Música para desayunar crêpes después de una rumba II: Talkie Walkie
Air, Talkie Walkie tour (continuación de #36)
... voor pubertje
Veinte números de panfletonegro después de hacer el amor esa mañana tras unas crêpes con nutella (clic), él compra el más reciente trabajo de Air: Talkie Walkie.
La pareja terminó al poco tiempo de ese voluptuoso momento. Al menos pueden contar que vivieron algo así juntos. Se odiaron por un año de tanto que se querían y hace unos meses han retomado el contacto. Los dos saben que ninguno de los dos desea intentarlo de nuevo, sería un desastre, pero ríen juntos y la amistad es una recompensa. Se llaman cada dos semanas o algo así. Toman un café eventualmente, para mantenerse al día.
Él no tiene novia y sin embargo ha comprado dos tickets para el toque. Siempre lo hace y muchas veces revende el ticket en la entrada. Pero esta vez no será así: la última vez que hablaron ella comentó que había como despertado y terminado con su novio. Él la llama y le da la sorpresa. Ella no se lo espera y le dice que sí de inmediato. Quizás luego dude, pero le emociona la invitación.
Él compró el Talkie Walkie hace una semana y entiende que no es tan bueno. De hecho, siendo rudo y sincero consigo mismo, termina por aceptar que es un disco francamente malo y vaticina entonces que esperará los clásicos. Se dice que el tema que abre, Venus, no atrapa ni atrapará. Que la letra sonaba más rica en el francés kitsch de Moon Safari que los textos en inglés del nuevo disco. Que el primer single extraído del disco, Cherry blossom girl, más que naïve suena tonto. Se pregunta entonces si no era Moon Safari un disco idéntico y se responde que no. No sabe como justificarlo, pero Moon Safari revisitaba, no repetía. Talkie Walkie repite fórmulas. Recuerda que hace algún tiempo hubo un trabajo conjunto de Air con Alessandro Baricco, el autor de Novecento. City readings es un libro leído por Baricco con música de fondo de Dunckel y Godin. Es un trabajo precioso como conjunto, pero la música no se sostenía por su cuenta. Eso siente de este trabajo hasta que oye Run. Run es un hermoso soundscape que realmente lo toca. Eso le refuerza que los temas anteriores eran malos. El disco no mejora realmente: después de Run, el Talkie continúa sonando en descenso discreto (a excepción quizás de Mike Mills, el segundo mejor tema del disco) hasta llegar a Alone in Kyoto, la contribución de los franceses al nuevo trabajo cinematográfico de Sofia Coppola (Lost in Translation) para quien ya habían compuesto la brillante banda sonora de Virgin Suicides. Al menos agradece el bonus DVD con temas viejos en vivo de la gira 2002 y piensa, como ya es costumbre, que se le pasó el momento ideal para verlos. El apaga el cd player porque ya es hora de salir.
Toman el tren juntos. En el camino tienen demasiado qué contarse, han vivido demasiado después de ellos. Bueno y malo. A ella le tiemblan los labios cuando cuenta lo malo; ella sonríe honestamente cuando cuenta lo bueno.
Se pierden a 8 grados centígrados y 20 minutos para el inicio del concierto, ninguno de los dos conoce bien Bruselas. Doblan en una esquina, regresan, doblan en la siguiente. Finalmente él reconoce el sitio y entran sin mayor inconveniente al warmupshow de un par de DJ´s que mezclan piezas entre las que él identifica a Jazzanova y ella reconoce a Guru Jazzmatazz. Ella se vuelto un poco chainsmoker. Él solía quejarse por el humo, pero ya no le importa. Llevan horas hablando y aún no se les acaba la conversa. Se siente bien tenerse el uno al otro.
Termina el DJ set y no sin una pausa para desmontar a los teloneros, se apagan las luces antes de que ellos terminen de detallar el tipo de audiencia. Concluyen que todos los freaks de Bruselas, Gante y Amberes caben, todos, juntos y cómodos, en un teatro de capacidad dudosa. El show no tiene sorpresas. Los temas nuevos son oídos con un cigarro en la mano, balanceando delicadamente la cabeza y dejando que suceda esa leve traslación del torso que a veces ocurre, casi siempre al unísono.
Las luces son pobres, salvo en los guitarrazos de Sexy Boy. Musicalmente la palabra clave es multiinstrumentalismo. Nicolas Godin alterna la guitarra clásica con el bajo, un mini moog, un vocoder y la guitarra eléctrica. Jean-Benoît Dunckel se encarga de los teclados y otro moog y la voz casi femenina de casi todos los temas. Al fondo hay otro tecladista que cada cuatro temas interviene de manera monstruosa y regresa a la oscuridad. El baterista es otra bestia, aunque solo puede demostrarlo en los crescendos de La femme d´argent y Talisman y durante la breve descarga de People in the city, en la que Dunckel se luce en los teclados.
Los silbiditos de Alpha Beta Gaga le recuerdan que había un tercer tema bueno en el último disco.
Se ven de vez en cuando. Se preguntan el uno al otro cual era ese tema que tanto les gustaba oír juntos además de All I need y no lo recuerdan. Ella sonríe y de vez en cuando se comentan algo. Él se pasa casi todo el concierto en punta de pies, pues casi todo el mundo es más alto que él. Él nota que, cuando el baterista se acerca por momentos al bajo, lo hace de forma muy amanerada lo cual lo hace parecer, como casi todo el mundo en la sala, gay, y recuerda el famoso cliché del bajista homosexual que se oía con sorna por los pasillos del rock de su antigua oficina.
Suena una nota y los dos se voltean hacia el otro y repiten juntos You make it easy, aunque ese no es el tema que suena.
Ya casi al final, mientras él está concentrado en un detalle (un tedio), ella se acerca, le dá un suave beso en la mejilla y le agradece la invitación. Él la abraza y por un momento no están en un concierto, sino en un jardín y no es invierno y la vida no los llevó por donde los llevó. Él la mira a los ojos y besa su frente.
En el tren de vuelta ella confiesa que está enamorada de nuevo, de un compañero de trabajo. Que él también está enamorado tan tontamente como ella y le comenta un par de anécdotas chistosas. Románticas. Casi cursis. Él se alegra con honestidad.
Al llegar a casa, la llama para ver si ella llegó bien. Casi no hablan. Él guarda el ticket, no sin antes verlo y asociarle un recuerdo.
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