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Sin Vértigo

sin vértigo
o angustia

– sin existencialismo –

haré de este tránsito celeste
un encuentro de sueños sosegados


no voy a detenerme en el lamento de saberme ausente

voy a deslizarme
como una diosa muda
en mudo silencio
de peces agobiados

voy a escabullirme entre las sombras felices

(llenarme de su ferocidad sacrílega
no será suficiente para saber la púrpura de mi crepúsculo)


yo sucumbo
– ellos duermen –

lo sabe Hades …
lo saben los fantasmas invisibles de estos seres agotados

lo sabe Virgilio desde su morada de imperio simulado

lo sabe esta noche
que dormida

no mira cuán ausente su razón oscura


iré sin vértigo

poblaré de peces
el reino del silencio

-Aural del Moral
<[email protected]>

   
     



# 84

Para cavar un hueco en la memoria
no bastan las manos
ni la sangre
ni la savia;
para dejar un hueco limpio,
sin llenarse de tierra, sin sudar bajo el sol
y sentir los labios resquebrajarse con la sal
es necesaria una dosis de locura,
de vidrios rotos,
aguas azules,
putrefactas,
teñidas del moho de las entrañas.

Para no tener pico, pala ni uñas
se necesitan otros fluidos,
otras herramientas de aire nocturno,
de pesadillas ignoradas,
de cenas de exabrupto,
de ajenidad
descontexto
y otros calificativos.

Para cavar un hueco en la memoria
haría falta más de una línea;
se necesitaría tal vez un puñal,
tal vez,
al final,
un desencuentro.

-Tatiana Sledzinski
<[email protected]>

   
 
 
 



 
 
 

La espalda de la noche

                I

En el epitelio de las horas se funden mil verdades
       Cantos tribales
       mentiras calcinadas
Melodías a la flor de los labios de la noche primigenia

Los huesos del dolor
se quiebran en agujeros
La ira del demiurgo muele estrellas
La luz se hace polvo y viaja con la brisa

La médula espinal del universo
rige el movimiento de las manos


                II

La leve guillotina de las horas
      -que ni el mejor sastre-
corta delgadísimas hojas de brisa
Veo el movimiento de cortinas
El ulular del viento cose y descose
      sábanas de hilo de oro
Huele a lluvia

Una mano bate espumas
-como de leche tibia en la noche oscura-
que ni las olas...

Una llovizna de guijarros rompe la quietud del agua y es luz de luna
              sonrisa de dientes blancos
              abrigo de neblina fresca
              calor de leña a tiempo

Recojo mis retazos de brisa y los lavo
en el tiempo que no deja de viajar conmigo

-Elisa Ochoa Linde
<[email protected]>

 



Cuando Llegaron

Como si fueran hachando
musculosas atletas
arrasaron nuestro jardín
Nadie ofrecía combate a aquel ejército nocturno
En las puertas y ventanas los habitantes
Tragaban saliva mudos de dolor
Secaron las fuentes de agua
espantaron los perros con disparos
destrozaron las muletas del cojo
defecaron en las aulas de la escuela
y no conformes nos prohibieron hablar
Lentamente perdimos la memoria
y ahora nos pueden ver, domésticos
como si no hubiera pasado nada
después que nos hacharon los atletas musculosos

-Jesús Enrique Guédez
<[email protected]>

 
 







Hilos


busqué debajo de los nudos
lazadas
tejidos

hilos de esta red arabesca de silencios


busqué en el vértice del todo
más allá del follaje y la enramada

busqué detrás de la cruz


miré mis propios hilos
sus trazos informes
sus muecas incendiadas



siempre el fuego

el fuego
siempre


te hallé
desprendido

agazapado en mitad de la oscurana


me hallé callada

hilvanando almas
bordando espesuras

rajando siluetas en la noche

-Aural del Moral
<[email protected]>





                a OscarWong


Creo que vivo
en las postergaciones,
abrigo casas en el aire.

La sal de las promesas
escuece en mi piel,
condimentando mis días.

Voy al muro de mis lamentos
y regreso con raras ofrendas.

Me llega el eco de tu voz,
como una palabra blanca,
a hurtadillas.

Mientras me pierdo
en el laberinto de mi voz.



                II

Deambulo en la casa vacía,
la que no me espera,
como en una pesadilla interminable,
me hago a su aire de respiraciones entrecortadas,
a su espesa niebla acariciándome.
Alguien me casó con ella,
me puso un anillo oscuro
con la cara hacia la muerte.



                III

Barco haciendo aguas

Mundos negados,
mundos perdidos,
mundos anegados,
es lo que tengo.

¿A quién doy mi no-vida,
a qué la entrego,
para qué sirve este hondo pozo
de vacíos y escarnios?

Odio este mundo hostil, absurdo y vacuo
que me rodea.

Tengo mi odio triste,
mi fondo amargo
y una pequeñísima luz
que no sé para qué sirve,
que detesto por inútil,
como todo lo demás.

-Beatriz Alicia García
<[email protected]>
Caracas, julio 2003

 
 




 
Alegoría de la Belleza

En los roces intento de tus labios
amanecer como si yo te amara,
como si yo, mujer, lo declarara,
en los roces intento de tus labios.

Porque seremos lo que Dios entiende,
todo lo tierno que en la vida existe,
ávido sueño, la canción que insiste,
todo lo suave que la piel extiende.


Porque seremos nubes, viaje ciego
que no termina... de escribir la historia
porque lo dice nuestro amor de fuego.

Gracia secreta, desnudada estrella
como luz exigida por memoria
colmando flores de alentada y bella.

-José Repiso Moyano
<[email protected]>





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