Amnesty International on-line




   


Soledad
No me hables mas
Fue oscuro este amanecer
Una espina, demorada en los sueños
Fue la causa de mis lágrimas.
Ni siquiera los colibríes
Que día a día trinan en la ventana
Me arrancan una sonrisa.
Hoy necesito un abrazo en el medio del paraíso
Un temblor que me recorra con torbelllinos de frescura
Un beso...
O una canción al borde de la luna...
Porque estoy seca
Desteñida de vida.
Soledad
Hoy no me hables mas.

   
     



Nacida Muerta

Tengo tanto dolor adentro
que siento el corazón por fuera,
nunca más desfallecí en tus brazos
ni has vuelto a rasar de amor mi copa.
Me acurruco en las noches con mi sombra,
duermo sola entre quejidos muertos,
inútilmente imagino diario despertar
embriagada por los pétalos de tu boca.
¡¿Porqué no nací piedra,
árbol,
tumulto de olas,
grito de silencio,
sangre que fluye por otro cuerpo,
no el mío?!
Todos los días me arrepiento
de buscarme en el espejo de tus ojos,
sin ondularme a la cavidad de tu silueta,
consumir mi vida esperando tus migajas.
Me arrepiento tanto de extrañar tus besos,
imán de tu lengua nerviosa,
el fragor de tu sexo.
¿Porqué no nací hombre como tú,
duro,
insensible,
indiferente,
casquivano?
¡¿Porqué no nací muerta
para no tener que olvidarte
cuando tanto te amo?!

-Lina Zerón
(del libro "Rosas Negras para un ataúd sin cuerpo", editado en España, 2000.)

   
 
 
 



 
 
 

Sumido en las circunstancias de lo absurdo
acaricio temores aceitosos y bursátiles
humano mientras maloliente
definitivo mientras convenga
sin supresiones de comodidad, sin alumbrar el alma de nadie
sin terminar con el fragor pueblerino
vinculado en la respiración asmática de los desposeídos
a imagen y semejanza del sexo oportuno
desprecio de simbologías alternativas
comprometido en diapositivas rasgadas como arte contemporáneo
aferrado al bloque inconcluso de la verdad absolutamente inservible
sonidos de mantos sagrados
ignorancia en plegarias que ponen la piel de gallina
a una multitud casual
amable, desconocida y cercana
en tanto vientre dispuesto
dentro del mismo aire
a veces ajeno
a veces irrespirable
me erijo culpable de entrepierna
y sumido en estas circunstancias
asumo el vaivén necesario
ausente.

 



Déjame Llevarte

Déjame llevarte en ruta de las estrellas
donde se viste de ópalo, la noche el traje
en canto habitual acorde extasis del alma
así poco a poco suave en besos desnudarte.
Déjame sin reparo ser el rocío, la mañana
quedada en silencio bordándote las noches.


Lentejuelas, cristal donde tus ojos se miraran
y llenarte de locuras prohibidas en deroche
te llevare a los confines azules de la alborada
donde nacen en nubes el mar de los te quieros
donde beso a beso el sol de rojo tenue se esconde
desnudez absoluta el horizonte en su marejada.

Déjame llevarte en armonía por mis senderos
donde la luna corona el universo azul de plata
sabrás amor entonces como sin límites te quiero
unión perfecta de dos amantes que se entregan
remontándose se quedan dormidos en el tiempo
en la corriente de los cuerpos cuál agua fresca.

Déjame ser en tu caminar el otro camino nuevo
ser el rayo de luz que en silencio te viene a besar
perfumando de alegrías despacio tus sinsabores
Déjame quererte tanto como solo quererte quiero
en libertades donde no se tiene dueño ni fronteras
unisono dulces caricias aventureras sin lamentos
unión concava en delirios recorriendote perfecta
los confines en llamarada explotando en tu cuerpo.

 
 







Por obra, tengo una colección de primeras líneas
un día de estos, un gigante de grafito se levantará
y se lo comerá todo




Hay mujeres como ella, fáciles de reír,
a quienes podría arrancarles una carcajada
y en medio de las sonrisas posteriores,
incómodas, inocentes,
besarlas, llevarlas a la cama,
hacerles el amor hasta que sientan culpa,
hasta que sus madres, judías a ultranza,
perciban en su vientre la fuerza de mis embestidas.

Ha memorizado sus poemas antes de revisarlos,
lee con palabras cambiadas,
corrigiéndose encima del atropello de los nervios.
Golpea las frases indicando una rudeza
que no es natural en ella.