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Julio - Top-5 Grandes cagadas de tu vida

Top-5: s. Lista arbitraria, extremadamente personal, hecha por un colaborador de Panfleto Negro.

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Top5: siempre he sido un tipo con limitaciones expresivas. En el sentido, al menos, de que digo cosas que para mí estan clarísimas, pero que también a todas luces son barbaridades inimaginables. Una vez conversábamos acerca de la inteligencia de la pareja como factor importante en la persecución de la felicidad y blablabla. Alguien dijo que no podía vivir sin una mujer inteligente al lado. Yo pensé en cuanto me habían herido mujeres brillantes y aún hoy no puedo justificar por qué traduje eso en la frase “yo prefiero que una mujer no sea muy inteligente” (valga la acotación: una amiga salió a mi defensa, calló a los demás y les dijo que me dejaran explicarme. Yo estaba mudo) . Sólo una vez sería despreciado con mayor fuerza en mi vida 

Top4: una de las peores cosas que pude hacer fue acompañar a mi cuñada hasta la puerta de abajo. Ella no tenía nada que decirme ni yo a ella: esa es la situación en la que se cometen las mayores cagadas de la vida. Imagino que me veía como un candidato muy serio para su hermana, porque lo único que le vino a la cabeza fue la idea de su matrimonio: “mi hermana y yo nos casamos el mismo dia”. “Ah, qué bien. No sabía”. Ese fue el principio del fin, descubrir de la manera más estúpida que mi novia sí había estado casada, después de negarlo tantas veces, según mi teoría, porque aún el divorcio estaba en trámite. Unas semanas más tarde, limpiando mi espacio del closet, las fotos de la boda salieron a flote. Me callé hasta la siguiente vez que lo negó y aún así me acusó de andar averiguando su vida.

Top3: creo que el error fue dejarla entrar a mi casa, o atender sus llamadas, o llamarla, pero es la mujer más hermosa que haya visto de cerca en mi vida. También ocupa un puesto privilegiado en mi lista de las mujeres más profundamente plásticas que he conocido. Y yo funciono de manera mimética frente a los derivados del petróleo y me convierto en un tipo ultra falso, parafinado. Tan falso que le decía todo tipo de ridiculeces en la cama. Cuando le dije, en medio del asunto, que gozaba tanto que desearía que durara por siempre (curioso, aunque lo intento, no me atrevo a citar lo que dije) ella respondió como en un brinco que si tardaba mucho la cosa se volvía aburrida. Acabé de la arrechera. Ella soltó la única frase creíble que llegué a oirle: “coño, eso fue rápido”.

Top 2: Ella era mi amiga, él también. Cuando terminaron, ella me dijo que necesitaría de sus amigos y decidimos ir a un concierto en las semanas siguientes, esa fue la cagada. Él llamó a mi casa a insultarme por mis intenciones de tumbarle la jeva. Él, a pesar de haber sufrido profundamente, aún es mi amigo. De ella, no sé nada desde hace años. Ya antes había aprendido a alejarme de las novias de mis amigos, porque es caminar por una cuerda floja. Esa vez aprendí incluso a alejarme de las ex novias de mis amigos, para ahorrarme disgustos.

Top1 (valga acotar, por toda claridad, la mejor cagada de mi vida): acampábamos en la playa. A cada rato bromeábamos, todos, acerca de ruiditos lascivos que poblaban la oscuridad de la noche. Yo estaba enamorado de ella pero ella no recuerda haberse fijado en ello. Me ignoró por completo durante el viaje. Cuando recogíamos las tiendas, yoestaba al borde de una depresión adolescente, al punto de recoger de modo automático la prenda íntima de encaje negro que se secaba al sol sobre el techo de mi carpa y preguntar, también de manera automática “de quién es est...”. Desperté cuando ya era muy tarde. Ella se acercaba a mí, su mirada denotaba el mayor desprecio que jamás hubiera sentido hacia mí en mi vida y mis años por venir. No dijo nada. Me quitó la prenda de golpe, mientras todos concluían entre risas una razón imposible para la ruidosa lascivia nocturna.

 

Bonus track: una vez le re-envié por mail al editor de esta revista una pregunta de una chica. Hice la acotación familiar, jocosa e imperdonablemente machista de que la interesada no estaba buena. La respuesta del editor fue sobria, pero dejó mi mail original anexo. Yo re-envié esa respuesta a la interesada, que a los dos minutos respondió con un one-liner: ¿por qué le dices a tu editor que no estoy buena?.


5. Era feliz, me sentía indestructible, no me importaban las condiciones higiénicas de ningún baño, podía detenerme como quisiera cuando quisiera, había sido un almuerzo abundante, hacían 16 grados en verano y estaba solo, tenía “Neither here, nor there”  de Bill Bryson, quizás el mejor libro para cagar de la historia de la literatura, reía a carcajadas, el eco amplificado por la cerámica, era feliz.

4. Ella irrumpió en el baño casi desnuda justo cuando yo estaba a punto de sent…

3. Era un recinto minúsculo y sin más ventilación que la que permitían las uniones de las tablas que formaban las paredes. Las propiedades térmicas de la madera amplificaban los treinta y cinco grados que hacían afuera. De paso, no tenía papel. Comencé a sudar copiosamente casi de inmediato, mojé toda la franela, me quité la franela y sudé más y más, y más. Alcancé un punto imaginario en el que sentí que toda posibilidad de decoro estaba perdida y dejó de importarme salir airoso. Era un día de playa y la única contingencia para el higiene estaba en el mar, suficientemente cerca como para sentir las olas. Era un saco de agua sobre un orifico y en ese encierro sombrío entendí entre jubiloso y frenético el significado de la frase “todo vale”.

2. Aeropuerto Internacional Santiago Mariño, 1ro de Enero: No se si fue el cochino, la ensalada de gallina con pasta, las dos empanadas de pabellón del almuerzo del 31, o el frasier. Pero el hecho fue que llegué comprometido al aeropuerto y luego padecer la cola para el chequeo dentro un campo de distorsión temporal que lo hizo parecer un suplicio de semanas, corrí hasta los baños del segundo piso. Tal como lo esperaba, la poceta había sido víctima de unos cuantos injustos bombardeos con tomahawks. Pero Dios confirmó su existencia al regalarme un rollo nuevecito de papel, colocado en el dispensador. Lo que sobrevino fue una demostración de una anciana maniobra shaolín que consiste en flexionar las piernas de manera que uno quede prácticamente sentado en el aire mientras se hace tensión dinámica uniendo las manos al frente, en una posición que es mejor conocida como “Los 13 Ancestros” o “El Dragón de Rostro Recio”. Fue una experiencia casi tan liberadora como cagarse encima.


1. No logro ubicar en la memoria una ocasión exacta pero cualquiera de mis visitas al 3er piso de la biblioteca de la Universidad Simón Bolívar pueden ocupar el sitial de honor de esta lista. Imagínense la paz y tranquilidad que inspira un sitio solitario, con aire acondicionado y en donde además de tener una selección ilimitada, se puede cagar encima de una parte importante de la literatura universal.






Agosto: "Top-5 Libros que leer mientras se caga"



   

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