NecRomántica

-Tilo Nurmi
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ODA A TRES ZANAHORIAS
(O CINCO?)

                   a.-
Te miro detrás de un vidrio roto
y se te ve deforme la cara.

                   ii.-
Te quiero ambigua, indiferente y fría.

                   3.-
Descarga en mi boca una bofetada,
para sentir el filo de tu mano.

                   IV
Deposita tu saliva en mi boca,
pero haz que parezca un beso.

      (a.- + IV) ó (ii + 3)
Y me mira la Luna reflejada en tus ojos.
Tú, reposando desnuda, nocturna,
sobre una lápida empolvada y fría.
Pareces hecha de mármol...
La carne abierta y la humedad reinante,
en tu nido espera ansiosa una perla rojiza
mientras yo sólo indico la puerta
por la que no me dejas entrar...










POETISA

Mojaba la punta de un lápiz negro
con su saliva y otros fluidos.
Escribía sus versos sobre las paredes de una iglesia.
La lozanía de su cuerpo desnudo
que sólo el agua lograba tocar,
despertaba mis instintos carnales
cuando la profanaba mi mirada...

¿Pudo ella sentir lo mismo alguna vez?
Los cabellos le caían sobre los hombros
como párpados vencidos en sueño.
¡Una virgen pura, poetisa de oscuridades,
dama de la noche, violenta tempestad de hermosura!...

¿Dónde están los versos que le escribió a la muerte?
Su rastro perfumado de inigualables fragancias
me hacía sentir como una garrapata succionadora de sangre
aunque jamás logré beber la suya.

Musa del árbol derribado, del moho invernal,
te busco en las páginas de un obituario antiguo,
te encuentro dibujada en el lado oscuro de la Luna
y no alcanzo a tocar tu rostro, mi alma llora.

Dibujo tu silueta de memoria
bajo el quinto verso de un poema inconcluso,
lo escribí con el sudor de mi pecho
y con otros fluidos que no digo...

Mujer, diosa, bruja y hechicera nocturna,
de un cuerpo inmaculado jamás por mano viril tocada,
estos versos nacidos de tu propio lápiz heredado
quedarán sobre las páginas de un obituario antiguo
en el que tu nombre no aparece
y curiosamente, tampoco aparece el mío...












ESA FECA PRECIOSA que nace de tu ojo inferior,
cilíndrica amorfa que se abre paso a la luz,
de colores confusos y exquisito aroma,
sólo podría emerger de tu ano y no de otro
porque nace virgen, pura e inmaculada...

Reza en la brisa su olor, sórdidas plegarias
de una biblia escrita con sangre ajena...
¿No es eso lo rojo que tiene a un costado tu mierda?

Delicada se desliza por las paredes posteriores
dejando marcando su rastro en aquél callejón oscuro,
pronto toca tierra con lo que debiera ser su cabeza
y como musa de pintor reposa desnuda sobre el pasto seco.

¿Te fijaste en aquello que arrastra con ella?
parece ser una flor del jardín bajo mi cintura,
¿recuerdas cómo pudo meterse ahí con esa...
que ahora descansa feliz tras ver la luz del día?

...Y sigue saliendo junto a un leve quejido,
tu ojo se abre pujando a un intruso reptil
¿puede ser intruso, aquello que vive contigo y en ti?

Un vapor cálido y sutil me entra por la boca,
lleva el sabor pestilente de tu obra inconclusa,
y pulula en mi lengua que se regocija con su encanto.

¡Esto ya es una fiesta,
comenzaron los fuegos artificiales!










POESIA PRODUCTO DE LA LOCURA MELANCOLICA

- 1 -
Quince moscas negras me besan la boca
y mi lengua acaricia sus trompas lascivas,
voluptuosas susurran gimoteos de loca,
mis labios mojan con oscuras salivas.

- 10 -
Se me acerca a la cara una crisálida hermosa
recorre mi cuello buscando la cima
y cuando la encuentra se espantan las moscas
con rabia un mordisco, ¡la dejo sin vida!

- 100 -
Me trago el cadáver, regresan bien juntas
retoman entonces posiciones las moscas,
¡las ha espantado mi aliento de tumbas!,
dípteras mías huyen brutas y toscas.











DENTRO DE UNA boca oscura yace muerto un hedor amargo
perfume que antes ahuyentara a las toscas mariposas
hoy regocija a las moscas más lascivas de mi reino.
Dentro de aquella boca nació el beso que te quitó la vida,
convirtiendo tu cuerpo de ángel celestial
en el pútrido espantapájaros que reina mi níveo sexo.
Soy el gusano que te entra por un conducto sombrío,
soy aquél que no cierra los ojos muertos de la dueña de tu boca,
aquella donde durmió sempiterna mi saliva...
Larvas amarillas anidaron en tu lengua rota,
que en vida abrazó las piedras que cuelgan oscilantes
en bolsas tan ridículas como los dedos que no las tocan.