cosas perdidas
desgarran la locura
de lo que se posesiona
bajo el latido insomne de las sábanas
cosas oscuras
que persisten en la vigilia
hurgando cada paso
cada reflejo
desaparecidas
las cosas que delimitan la respiración de las paredes
palpitaciones
de vidas recordadas
recorren las miradas de mi abdomen
estas cosas que tanto busco
son las dueñas de mi desnudez
la ciudad que me habita
está harta de tanta noche
luces de neón me recorren
deshaciendo sueños
está llena de alcohol
efímeras mujeres seducen mis esquinas
deletreando carteles para bailar con las sombras
la ciudad que me habita
es un feed-back
exhala instantes
arroja las calles
para que un laberinto de personas
se jueguen un papel
la ciudad que me habita
despreocupada
es un ruido
con ecos que resumen
los pasos a seguir
la ciudad que me habita
no es más que la simple mirada
que me dibuja
frente a un espejo
son las calles las que hablan de ella
ojos desafiantes sin duda la poseen
es la única que se acuesta en las aceras
para remover el pequeño pulso de los carros
ella se regodea con sus perros
semáforos que la dibujan en el valle
siempre se encuentra junto al verbo
de los edificios de la ciudad
los personajes recorren la plaza
escuchando música de caderas
su espalda es el ruido
orquesta que se dirige en ese pequeño universo
esta noche
cumple con decirme lo que merezco
es una fiesta de miradas
que se atraviesan para bailar
un mundo en la acera de enfrente
me dice que estoy equivocado
que el placer se ha ido a otra ciudad
en busca de mejor compañía
no podemos habitar todas las ciudades
ni amar a todas las mujeres
no podemos tener todas las cosas
ni acabar con lo no deseado
no podemos sujetarnos de raíces
si la vida no tiene algo que gritarnos
hay que aferrarse al viento
a un golpe que despierte