Gott Mit Uns (Dios está con Nosotros) parecían decir sus ojos cuando arrancó el carro, tal cual como el escrito de acero estampado al Cinto del Ejército Alemán y bendito en tantas ocasiones por el papa Pio XII. Me detuve un momento, es decir la vi a los ojos, queriendo estar seguro donde iba, siempre tengo problemas con las direcciones, de ahí que insista como esquinero, de nuevo nos besamos y violenté su falda corta. Nunca sabré mi destino.
En no menos de dos cigarros ya estabamos al frente de su casa, y en no menos de dos minutos ya estaba su padre frente a mí, viéndome como esperaba, detrás del vidrio, y esta cara mía de prisionero en custodia protectiva (termino generalmente usado para los presos de campos de concentración), Ya todos lo sabían, menos yo, mi decisión de abandonar el curso de alemán era del dominio público, hay idiomas, que son mujeres, que aunque uno trate, no convienen ni de semántica ni noche, así uno sugiera para resolver las cosas que no hay problema con los taxis.
INDEX VATICANUM, es decir, dentro de su calle y su carro, tuve tiempo de analizar algunas cosas, como el por qué me dan alergia los perros, escuché ladridos que de seguro nadie más escuchaba, miles de voces internas rompían, cantaban y lo supe: esa era la hora. Alguien desde arriba historia esto, pensé, y la columna que pretende escribirse sola como pilar del templo más bello de Olimpia se iría a la mierda como todas las excusas de la hallaca y mi destino, que no es más que colesterol alto, vena rota, hígado hepático, pero sin ella muchacha de buena familia que tuvo una aventura fueradentro del noviazgo.
Al verme solo recordé que Pacheco era solo un personaje Avilero caraqueño-, no había-habrá-hay nada que temer, ya en las ciudades donde vivo no encontraré fantasmas. La calle esperaba a nadie, yo robé ese rato de: quien será buscando frío, a dos horas de dar unas declaraciones sobre la inspiración poética, entre la calle cuatro y la tres haciendo de esquina, riendollorandopensando en como serían las crónicas del año que viene, haciendo del desquiciado que dicen mis amigos que se convirtió en el tipo que fui, pensando en la maldición de los espejos y otras cosas sin sentido que usualmente pienso, dándome cuenta que todo lo relaciono y que eso me ha hecho daño, porque el futuro es una relación de espacio y tiempo y que si uno intuye adivina coordenadas.
Saltó mi creatividad justo en la gota tres mil que boté en mi paso seis mil, un nueve mil cualquiera, casi con la efusividad de un recién botado de casa de familia decente y pensé que conjunción era una derivación de conjugar y adverbio de adverso, lo cual podía sumar un desequilibrio sintáctico dando como suma un caos adverso de orden extremo, principio del espejo, un desconcierto, algo tan normal como el primer día del año católico romano, donde al parecer nadie tiene el deber de nada, se perdona a la hija, Dios está con nosotros, se puede tomar un taxi, se dimitan las excusas de la hallaca sí se vive en Venezuela, se permite todo dentrofuera del compromiso y uno intuye y adivina coordenadas de los meses por venir, es decir, ¡el calendario, el calendario! ¡Que vivan los calendarios!.