-No quiero ir. Dijo mientras le miraba con ojos radiantes de furia y temor, Maldad apretó aún más sus muñecas hasta hacerlas sangrar...No iré, repitió, no saldré de aquí nunca, Maldad sabía cómo controlar sus desenfrenadas rabietas pero se negaba a recurrir a aquello...Desde donde estaban, podían escuchar la conversación de la habitación de al lado: Me has salido cara, niña, ya veremos hasta dónde eres capaz de llegar, ¿cómo te llamas? Ariadna, susurró, ¡Ariadna claro! lo olvidé por un instante muy bien Ariadna comienza...Ariadna obedeció al instante, pensando miles de cosas que se convertían en nada, sólo en cucarachas que corren bajo la cama.
II
El Madame Bovary estaba ubicado lo suficientemente lejos como para que la familia Delima jamás sospechara de las andanzas de su única y amada hija, la educaron bien y sabían que pronto verían los resultados, no es que quisieran que se marchase, no, tan sólo deseaban su triunfo,... el éxito a costa de lo que fuese.
Ariadna, lindo nombre y lindo rostro que ocultaban una masa corroída y magullada por las estrías, aunque nadie lo notaba estando vestida. Al caminar transmitía la seguridad brindada por un par de botas altas de cuero y una blusa negra ceñida al busto impecable y exactamente acorde a lo que dictaba la moda del momento, aunque cosida con la tela que le permitía su escaso bolsillo. Para Ariadna Delima era mucho más sencillo bailar, abrirse de piernas en un ascensor, alegrarle el día a algún idiota con una sonrisa o modelar para un comercial de poca monta, que cuestiones tan elementales y simples como llorar, leer, armar un rompecabezas o decir que no. Conocer a Ariadna era enamorarse perdidamente de ella y no era para menos: si todo era perfecto: sus piernas, su rostro, su ergonómica boca, la espalda agraciada tan sólo comparable con la de Angelina Jolie, su cabello inmune a los maltratos del sol, su silueta siempre tierna siempre virgen, su eterna sonrisa, su sentido del humor... "una princesa" como algunos la llamaban, pero no una princesa azul, no, más bien una princesa rosa...ella no era blanca era pálida y sus partes...desde luego, rosas. Una rosa que se abría desde el interior de su cuerpo y que le hacía recordar el viejo cuarto con la cama de cemento y las sábanas sucias, una tragedia, sí, ¡la pobre! "no tuve la culpa" me dijo mientras le gritaba lo desgraciada que era.
III
Alfonsina Storni
Tauro se asomó por la ventanilla del salón. Dentro el Profesor Antonin Maldad concluía su clase magistral:
-... Finalmente, en la historia literaria y ,por qué no decirlo, artística y hasta social; las mujeres se han dedicado a ser las fuentes de inspiración de los grandes artistas, ese ha sido su único y genial aporte, nada más. ¿Alguna pregunta?.
Los estudiantes parecieron conformes con la explicación y se limitaron a hacer sus últimas anotaciones.
-Bien- retomó- eso es todo por hoy. No olviden traer el informe del miércoles sobre la obra de Simone de Beavoir.
Dos de los estudiantes se acercaron al profesor intentando comunicarle un mensaje, pero este los rechazó con un gesto peyorativo. Maldad recogió algunos papelitos lanzados en clase y los introdujo en su maletín típico de cuero, acto seguido, salió al pasillo exterior:
- ¡Que grata sorpresa!, no me esperaba esta visita.
- Que ¿lo habías olvidado?- preguntó Tauro con cierta indignación.
- ¿Olvidar qué?
- Nuestra cita de esta noche.
- Desde luego que no.
IV
"All you need is love"
Soledad, pasaba el día escuchando "Help " de The Beatles, podía escucharlo por horas y repetidas veces, solía ser muy repetitiva, se empeñaba en ver siempre el lado negativo de las personas, todo lo aborrecía, aunque no todo, odiaba especialmente a las mujeres bellas, y no era por envidia, no, las odiaba porque no les dolía su belleza en cambio a otras sí les dolía su fealdad referida a esa belleza, odiaba relacionarse así como así con las personas porque para ella existía gente con la que no se debía tratar y por eso odiaba los grupos grandes porque siempre había una "personita" por el estilo, y odiaba la presión de tener que ser bonita y simpática, y como no podía escapar a nada de esto, entonces odiaba al mundo, se sombreaba los ojos de negro para parecer siempre triste y miraba con rencor a todas las personas, vaya a saber por qué, lo chistoso es que nunca salía ni miraba a nadie, de ahí que nunca se notara su odio y eso la hacía aún más infeliz. Se miraba al espejo y ensayaba grandes insultos: "¿que me miras mal nacido, te cansaste de mirar a tu bella novia y andas en busca de algo más exótico?". Bueno, igual ella creía que eso era un insulto. Pero Soledad no es una muchacha para reírse, no, o por lo menos así no lo pensaba Antonin, su profesor de Literatura Contemporánea quien se tomaba muy en serio sus trabajos y ensayos, aunque siempre los calificaba con mucho menos puntaje del que se merecían pero era por un prejuicio extraño de Antonin, y Soledad estaba al corriente de ello. " Me gustaría hablar con usted profesor" le dijo un día. " Qué le parece si nos vemos el viernes por la noche en el Madame Bovary". "de hecho, pensaba que seria mejor si..." "no importa lo que usted piense, señorita, recuerde: en las discusiones alumno-profesor, siempre gana el profesor. " "sí claro".
V
"Like a Virgin"
Ariadna, estuvo más alegre que de costumbre, cuando Tauro la llevó a las discotecas y pasaban la noche en un cuarto de hotel. Le gustaba mucho esa vida, sentirse deseada no era nada nuevo, si los hombres siempre la miraban lascivia brevis que llaman, pero saber consumir ese deseo era algo que la colmaba en exceso. Sin embargo ya no le importaba Tauro, sabía que ya estaba lista para seguir sola.
VI
"Idem"
Ariadna y Soledad frecuentaban el Madame Bovary con la misma continuidad pero por razones diversas. Tauro y Maldad, mantenían una relación amistosa de muchos años. Inverosímil que dos cuerpos femeninos pudieran tener tanta similitud, eran iguales...sin duda.
VII
"Carta a una señorita en París"
MEJOR RECURRIR A LA POEsía, creo que esto no va a resultar así, no, mejor la poesía, sí. No como los conejitos, no, mejor será sacarlo al poema de la pizarnick, digo de la repisa, sí la repisa. Bueno ya está, manquesea un verso: "cuando mueras te enterraré desnuda". Ese no. otro: "y en la mesa... me mirás con ojos grandes como los que no tenés y un cigarro es consumido". Ese sí. Otro: "me estás dando mala vida". No. uno más: "alguna vez llegaría a tomar tu mano inclemente, receloso de tu mirada".sí. "así estabas, infinita y eterna y con la mirada suavilenta con que se miran las tumbas". " la dosis que calma el miedo" "espero por la tarde" tan sólo ver la luz mortecina, tenue,... verla danzar.
VIII
". . . y el minotauro"
Imaginaos un paisaje gótico, un bosque de duendes, animalejos, unicornios, minotauros, y árboles torcidos creciendo fuertes y extraños... un ambiente gris y húmedo que le da ese toque mágico, triste y patético a la descripción...siguiendo el camino amarillo se podía llegar al castillo encantado, donde aguardaba impaciente, claro está,...la princesa, pero ningún camino era amarillo pues era color este demasiado alegre para el relato, como antes se dijo todo era gris. Pero lo de la princesa sí era cierto. Eso sí. Bordeando los márgenes de la caja oval de acetato que encerraba el cuerpo más hermoso del planeta cuyos párpados abrirse aún no podían, nos encontramos con la magnífica ventana que da paso a las millones de fisgonas miradas de los atrevidos personajuelos del cuento. Inmaculada, sagrada y bella... mantenía nuestra infanta sus facciones de diosa a pesar de la inmovilidad de la que era presa...aguardaba, como es común en estos casos, la llegada de su no-menos-bello salvador.
IX
-sí, pues, es básicamente eso, siempre he odiado las formas femeninas, tan suaves, tan débiles...hay mujeres que se limitan a echarse y abrir las piernas, y ya se creen sublimes, aunque no tiene mucho que ver, mi deseo no disminuye, tan solo no quisiera seguir sintiendo ese olor...ese perfume...
- todo este asunto me da asco.- musitó Tauro- me causa repugnancia saber la intimidad de la dama que frecuentas y pensar que pueda haber parecido con ella.
- acabaremos con esto mañana, hay que descubrir si se trata de la misma mujer o no. Ni en mis viajes a Musulmania vi cosa semejante.
- ojalá no sea lo que pienso.
X
"Satine. . . en el polo sur"
Escribía por la nochecita, después de las diez. El otoño daba sus primeras hojas. .Secas. Rubias. Caos. El espejo roto, y otra vez la silueta en el reflejo. Siempre quiso ser blanca, nívea como Nicole Kidman, y verse hermosa al llorar. ¿has amado? Recordaba esa pregunta. Sí. Respondió. Hoy quiero hacerte el amor. Le dijo besando sus rodillas. Llévame a la parada dijo, eso dijo. Eres tan visceral. Pero su nariz y pómulos enrojecen. No podía esperar un año para verle. no. Hoy dormiría en la frontera y verían el cuerpo de Remedios ascendiendo al cielo o talvez una aurora boreal, aunque no es gran cosa, y su deseo será verlo otra vez y otra vez hasta que se acabe el cielo, eso sólo lo entendería él. No ayudaba tampoco sus ojos que se hinchan y se tornan pequeñitos, vampirescos, casi negros, como granos negros, negrísimos... todo eso pásabale a su rostro al berrear. Sabe que es dos mujeres, siente que ama. Si me amaras aguantarías el dolor, recordó. Mutis. La noche está en silencio. Caos desde dentro. Piernas que te aguardan, pensó. Eso pensó. Preguntándose si él lo entendería.
Del otro lado del espejo
Aguarda cinco minutos, no podemos faltar al té de esta noche, sería inaudito.- lo de inaudito fue para llamar su atención, cosa que logró sin duda, él le tenía cierto miedo. Siempre llamaba su atención, así estuviese sin ropa...no necesitaba nada más, recordaba el día que se quitó el vestido delante de las monjas para que todos la miraran...el calendario fue cosa de madurez había pasado ya la etapa de los desnudos sin sentido, ahora cobraba,...pero eso es otra historia. lo cierto es que a Ariadnita le bastaba con nada, sin embargo le gustaba llevarlo al último extremo; no es cuestión de dominio, pero necesitaba atraer, atraer fuertemente. Ejemplo de ello era las veces que fingía estar molesta para crear el conflicto, eran las únicas intensidades en su vida, eso y los malditos orgasmos que inexplicablemente sentía, eso sí no lo fingía, no hacía falta. Lástima que lo de la enfermedad no tiene vuelta atrás, poco faltaba. Y Soledad contaba los minutos.
En el Madame Bovary
Tauro sacudía la bolsita dentro de la taza que contenía el Té. Antonin lo miraba con cierta repulsión, odiaba que no lo mirasen al hablar y la mirada de Tauro era en especial distante.
-Continúa.
-Detesto su forma de vestir, es muy obvia, ¿por qué tengo que darme cuenta de la ropa interior que lleva si está vestida?
- ¿entonces que es lo que te gusta?
-Es muy dulce, y además buena en la cama, neumática, ni te imaginas lo que es capaz de dejarse hacer.
-Eso explica todo, te darás cuenta de que la mía es el témpano de hielo. Ayer mismo la hice sangrar, lloraba a cántaros, pero te juro que no sintió nada.
-Te pregunto lo mismo, entonces.
-¿Qué es lo qué me gusta? Tiene la naturalidad de una actriz y cuando habla es como si estuviese todo el tiempo en escena, sólo que nunca sé que papel va a interpretar. Y ya sabes como amo el teatro.
-Es difícil que lleguen, este no era un buen sitio, creo que no se va a dar lo que planeamos.
-¿Sabes lo que es el papiloma? Es extraño, es como una desfloración, tiene casi el mismo aspecto: el de una rosa que florece, sólo que esta vez se abre a la inversa y no hay vírgenes, aunque el dolor es mil veces mayor.
X
El valiente caballero logra, por fin, penetrar al recinto de su princesa y romper el hechizo. Gracias, dijo, pensé que iba a estar una eternidad metida en este cuerpo, que asco. El príncipe la miró estupefacto, había rescatado a la mujer más fea del planeta.