Los mismos pies, las mismas manos Llegamos a tu país, te convencemos. No recojas fruta de esos árboles, no comas esa carne, ese pescado, que consigues así, tan fácil. Labra tu tierra y siembra esta planta que dará tela, véndenos la tela que te pagaremos con dinero con el cual nos comprarás fruta, carne y pescado. No bailes y pienses, solo baila, para poder clasificarte como bailador. Si naciste en Talpatria, pon cara de ser de Talpatria, para poder reconocerte. No bebas vino si no naciste en el país de los vinos. Si eres latino, haz todo lo que puedas para no diferenciarte de otro latino. Si eres español grita ole. Si pasas de los cuarenta apréndete los hábitos de los cuarentones, que podemos enseñarte si no los conoces. Si escribes y eres joven, escribe como un escritor joven. Ya sabes, por ese cuento de grupos sectarios, segmentos, muestreos. Ya sabes, para clasificarte. Los mismos pies, las mismas manos. La misma idea redonda del mundo que ronda no sabemos si al derecho o al revés. Pero el miedo al otro sigue tan como si nada. La necedad histórica se hace histérica cíclicamente. La verdad se reirá, tal vez, de sus tantos autoproclamados dueños. Hoy miramos guerras actuales escuchando promesas de guerras futuras que se lanzan como si tal cosa. Desandando miserablemente vaya usted a saber cuantos caminos de evolución. Hoy que salvamos distancias en instantes, no damos un paso en firme para ser más dignos, más sabios, más gente, mejores. Con los mismos pies y las mismas manos, construimos muros, visibles o no, para que no escapen aquellos a los que hemos liberado de algún oprobioso opresor que los tenia encerrados tras un muro. Con los mismos pies y las mismas manos alzamos o derribamos al que pretende crear con sus pies y con sus manos. Declaramos el pasado como historia o falsedad según nos interese hoy. Desviamos la vista ante aquel que reza, si militamos en el Dream Team de la ciencia. Descalificamos los registros sanitarios si somos soldados de la "nueva era". Siempre divididos, siempre dividiendo. Seguimos enseñando a ahondar las diferencias generación tras generación, negando una y otra vez que viajamos todos en el mismo barco. Los mismos pies y las mismas manos, son los que estamos quebrando. |
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