LO MEJOR:

• Las actuaciones de ambos actores. Necesitaban salir de la rutina televisiva para arriesgarse, para retarse. Luís Fernández goza su parte y Juan Carlos se la secunda.
• La esencia trágica que subyace en el divertimento de los diálogos. Un texto estupendo, provocador en su día, espejo de muchas parejas hoy. La convivencia misma, dicen, a pesar de ambos usar tacones ajenos.
• La dirección, que se arriesgó, inclusive adelantándose con gracia a posibles impertinencias. Buen pulso para el ritmo.
  

LO PEOR:

• En el aire musical había una nube setentosa. Los jóvenes personajes (los actores, también) no tienen suficiente memoria acumulada todavía para reconocer nostalgia en esas específicas notas… ¡Eso sí, fue un placer escuchar “la Nave del Olvido” en boca de Mirtha Pérez…!! ¡Chapeau!..

COROLARIO:

• La soledad es inherente a la condición humana, por eso este texto tiene larga vida, aún mucho después que las relaciones entre personas del mismo género sean vistas como algo normal. Anormal es la felicidad eterna en una pareja, aunque su trabajo sea el actuar felices en un vodevil.

COMENTARIO:

• El lleno perenne de la sala no es por morbo solamente.