¡Parirás... con amor!
-Yadelcy Hamber Machado
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Estaba oscuro... vamos en un bus de pasajeros grande donde concurrimos muy pocas personas. El chofer, enseguida yo a su lado, un hombre de pie entre ambos y alguna otra persona un tanto retirada. Mientras avanzamos en medio de la oscuridad nos damos cuenta que no hay carretera de ningún tipo y en nuestro pensamiento decimos: “-Vamos a intentarlo de nuevo, volvamos a crearlo-”. “Todos” (que en ese momento éramos una mente común) comenzamos a inventarnos una vía que era una autopista, luego un túnel y después la salida del mismo... mientras lo imaginábamos las cosas iban ocurriendo en un mismo instante presente... Nos decíamos: -¡Está sucediendo como lo concebimos!-... al salir del túnel, el hombre de pie mostró una libreta que era una especie de boleta evaluativa, de cuatro renglones. Habíamos sacado las mejores notas en los dos primeros y un nada en “actitud” y el otro renglón estaba sin evaluar. Sorprendida comentaba que esa era la única causa para que hubiéramos pidió avanzar... rezongaba en silencio, mientras despertaba de tan extraño sueño...
Tengo la costumbre de soñar dormida, durante toda la noche e incluso en las siestecitas de tarde que los días de asueto me permiten tomar después de almuerzo. Suelo recordar casi todos mis sueños, a veces éstos son muy perturbadores por lo vívidos y otras fuera de realidad o llenos de anhelos no realizados. He descubierto, con el tiempo, que algunos pocos son precognitivos avisándome de futuros acontecimientos y todos tienen la particularidad de enriquecer mi vida en profundidad y buena ventura.
El extraño sueño narrado al inicio, me puso a pensar y a relacionarlo con él sin número de situaciones que a diario vive mi existencia. Una serie de cambios continuos en un período de tres meses volvió mi historia un verdadero caos. Acostumbrada a los movimientos y capaz de disfrutarlos no me enrollé mucho dando el tiempo necesario, con el “permiso” incluido, para que todo volviera a su lugar de forma tranquila y sin el inoportuno control de mi parte. Eso fue positivo; lo que no lo fue tanto fue la sensación postrera que me hacía sentir un tanto perdida, con el rumbo bien definido pero sin dirección de destino. Fue perturbador, pero me aquieté. Cuando eso sucede pido “audiencia” a la vida y me siento a experimentar las respuestas a mis preguntas. Vivo en la convicción de que siempre aparecen. Y cuando no es así ¡es que no me conviene saber!.
En ese momento comprendí los procesos en los cuales estaba inmersa y que pretendía dejar de lado. Aún estoy en la sala de recuperación de situaciones pasadas ya resueltas y a punto de darme de alta me di cuenta que debía permanecer en ese escalón el tiempo suficiente como para entender. Entonces comprendí que busco y busco el lugar específico al que tengo que devolverme, es decir, al instante energético donde yace el inicio del error, de lo inconveniente para retomar desde allí.
En el texto del mes pasado había dos preguntas cruciales que resumían lo intrínseco del mismo. Cuando escribo de forma sencilla y un tanto misteriosa es cuando más estoy descubriendo lo oculto, pero si nos quedamos en las palabras y no vamos a buscar detrás el significado escondido del mismo nos mantenemos en la superficie. A veces hay que sumergirse en las aguas de mar adentro para encontrar las repuestas verdaderas. Bueno... no me distraigan del comentario... sobre las preguntas... (que nadie notó, ni siquiera mi querido Paco que siempre está muy atento a mis textos por ser el único visitante en el Foro)... la primera era ¿Qué convendrá mecer dentro y fuera de nosotros con el arrullador movimiento del agua cuando flotamos en su regazo?... La segunda ¿Y qué habrá por llevar, otra vez, al líquido placentario de nuestro profundo inconsciente, donde todo comenzó, para que germine de nuevo y regale otro fruto de amor a la vida?
Las respuestas a estas dos importantísimas preguntas serían el resultado de dos meses de introspección y el texto de Abril en el Confesionario.
Mecer, mover, acunar, balancear, oscilar, arrullar es tener la idea con nosotros y abrazarla “aceptándola” sin permitir que escape pero tampoco presionándola para que se quede. Como sucede cuando flotamos en el agua o en el aire (para los que pueden hacerlo físicamente). Este gravitar de la presencia de una idea o una situación implica estar con ella y permitirle a la misma manifestarse a plenitud, darle el espacio para SER dentro y fuera de nosotros y permitirle que de frutos. Sin criticar nada de lo que surja como consecuencia de ella pero tampoco tomando partido por nada. Experimentar “la idea” junto a las disímiles emociones y sensaciones corporales que la acompañan. Es algo así como el don de discernimiento de los Católicos, el sembrar la semilla en tierra fértil de los agrónomos o cuando en el seno materno crece un ser que se gesta. Podríamos agregarle las miles de “coincidencias” que ocurren en nuestra vida con relación al suceso en cuestión, detalles, libros, conversaciones, recuerdos, películas, letras de canciones y demás etcéteras que cualquiera pueda agregar. Este proceso puede durar días, semanas, meses, años; dependiendo de la importancia que tenga para nosotros el asunto y la que le dotemos al descubrimiento de todo lo que se relacione con ella y su cabida en nosotros.
Respecto a lo del “líquido placentario” de nuestro profundo inconsciente, es un espacio desconocido para mí y millones de científicos que se han dado a la tarea de analizarlo concienzudamente. Esa zona es muy nuestra pero al mismo tiempo está inexplorada y repleta de verdad; se accede a ella en pequeños espacios de tiempo y da pocas luces del camino a seguir, pero tiene el poder para engendrarlo todo. Entre lo que hagamos en el futuro y lo que podamos trascender de nuestro pasado, está el subconsciente, que se burla de nuestras proezas considerándolas pueriles, al lado de su excelso poder.
A este plano de “inmenso misterio” hay que atraer lo que deseamos lograr, retomar lo que haya quedado en la vía y tornar allí para recoger la brújula perdida que nos marque el camino o de luces de por donde seguir. Volver para regresarnos al principio del error retornando al nudo donde comenzó la “inconsciencia”, la creencia equívoca o el pensamiento limitante. Resolver el asunto desde su raíz y darle nuevos aires a nuestros sueños; aquellos que dejamos a la vera del camino y re-comenzar volviendo a decidir sobre lo que quiero para mi vida y lo que no. Entender lo que me gustaba y por qué dejó de satisfacerme y lograr quedarme con lo que siempre me gustó pero que “el corre y corre” de cada día me obligó a olvidarlo. Retomar la idea, seguir subiendo hacia más supraconsciente y continuar creciendo aventurada en la loca idea de vivir.
Comprender lo que deseo vuelva a germinar en mi vida y la forma en la cual deseo que renazca. Decidir de nuevo. Y es que recordé que vine a crecer y seguir creciendo y su significado es algo totalmente diferente a lo que pueda simbolizar para ti, querido lector y me corresponde (¿nos concierne a ambos ?) seguir averiguándolo una y otra y otra vez... ¿Cuáles ideas siguen siendo válidas para mí? ¿Cuáles perdieron vigencia? ¿Qué sigue entusiasmándome con la misma alegría persistente y qué no? ¿Qué puertas me corresponde tocar y cuáles quiero mantener cerradas por siempre o por un tiempo más? Escuchar únicamente la voz de mi corazón que es mucho más sabio y universal que mi cabeza y entender que a veces es más sencillo intentar pedirle a los otros que manejen nuestras vidas, pero mucho menos creativo y muy poco auténtico cuando lo que se quiere es SER.
Mientras estoy distraída con esto, mi vida se transforma en algo tan maravilloso que desdeño toda ausencia o escasez.
En el sueño descrito, se nota con evidencia como la condición de crear se va manifestando de forma fácil, sencilla, espontánea y natural, mientras recorríamos la autopista, de lo soñado, estábamos “haciendo realidad” la vía e inventando espacios para transitar.
Como saben, no tengo hijos (¡por ahora!) pero he parido una que otra idea buena o “regularsonga” y ahora dejé el sufrimiento atrás, intentando que todos mis actos estén impregnados de amor, no el de Cupido y flores volando, me refiero a un algo mas activo y sincero para conmigo.
¿Qué significa para ti, apreciado lector, parir con amor? ¿Crees qué por ser hombre no te incumbe para nada este tema? ¿Qué piensas y sientes respecto a los diferentes ámbitos de tu vida donde hay situaciones que ya no son válidas? ¿Cómo piensas retomar los proyectos que sigues amando pero que aún no se han cumplido? ¿Dónde está tu compromiso cómo creador? Y por último ¿sueles caer en las “conchas de mango” que te pone la vida o la chica del Confesionario?
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