontrar belleza.

Galeano habla de los sueños donde era un jugador privilegiado en contraste con el "pata de palo" que era despierto.

Habla de las reivindicaciones que tuvieron oprimidos y disminuidos, con venganza instantánea, ante sus superiores rivales (cómo Uruguay fue hasta Brasil para arruinar el comienzo ya casi consumado de una gran fiesta en el '50, cómo Argentina sintió que recuperaba las Malvinas en el '86).

De cómo siempre han existido jugadores para quienes la pelota no es más que una extensión del cuerpo sobre la que tienen tanto control como el que pueden tener sobre sus piernas o sus manos.

Todo con un lenguaje sencillo pero generoso. Un lenguaje que el fútbol merecía, esperaba.


Fútbol, sol, sombra y vida
"El fútbol a sol y sombra" no es un libro para hombres, tampoco para aficionados al fútbol. Para acercarse a él pareciera que el único requisito indispensable es haber nacido con esa constante humana que es la melancolía para mirar el pasado, la necesidad de ser y hacer en algunos momentos con el único propósito de encontrar la felicidad o algunas pequeñas alegrías.

Si uno tiene suficiente valor para simplificar puede ver que la vida, con certeza, tiene fin y no hay posibilidad de prórrogas ni alternativas de prolongación del tiempo propio; por eso siempre es bueno dedicar parte del tiempo a jugar para poner las cosas en perspectiva o a ver a quienes tienen como trabajo participar en un juego y cada vez que entran en la cancha comienzan una vida de más o menos noventa minutos en la que tienen que nacer, apurarse a aprender, trabajar, aceptar y asumir responsablemente, independientemente de la conveniencia del mismo, el resultado final.


El comienzo
Eduardo Galeano ubica la semilla de este libro en una frase que coreaban unos niños que con él se cruzaron:
Ganamos, perdimos
Igual nos divertimos


   
     



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