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Algo personal
(Esperando, todavía, los libros de 2003)

-Jesús Nieves Montero
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En su artículo "El país de los marxistas rococó", Tom Wolfe comenta varias ideas de tal aplicabilidad al contexto venezolano que debemos mencionarlas. Por cierto, los libros, como gran parte de la vida nacional, esperará hasta marzo. Para lógicas superficiales digamos que es una cuestión de falta de combustible intelectual, para razonamientos más intelectuales apelo a que me atrae la hibridez posmoderna.

Volvamos a Wolfe. En el texto mencionado destaca esta frase dicha por un diplomático francés: "Un intelectual es una persona versada en un único campo y que sólo opina sobre otros". Anotemos. Otra frase de Wolfe, esta vez entresacada de Marshall McLuchan: "La indignación moral es una técnica usada para conferir dignidad al necio".

En medio de esta coyuntura venezolana tecnócratas, demagogos, derechistas, amarillistas, guerrilleros, políticos, politiqueros, sindicalistas, sindicaleros, pueblo, sociedad civil, empresarios regulares y de maletín, gente disfrazada (militares) institucionalistas, nacionalistas, eructistas, todas las anteriores y, sino, todo lo contrario; se enfrentan en una ronda de todos-contra-todos cuyos resultados parciales son de difícil análisis. Como se ve, aunque tenga que decirlo en tono agridulce, es una fiesta amplia, plural donde, en honor a la democracia, hasta los arroceros son bienvenidos.

Un grupo de estos autoinvitados, son los intelectuales oficialistas venezolanos. Hubo antecedentes, se esforzaron en diciembre de 2001 cuando publicaron un comunicado que, por cierto, firmaban algunas personas que en los días subsiguientes reclamaron que sus nombres habían sido utilizados sin autorización. Sin embargo, comenzaron a brillar un año después, sentados con comodidad en los programas de opinión de Venezolana de Televisión, opinando de lo primero que se les ocurría.

Para refinar la generalización "intelectuales oficialistas" pasemos a una metodología, el estudio de casos. El primero será el señor Luis Britto García. Este individuo se mostraba con indignación moral, por supuesto, porque cómo era posible que "al pueblo le quitaran su ilusión". Se le deben frases como esta, dicha el 24 de diciembre pasado en el programa de Ernesto Villegas: "El niño Jesús estaba secuestrado en el hotel Four Seasons pero ya un grupo comando del la DISIP y la Guardia Nacional lo ha rescatado y anda suelto haciendo milagros". Luego comentó que lamentaba la actuación de los oficiales de la marina mercante en los buques tanqueros porque se habían metido a piratas "en lugar de continuar la tradición de los marinos que escribían poesía." Hipótesis uno: el señor Britto García, realmente, considera que él es humorista (muchos le han seguido el juego y se dice que algo no es mentira si uno se lo cree). Hipótesis dos: el señor Britto García comienza a tener síntomas de senilidad. Hipótesis tres: El señor Britto García tuvo una amnesia localizada en el área cerebral que guardaba el materialismo dialéctico.

El segundo caso es la señora Laura Antillano. Hace un poco más de una año, con ese tono etéreo que encierra una espiritualidad fingida, al ser consultada sobre su taller literario, dijo que entre sus participantes lo más importante era la taza que llevaban para tomar café o té, porque eso descubría su personalidad. Sin embargo, no fue un envase sino una carta enviada por Alexis Márquez Rodríguez al presidente de Casa de Las Américas en Cuba, en la cual el ex presidente de Monte Ávila Editores simplemente se dedica a hacer un mínimo inventario de lo atroz y paradójico de este gobierno, lo que reveló a la señora Antillano. La carta le obligó a pronunciar, a mostrar su "estupor" (otra indignada moral). Además, es enfática la señora Antillano al decir que "en estos momentos, lo importante es mantenerse". Finalmente, comenta que a ella ("y a muchos aquí" (sic)) le ha alegrado mucho el comunicado firmado por Mario Benedetti y Eduardo Galeno en apoyo a nuestro actual presidente Hugo Chávez. Hipótesis uno: la señora Antillano quiere la primera revolución estática (dado que lo importante es mantenerse). Hipótesis dos: la señora Antillano únicamente sintoniza Venezolana de Televisión. Hipótesis tres: la señora Antillano vive mentalmente en los años '60. (hipótesis que podría compartir con el señor Britto).

Hipótesis general: La ignorancia es la madre de la audacia. (y por ella opinan todos)

Todo este recuento es importante más allá de esas dos individualidades cuando tomamos en cuenta los graves problemas de representatividad que atravesamos en Venezuela, entre otras causas, esta "Tierra de gracia", tiene desde hace unos cuantos años el obstáculo de sufrir en su dirigencia con una situación del tipo "no son todos los que están ni están todos los que son" pero además, los que están, quieren hablar todos, es decir, quieren ser y estar, por la fuerza.

Con estos "intelectuales oficialistas" no es un problema que hablen sino su gusto por sentirse y tomar la voz la de "intelectualidad" venezolana, llamar a rectificación a quienes no piensan como ellos, ridiculizar al resto. El gobierno venezolano y otros gobiernos los invitan a reuniones internacionales como representación de la literatura venezolana. Y es bueno, siguiendo los criterios metodológicos, recordar que la representación funda sus bases en aspectos cualitativos y cuantitativos. Ellos han demostrado ser pocos, cada vez que emiten opiniones un gran número de otros intelectuales se las refutan. Y es evidente que sus "cualidades" han quedado al descubierto en estos meses. Son personas mezquinas, resentidas, cuya única utopía es ser ellos mismos rectores del pensamiento de una sociedad y, en el camino, como agradecimiento al régimen, dar soporte seudoteórico, seudoracional a los excesos e incoherencias del gobierno.

Yo hablo como individualidad. No digo representar a nadie. Igual lo he disfrutado. No hay nada más lamentable que ser, intencionalmente, ejemplarizante, pero, señores, no conviertan el "gremio" intelectual en un saco de gatos. Joan Manuel Serrat tiene una canción que nos puede dar buena atmósfera de cierre:

"Probablemente en su pueblo se les recordará/ como cachorros de buenas personas, / que hurtaban flores para regalar a su mamá/ y daban de comer a las palomas/ Probablemente que todo eso debe ser verdad/ aunque es más turbio cómo y de qué manera/ llegaron esos individuos a ser lo que son/ ni a quien sirven cuando alzan las banderas/ Hombres de paja que usan la colonia y el honor/ para ocultar oscuras intenciones: / tienen doble vida, son sicarios de mal./ Entre esos tipos y yo hay algo personal"

Wolfe, Serrat y yo, hemos dicho.

   
     



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