LO MEJOR:

• El texto. El texto. El texto. Más de dos siglos de decantación lo hacen indispensable para entender que la condición humana, en lo maldito y en lo maravilloso, es imperturbable.
  
• Las estupendas actuaciones. Cada actriz tiene su momento y lo sostiene a pulso. El camaleónico actor/director mantiene el mismo nivel de excelencia.
  
• La iluminación, escenografía y el vestuario se integran a la estética de la puesta en escena.
  
• La inteligente, correctísima y sobria dirección.
  

LO PEOR:

• Cuando en el programa de mano o en la publicidad externa leemos en las mismas letras capitales y en el mismo renglón : Eurípides-Sartre-Rowinski... tendemos a esperar del último nombrado algo que lo iguale a los anteriores en su genialidad. Sin dejar de ser un excelente montaje, en él no se añade nada nuevo sobre las tablas que justifique el autoencumbramiento.
  

COROLARIO:

• Troya ha sido arrasada por los griegos. Sus mujeres, abatidas, se lamentan. Confinadas, observan a la ciudad donde nacieron en escombros y llamas, sus hogares destruidos para siempre, sus hombres asesinados, sus pequeños hijos despeñados al abismo, sus hijas y ellas mismas a punto de ser repartidas como esclavas de los vencedores...
  Hécuba, la otrora y cabal reina desgarra su voz para reclamar a los hombres de ambos bandos la insensatez, la estupidez de sus actos... la gran destrucción de todo su mundo por un motivo tan banal como una ramera.
  Pero no es la ramera, son los egos ciegos, egoístas y soberbios, los móviles. Y para ellos cualquier excusa nimia es útil para alimentarse, para destruir, para sacar las piedras que apuntalan ciudades, hogares, amores, amistades...
  

CONCLUSIÓN:

• Sucede en el teatro, sucede en la vida...