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Gosford Park

Dir.: Robert Altman. 2001


No es otra película de aristócratas encorsetados. Tampoco es una apología a las clases inferiores de la jerarquía postvictoriana, y mucho menos un capricho de cine qualite a la James Ivory. Gosford Park es otra deconstrucción Altmaniana a los rígidos engranajes de los dispositivos sociales.

En correspondencia a una ideología, a una filosofía y a una imagen del poder, la mansión donde se escenifica este Ensayo de un Crimen a la manera de un Angel Exterminador, guarda innumerables paralelismos con las diversas representaciones geopolíticas del cine de Robert Altman. Si en The Player los rígidos mecanismos de la burocracia audiovisual limitaban la creatividad de sus integrantes, en Gosford Park las estructuras sociales de la nobleza obstaculizan las relaciones humanas entre clases .Nuevamente el devenir de la masa es producto del poder.

Las películas de Altman carecen de protagonista. Su dramaturgia coral rechaza la heroificación de algún personaje. Los figurantes de Altman parecen conformar una orquesta de Jazz, donde eventualmente alguien interpreta un solo. Por lo general, al final del concierto la banda acopla todos sus instrumentos para ejecutar un requiem. Los interpretes acaban musicalizando su propio funeral con acordes prefijados por el dispositivo. Los protagonistas abandonan el escenario, dejándolo incólume por fuera y derruido por dentro.

   
   

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Menos Canal Más

“Es evidente la gran participación que tuvo en este Festival el gremio asociado a la televisión. No se trata de un rasgo casual, los organizadores del evento consideran que es vital pensar no sólo en la creación y concepción estética de un cortometraje, sino en la cadena que este debe seguir para insertarse en un público. La clave es acercar el cine a la televisión, asegurando quizas mecanismos alternos de supervivencia para esta actividad”.
Karina Sainz : Cuando se Gana por Knock Out (Artículo publicado en Letras).

El tecnocrático concepto de competencia cultural orienta la organización del Festival de Caracas. Los cortometrajes a concurso batallan en la arena de las salas de arte y ensayo, esperando figurar en el escaparate de los vencedores. El jurado evalúa a los protagonistas de la telenovela, distinguiendo a la mercadería negociable de la manufactura defectuosa; premia a la calidad del envase y el contenido, exigiendo correspondencia entre los dos; reconoce la estética for export; y recompensa a los sobrevivientes de la contienda.
La mayoría de los veedores del tribunal inquisidor trabajan en el ramo de la comercialización. Son chicos de la televisión, inversionistas que compran los enlatados que el soberano global consume a discreción. En el tribunal supremo de franquicias figuran los siguientes magistrados :

1) María Rubín, Jefa del Departamento Comercial de Canal Plus de España.
2) Anke Lindenkamp, Directora del Departamento de Compras de ZDF Arte.
3) Laurent Crouzeix, Representante del Festival de Clermont Ferrand .
4) María Eugenia Mosquera, Directora de Vale TV.

En correspondencia con su ideología corporativa, los miembros del jurado condecoran al cine más lucrativo a corto y largo plazo. Películas a tres actos, aristotélicas, bien narradas ,redondas, verosímiles, entretenidas sin dejar de ser edificantes, negocios seguros, tiros al suelo, flechas a la diana del rating.

Los documentales ganadores reseñan la superación personal de dos individuos caídos en desgracia, una damnificada de Vargas y un parricida mejicano. La dignificación de los personajes concluye ambas historias. La heroína de Falta un detalle consigue un hogar tras mucho bregar, y el asesino de Descenso es victimizado. Falta un detalle es un correcto producto de explotación, dirigido a las grandes audiencias. Contiene las dosis de catastrofismo y exotismo latinoamericano que cautivan al europeo adicto a las miserias del tercer mundo.

Descenso es un Archivo criminal en la tradición de los reportajes amarillistas presentados por Dora de Agostino. Asume sin pudor el papel de película aleccionadora ,denunciando a la disfunción familiar como el detonante de la conducta delictiva del protagonista. Es un cine comprometido, pero con la causa de la moralidad dominante.

El premio a la mejor animación recae en Hasta Los Huesos; un delicado cuento gótico a la gloria de las calaveras de Posada, y a la manera de las pesadillas de Tim Burton. Es un arte inofensivo ,apto para todo público y calificado para concursar en cualquier certamen.

Animación en Video se lo lleva una composición de viñeticas ingenuas, a lo dibujito de Kinder, comentadas por un niño. Provoca risa a primera vista, pero indignación a largo plazo, considerando que triunfo sobre cortometrajes más elaborados, arriesgados y complejos .El premio representa toda una declaración de principios del jurado.

Una inconfesa versión de Vecinos, la obra maestra de Norman Maclaren, obtiene el premio a la mejor ficción en formato video. La Sombra derrocha ironía ,madurez y dinamismo, aunque no oscurece el logro de su predecesora. Dos tipos combaten por una rosa en Vecinos, mientras dos nómadas desahuciados pelean por una sombra en el remake. El corto de Mclaren era un gag pesimista y apocalíptico, La Sombra no pasa de ser un buen chiste con doble sentido .

Ungüento para manos agrietadas recibe el galardón a la mejor ficción en cine. Es un premio discutible como los demás. A Jaworsky se le reconoce un agudo talento para crear atmosferas insolitas con los recursos más elementales. Al estilo del cine de Julio Medem, Ungüento sobredimensiona cualquier tradición rural, transformándola en una experiencia cosmica sin parangón en el cine nacional. Sin embargo, su mirada idealizada al campo no logra adaptarse a una dramaturgia solvente, resultando forzadas muchas situaciones, e inversomiles algunas actitudes de los personajes. El premio recompensa una visión bastante condescendiente de la realidad andina, donde la gente es pobre pero honrada, nadie juega a papi y mami, no hay teleadictos y aficionados al miche.

El Gran Premio es la decisión más acertada del jurado. Recibió elogios a discreción. En palabras de Carlos Ancheta, programador de la sala Margot Benacerraf, “ es un corto con una extraordinaria capacidad de observación ”. Según Guillermo Arriaga, guionista de Amores Perros, “ realza el valor del punto de vista ”. Gustavo Rondón, editor profesional de GO Media, asegura que el corto transpira madurez en cada fotograma, y aliento lírico en el climax. La película sobrecoge al espectador, justificando el montaje de un Festival alternativo. La próxima edición merece más premios como éste, y un jurado menos Canal Plus.

   


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La jaula de Cristal

Los contenidos homogeneizados del pensamiento único detentan una perfecta traducción visual en la “limpieza” de los planos contemporáneos . El panorama estético del mercado semiótico nos propone la representación utópica de la realidad, un paraíso etnográficamente diverso pero “artísticamente” filtrado por el lente de una Panavision.

La asepsia fotográfica de nuestra era cumple otras funciones , además de atenuar las diferencias culturales entre las naciones .Comunica imparcialmente la dramaturgia dominante, erigiéndose en un canal neutro de transmisión conceptual, donde cualquier trastorno focal se percibe como ruido. Es similar al régimen luz de la tele. El objetivo capta sin interferencias las dimensiones de un estudio alumbrado uniformemente, sacralizando la imagen de los mitos mediáticos. Asimismo ,el camarógrafo moderno encuadra platós encandilados como un lobby de hotel, deviniendo la clara extensión tecnológica de los no lugares.

Por otro lado, la eterna búsqueda de la limpieza como fin estético proyecta el perfil de un arte puritano, rígidamente sobrio, pudoroso , reprimido y profiláctico. Es el preservativo con el que se recubren todos los conceptos para esterilizarlos mejor. El arquetipo del condón es la nave de 2001. Ahí Kubrick anticipó el devenir de la vanguardia. En pleno apogeo de la contracultura, él fue a contracorriente , señalando el destino de las representaciones en un futuro tecnocrático : la funcionalidad gélida. El cuarto donde agoniza el último tripulante de la odisea del espacio, encuentra una prolongación en los decorados de los largos del tercer milenio, con sus camas en el medio de la nada , sus pisos relucientes, sus paredes impecables y sus adornos higienistas : un jarrón, un cenicero, una mesa de vidrio, y otros recipientes ubicados en superficies transparentes.

En un paso más allá , Kubrick manifestó su último pronostico en A.I, advirtiendo la sustitución de la mente y el cuerpo por una inteligencia artificial recubierta de prótesis. El Nostradamus de la tercera ola murió, pero su legado trasciende en la realidad de un presente apocalípticamente integrado, desde la unificación digital hasta la pulcritud óptica .


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Amélie

Dir.: Jean Pierre Jeunet. 2001.

Recientemente la filmografía Occidental recuperó el mito de la hada madrina para representar a la figura femenina. La hada madrina es un arquetipo falocrático, reforzado en las leyendas matriarcales del inconsciente masculino. El personaje proyecta la buena disposición de una madre sobreprotectora, y asume la apariencia de una virgen María. Mágicamente resuelve las pequeñas calamidades de su contexto y hasta funge, si es necesario, de ángel vengador. “Vigilar y castigar”, es su inconfesable lema; y “siempre lista”, su slogan de vida. Es una Yocasta a la medida de los deseos de Edipo, o más exactamente una combinación arquetipal entre Demeter, Kore y Hecate.

“Jung, a su vez, descubrió los arquetipos y entre los arquetipos de la feminidad, descubrió que toda mujer es trina en escencia y una persona. La mujer es un trébol con tres lóbulos: Demeter, la madre; Kore, la hija y Hecate, la encantadora.” (Fernando Rísquez: Aproximación a la Feminidad).

La fábula audiovisual posmoderna remite a la trinidad femenina Jungiana, personificándola en heroínas a escala de la dominación masculina. Se toma el lado más dadivoso de Demeter, el ángulo más subyugadamente disciplinado de Kore y la magia blanca de Hecate para configurar a la supergirl de la realidad tras la caída los grandes relatos, el ascenso del pensamiento único y la consagración del mundo como supermercado .

La supergirl de la fábula posmo vive en un mundo carente de conflictos sociales, políticos e ideológicos; en una utopía donde el único problema serio confluye en un dilema existencial: ser o no ser feliz. Al parecer de la fábula, la balanza de la disyuntiva siempre se inclina al costado izquierdo, impulsada por el amor y el apoyo de supergirl. Amélie no deja dudas al respecto, erigiéndose instantáneamente en prototipo de la fábula.

La chica de Montmatre es hija ejemplar, madre inmaculada y brujita seductora. Ayuda a los desamparados, a los viejitos, y alecciona a los malvados, enseñándoles a valorar esa “pequeñas sorpresas que esconde la vida”. Tanta filantropía reunida, según el largometraje, es una forma de evadir el gran dilema existencial de la humanidad. Sin embargo, como era de esperarse, la heroína confronta la disyuntiva en el happy ending más anunciado de la temporada. Amélie, tras arreglar el mundo, cuelga la capa, agarrando por los cachos al toro de la existencia para vestirlo de novia.

El Romeo es interpretado por Mathew Kassovitz, el director de La Haine. En aquella película, un personaje exclamaba irónicamente, mientras la realidad francesa caía en el abismo de la intolerancia, “todo va bien”. Ahora sabemos que la exclamación ha dejado de ser irónica para convertirse en el emblema de la fábula posmoderna.

Sí señor, mientras hay guerra fuera del imperio, todo va bien; mientras los pobres aceptan salarios de hambre, todo va bien; mientras la xenofobia canaliza el descontento social, todo va bien; mientras la derecha se legitima en la teoría y la acción, todo va bien; mientras la cultura bucoliza la realidad sombría, todo va bien; mientras Jean Pierre Jenet rechaza su pasado estéticamente apocalíptico y reivindica el presente integrado del arte new age, todo va bien.

“Francia es un viejo río de corrientes muy tranquilas, un país donde es fascinante contar maravillosas historias que terminan bien …estos films traducen la incapacidad del cine Francés de inventar ficciones que se enfrenten con lo real …contamos muy bellas historias, aquellas que contamos a los niños, que amablemente ponen cara de estárselas creyendo” (Oliver Mongin: El Miedo al vacío).

La constitución física de la protagonista responde al modelo corporal de la etnografía unidimensional. Amélie es legalmente andrógina como todos los figurantes del star system. Su premeditada ambigüedad seduce a grandes y chicos, a machos y hembras.

Hace algún tiempo el mercado descubrió en la androginia la gallina de los huevos de oro. Las Nelly Furtado del mundo de la música causan estragos entre los chicos y chicas, cautivando dos targets disímiles. En un intento por unificar a todas las audiencias, los nuevos programas de la tele conforman sus elencos reclutando a un representante de cada minoría .El medio congrega a un chino, un japonés, un white trash, un afroamericano, un “juasp” y un simpático latino, para protagonizar los aleccionadores capítulos de un elogio a la globalización.

La industria del cine, por su parte, utiliza la formula para traspasar las fronteras culturales, exportando la imagen de una generación conformista; satisfecha de pertenecer al imperio de lo efímero, donde rige la autocracia del look .

La sonrisa de Amélie en el afiche de la película evoca a la Mona Lisa. La pintura es polisemica, enigmática según algunos. El significado del afiche es tan obvio como la leyenda que lo corona: ella cambiara tu vida. De estar con nosotros, Duchamp le habría puesto un bigote y Magritte un titulo que sentenciara “esto no es otra tonta película Francesa”.

“En un momento en que la androginia es el ideal impuesto en una sociedad que pretende presentarse sin géneros ni clases y, consiguientemente, sin razas, lo andrógino simboliza esa desposesión absoluta, la eliminación de todos los opuestos” (Estrella de Diego: El Andrógino Sexuado).


   

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A Popcorn Mind

Más de una vez hemos llegado al cine por inercia, sin saber que chorizo vamos a comer. Terminamos viendo cualquier película, porque total todas van de lo mismo. Bueno, no tanto. Algunas van de aventuras, otras de acción, amor y humor ; pero siempre terminan con alguien contento o alguien triste.

Aunque sabemos el final del cuento, deseamos que no los echen de un modo determinado. Curiosamente, es en los momento que llegamos de carambola al cine, cuando a falta de mejor información que un afiche, terminamos por escoger cualquier película, seleccionando generalmente la que nos echa el mismo cuento pero de la forma que tanto odiamos. Para que eso no vuelva ocurrir, y como una contribución a la orientación del cinéfilo sin oficio, panfletonegro.com se enorgullece en presentar la primera guía para identificar a través del afiche el modo en que será narrado el happy ending.


Afiche tipo # 1: Publicidad verde

Si te indigesta Barney, si odias cualquier representación romántica del monstruosismo, si te provoca estrangular al gato cuando piensas en La Fontaine, si abominas la idea de que un burro rebuzne versos como Benedetti en una película de Eliseo Subiela, si desprecias el concepto de “película para toda la familia”, si rechazas lugares comunes al estilo de “cine fresco” y “ella cambiara tu vida”, si vomitas al escuchar un dialogo cantado; entonces corre, corre como Lola, cuando tu noche de cine se debata entre calarte una fantasía animada o soportar una versión new age de Mi Bella Genio.



Afiche tipo #2 : A luchar por la justicia

Tanta gente parada es como sospechoso. ¿Se van de marcha o vienen de sacarse la cedula? ¿Trabajan como caminadores o los dejo el autobús? ¿Son la nueva generación de Village People? ¿Y por qué andan todos como revirando? ¿A quién van a destonar estos superamigos? Si no deseas saberlo, pasa de largo antes que te confundan con un miembro de la legión del mal.



Afiche tipo # 3 : Dicen que soy aburrido

Si al conseguirte en la calle a este par de forros de urna, lo primero que se te ocurre decirles es: ¡cambien esa cara, chicos! Si tras esas palabras de aliento, siguen con su carota, y tu agregas para romper el “yelo” : ¡Pues sí! Entonces no los acompañes en su aflicción porque te parecerá inaudito descubrir que terminan igual de felices que tú.



Afiche tipo # 4: Encontrarás aventuras o las aventuras te encontraran a ti

Faltó que metieran una foto de Droopy con Luis Chataing. Sin broma parecen afiches del Pantaletazo.Tanta gente hacinada viendo para lados diferentes ¿Acaso hubo un viento entre ellos y todos se hacen la vista gorda? ¿La cosa está como tensa, no? Hay varios por ahí con una espada, que no van a perdonar al responsable. A mi me late que el autor de la gracia fue el señor del anillo flojo, aunque no me extrañaría que el culpable estuviera entre la momia podrida o una pluma filosofal de Harry Potter. De repente, este embrollo flatulento es otra suposición de mi pop corn mind, y esos afiches no son más que el anuncio de otra franquicia bigger than life. El tipo de reclamo publicitario, que le pone sal a mi cotufa, dirigido a las grandes audiencias, sin diferencia de clases y con los mismos derechos, igualito pa los snob, igualito pa los necios.


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El Oscar por si mismo

La prensa del corazón tiende a confundir el Oscar con una entrega de premios imparcial, democrática y justa. Los mortales sintonizan el ritual, confiando en su legitimidad e importancia. Según el periodista de farándula, no ver las películas nominadas constituye un crimen imperdonable. El cinéfilo militante abjura del premio, acusándolo de frívolo. Sin embargo, la realidad del galardón es más compleja.

El premio es una calculada autocelebración de la industria, organizada como un evento de marketing. Es, en pocas palabras, una sobrexposición sacramental de la marca. El negocio tras el Oscar contabiliza billones para Hollywood, en una de las inversiones cinematográficas más seguras a corto plazo. Una nominación asegura a la producción más modesta, ingresar al privilegiado club de las películas con recaudaciones millonarias. No obstante, la posibilidad de pertenecer al club tiene sus limitaciones. La candidata debe cumplir con una serie de requisitos. Comencemos con los elementales:

  1. Haber sido estrenada en Estados Unidos.
  2. Conseguir distribución durante la temporada Otoño-Invierno, época en que se estrenan las precandidatas.Últimamente las únicas excepciones a la regla han sido Gladiator y Erin Brockovich, dos blockbusters proyectados en verano.
  3. Habladas, traducidas o subtituladas al Ingles. Las películas en otro idioma compiten por ingresar en el cajón de sastre de la Mejor Película Extranjera. Para que una extranjera pueda optar a otras menciones debe estar respaldada o distribuida por una megacorporación. Es el caso de El Tigre y El Dragón, Todo Sobre Mi Madre, La Vida es Bella y Amélie.
  4. Abordar géneros drámaticos, o con pretensiones de serlo. La Academia considera al terror, el gore, el porno y la ciencia ficción géneros menores, aunque los toma en cuenta cuando se adocenan, autocritican, o degradan para contar historias serias, de tono grave y reflexivo.
  5. Exponer una tesis, argumentarla y concluirla. La Academia denigra del cine gratuito, arbitrario, absurdo, abierto, licencioso ,erótico, chabacano, chapucero y sin sentido. Las aspirantes confrontan al mundo con sus miserias, sugiriendo una solución para cada una. Las historias declaran la paz mundial y pregonan a los cuatro vientos el valor de la confraternidad. Las nominadas asumen una función ética, legitimando el compromiso conceptual del arte norteamericano: “Desaparecidos el control extremo de la iglesia o la Corte que los servía, el arte del periodo burgués desarrolló una necesidad interna de servir, de ser útil. Esta necesidad interiorizada de servir, de responder a algo que trascienda el mero juego formal es lo que denomino puritanismo” (Xavier Rubert Ventos: La estética y sus herejías).
  6. Incluir a un paralítico y un ciego en la historia de una telenovela garantiza rating. Asimismo, incorporar en la trama de una precandidata a un esquizofrénico, un alcohólico, un discapacitado, un enfermo terminal, o una niña con síndrome de down, asegura al menos una nominación en la categoría de mejor actuación. Dígalo ahí, Rusell.

Ahora los requisitos tácitos:

  • Desembolsar más de cinco millones de dólares en campaña publicitaria. A Beutifull Mind invirtió cerca de 14 millones (el presupuesto global de treinta películas de bajo presupuesto. Vayan sacando la cuenta).
  • Detentar una buena recaudación en taquilla (abstenerse películas con ganancias de menos de seis cifras).
  • Prohibida cualquier denuncia política. Sólo se aceptan cuando glorifican la democracia norteamericana, y el intervencionismo unilateral.

Condenar el holocausto es apostar a ganador .

Después de traspasar los filtros, las películas son apoyadas o ignoradas por los votos de los miembros de la Academia. Los sufragios retribuyen a los largometrajes que han cumplido cabalmente con los requisitos. Generalmente no hay sorpresa en los resultados. Las megacorporaciones intentan chantajear a los votantes regalándoles souvenirs, agasajándolos con banquetes, etc. Una nominación conjuga un excelente trabajo de lobby y un buen manejo de la imagen del film. Cualquier error, omisión y distorsión es capitalizado por la competencia, transformándose en la punta acerada de una campaña sucia.

Otra maquinaria compleja de intereses y ganancias, es la celebración del ritual. Los derechos de transmisión del Oscar cuestan un realero. Sin olvidar el precio de la pauta publicitaria. Anunciar en el Oscar es un lujo que sólo se pueden dar algunas corporaciones, vinculadas al ramo de la tele .Durante el evento, cada movimiento de cámara, cada entrevista, cada presentación de premio, cada discurso de los ganadores, equivale a un compromiso comercial. En la alfombra roja, los invitados de honor declaran a la prensa con la excusa de promocionar la firma del vestido que lucen, o la última película que estrenaran. Las presentaciones se adjudican a los protagonistas de los Blockbuster de la próxima temporada.Los aburridos discursos se convierten en publicidad indirecta de trasnacionales y megaempresas; también en otra forma de proyectar las firmas de los diseñadores de moda.

Los invitados, los protagonistas de la gala son microempresas ambulantes, gerenciadas como franquicias y asesoradas como un candidato a la presidencia. De hecho, la carrera por el Oscar transita en la misma autopista donde se escenifica la carrera por llegar a la Casa Blanca. No hay candidatura sin apoyo millonario y no hay victoria sin campaña. La mayoría sufraga mediante sondeos, pero el voto valido es el de la élite. Los elegibles presentan un curriculum intachable. Los defectos de unos son ganancias de otros en la guerra sucia. Asistir al evento garantiza publicidad gratuita y contratos potenciales.

La dramaturgia del espectáculo combina la comicidad cautivante con la solemnidad mitificante. Todo está organizado para consolidar una imagen, una forma de entender el cine, y una manera de consumirlo.

La edición 74 del Oscar representó un hito en la historia norteamericana. Dos afroamericanos obtuvieron el reconocimiento a la mejor actuación. Sidney Poitier recibió un Oscar Honorífico. El luto por el 11 de septiembre ensombreció parte del show. Dos rebeldes con causa entraron por el aro, Woody Allen y Robert Altman. Robert Redford cantó loas a Hollywood. ¿Qué significado envuelve esta serie de acontecimientos? ¿Qué denota y connota esta retórica de la integración? Simplemente una idea: América está unida.

La “ noche negra” funcionó como mea culpa tranquilizador. Tras años de protesta, la comunidad de actores afro obtuvo una compensación luego ser discriminada y marginada de las categorías importantes. La presencia de Sidney nos permitió confirmar la imagen que se ha hecho Hollywood del negro. Antitesis de Spike Lee, Sidney encarna el prototipo de la alteridad racial domesticada, engolada, aburguesada y empingorotada. Durante el ascenso del Poder Negro y el Black Panther, Sidney representó la esperanza blanca del status quo. Ahora es el ejemplo de las nuevas generaciones, y Denzel Washington lo considera una inspiración divina.

Allen baja la cabeza ante Hollywood. En tiempos de guerra, las diferencias intelectuales se olvidan, todos somos hermanos, y todos luchamos por el mismo objetivo: levantarle el ánimo y la autoestima a la comunidad del intervencionismo. El Oscar adquiere el tinte de un evento político, oficiado por los emblemas sociales del momento: buenos samaritanos que llevan el luto en el alma, directores comprometidos con el arte, caras lindas y gestos sobrios; la pacatería cultural a la potencia de una demostración de fuerza Hitleriana. El Oscar recuerda un show de variedades organizado por Fidel. Barajitas de todo tipo, color y procedencia codificadas por la censura del espectáculo. En el fascismo, la cultura sigue siendo un espacio de depuración, de integración de alteridades en un dispositivo que las neutraliza.

   

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