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Een twee cha-cha-cha, drei vier cha-cha-cha
(een beetje té proper)
El tatoo del tigre, Señor Coconut, Wawadadakwa y la escena europea de fusión afrocaribeña
Al principio creó Dios el asentamiento gitano de Amberes, los ScheldApen, a orillas del Escalda. He ahí el punto de convergencia tan buscado entre Darwin y Génesis: ScheldApen, juego de palabras entre Schelde (Escalda) y Antwerpen (Amberes), se traduciría libremente como “Monos Insultantes” (de schelden = insultar y apen = monos) y de ellos desciende la raza afrobeat de flandes.
De este centro de neohippies surgen bandas de renombre local como Think of One (and the Marrakech Embalages Ensemble) cuyos miembros se reúnen con más panas o en subgrupos o en solitario y de esa célula primaria se va formando un número aún en ascenso de bandas musicales con más o menos la misma intención: hacerse de la música africana y caribeña, moldearla, mezclarla y producir algo “nuevo”.
La música se está acabando desde hace tiempo: Santana suena a creador de un estilo y un dia un pana te pone un disco de Perez Prado y te das cuenta de que no. Así que no queda otra que oir lo que ya ha sonado y pensar por un rato en lo que le falta, en como enriquecerlo (a lo mucho. La gran mayoría oye lo que ha sonado y cambia un poco la melodía).
En el caso que nos interesa Think of One trabajaba el jazz con elementos norafricanos; Wawadadakwa trabajaba más con el Caribe, adoptando temas de Tito Puente, salsas galácticas y demás, pero sin dejar de lado las monoacordes e interminables melodías bailables centroafricanas; the Internationals sigue la pista del ska tradicional jamaiquino. Entonces empieza el mestizaje: Wawadadakwa toca un día en el que por casualidad Irmgard está en Amberes junto a the Internationals y en consecuencia piensa que Amberes es el lugar más de pinga del mundo para salir de fiesta y se forma the Belgian Afrobeat Association, pues al final, todos borrachos suben al escenario juntos, más de trece personas, y descubren que es bueno. Luego algunos de Wawa quieren tocar algo más suave, otros de Internationals se anotan y forman Obatalá, para entonar cánticos yorubas y experimentar con percusión de arcilla. Luego el cuñado de un baterista quiere seguir el ejemplo y forma otro grupo de ska tan bueno como el anterior y finalmente, en una fiesta, todos ellos juntos, que quizás conformen la totalidad de los músicos belgas que simpatizan con el Caribe, sienten que falta un big band de los viejos, un mambo de ese sabroso, pa´ que la gente se agache y suba y siga los pasos, con mujeres en trajes de leopardo, hombres de etiqueta, faralaos, tabacos king size y cantantes con el falsetto de Yma Sumac. En el sexto día se formó entonces El Tatoo del Tigre.
Todos los músicos han ido creciendo y aprendiendo juntos y la calidad de sus discos y conciertos es indudable.
También es el caso de Señor Coconut, pues, aunque desconozco si hay una “movida” alemana de mambo, el asunto no es local a flandes y hay más de una banda de chachachá francés por ahí.
Tuve la oportunidad de ver a Sr. Coconut cuando sólo había oído el famosísimo Showroom dummies y me sorprendieron con versiones mambochachachá de Smoke on the water y Smooth operator y con versiones merengue del Bad de Michael Jackson y de Raiders on the storm. En vivo era una batucada y sin embargo, sentía que algo faltaba. Mis pies no terminaban de sentir el influjo irrefrenable que se siente en el ficticio Guateque de Sabana Grande de nuestro número anterior, por ejemplo (clic).
Lo mismo sucedía con los demás grupos: sí, eran grupos muy buenos, músicos de excepción. Wawadadakwa había incluso ido, como grupo, a Cuba con la finalidad de absorber un poco el ambiente, además de la música. El carisma también lo tenían, los belgas empezaban a gritar y saltar que ya es mucho pedir para un público de naturaleza más bien pasiva. El Tatoo del Tigre por su parte, pasea Mc´s y vocalistas, bailarines y bailarinas, buen humor y son capaces de poner a 10 mil personas de cuclillas o hacerlos gritar “¡si, sinior!”. Internationals es capaz de ejecutar Phoenix city y el sonido no se alejaría mucho de las mejores grabaciones de los Skatalites. Entonces, ¿qué era lo que faltaba?
La explicación la tendría en mi reciente visita a Venezuela, visita de la que el aprendizaje me ha llegado con cierto rezago.
En una sesión de pirateo de música con el editor de esta revista, oíamos algo de la música que vagamente ha ocupado la cuartilla anterior. Yo alababa la música que oíamos y Pratt lucía poco emocionado. Le comentaba de los conciertos y él me dijo algo que ya había oído antes:
Una vez fui con un amigo a un concierto de Wawadadakwa. Si pueden encontrar musica de ellos en la red, podrían oí temas como el cumbanchero o el ran kan kan versionados de manera impecable y sus temas propios son aún mejores. Yo bailaba, aunque no con el mismo convencimiento con el que bailé cuando Richie Ray y Bobby Cruz sacudieron el Poliedro de Caracas con su “música de papadios”. El pana estaba indiferente, fumaba. A la salida le preguntaba su opinión y decía que había algo que no cuadraba. A mí también me lo parecía, así que le pedí el esfuerzo de describirlo. Su respuesta coincidiría con la respuesta de Pratt:
“Een beetje té proper” dijo.
Traducido, “un poco demasiado limpio”. Un poco demasiado pulido, un poco demasiado bonito, un poco demasiado académico. Le falta calle, pues.
Esa es la sensación. Parte de los ritmos afrocaribeños llevan a África y el Caribe dentro. Es algo que va en la sonrisa o en el pulso, en improvisar o pelarse, en tocar no lo que dice la partitura o lo ensayado, sino dejar el vistuosismo salir sin buscarlo, lo caul no quiere decir, no me malentiendan, sin ser ensayado o estudiado.
Es sólo distinto.
Sin embargo, el espíritu colectivo es ya plausible. Si hay una “corriente” musical que merezca ser resaltada en Bélgica, no es la de los DJ´s o el hip hop o el bossanova electrónico o alguna ola retrasada de la chanson, sino la llamada escena afrobeat de flandes.
Evolucionará, sin duda. y quizás haya que re-escribir este artículo en unos años. O menos.
Fotos: Roland Devereaux (chapeando con su carnet de prensa)
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El Antídato del mes
No, no es Judas Priest, no es Kiss, no es David Lee Roth sin Van Halen (eso al menos parecía ser rock). Es The Darkness interpretando una canción que parece haber sido escrita hace veinte años. No es un cover ni es pegajosa, es el estilo que tienen ellos de revivir los sonidos de finales de los setentas y comienzos de los ochentas para los incautos que no habían nacido entonces.
No tengo nada en contra de los revivals, de hecho, creo que muchas de las mejores bandas de los 90s (Pearl Jam, Jamiroquai y Greenday, por decir tres) le deben todo a los genios que crearon el rock de los 70s, y ni decir éstos a los Jazzmen y la academia de los 50s. Pero hay estilos que deben permanecer muertos. Pienso lo mismo del electro-pop de los 80s, pero eso no me impide escuchar Moloko o Ladytron, porque después de todo, tienen algo que suena a siglo XXI, a evolución. I Believe in a thing called love puede estar al lado de California Girls o cualquier otra de esas canciones vacías de los falsos metaleros que abundaron en los 80s, que vendieron muchísimo, pero jamás pudieron hacer una pieza que aguantara dos años.
Quizás el resto de "Permission to Land" sea una maravilla, pero la muestra no motiva. Estoy vacunado, de ahora en adelante le daré gracias a Dios por no haber tenido que escuchar este bodrio en alta rotación.
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El Dato del mes
En mis años mozos, cuando me tripeaba demasiado un tema en particular, grababa el CD completo en un cassette, pero durante semanas solo oía el tema que me interesaba y lo retrocedía y lo repetía y así. Me pasó con Jeremy del "Ten" de Pearl jam, con Go, del "Vs." de Pearl jam, con el trío Afuera/Miedo/Aquí no es así de "El Nervio del volcán" de los Caifanes y qué se yo con quién más. Luego llegó la era CD y era aún mas fácil, y del "Siamese dream" de los Smashing Pumpkins solo oí Today y Disarm durante mucho tiempo antes de descubrir la joya que es ese disco (sobre todo por la batería bestial de Jimmy Chamberlain). Ahora es la era mp3. Uno enciende la computadora y si no desea una lista pre-editada, una manera de empezar es dobleclick sobre un tema e ir agregando el resto. Ese primer tema, desde hace más de un mes es sin duda el Inertiatic ESP del "De-Loused in the comatorium", álbum debut de The Mars Volta. Honestamente, creo que algo así es lo que intentó hacer The Darkness en su I believe in a thing called love, pero no le salió bien.
Sugiero que anoten el disco completo como dato del mes. Yo lo anoté como dato para mí: no lo he oído completo, pero el pana Pratt dice que es "UNA VIGA".
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