Viene y viene arrecho
Reflexiones mal intencionadas y peor expuestas acerca de tu cine, mi cine, nuestro cine nacional
Permítame la palabrota como sugerencia de nuestro Cacique (quien no es el ron sino la resaca) y que conste que me obligaron. En todas partes se asomó con su franelita wannabe Juanes porque ya ni los Molotov se la ponen- que rezaba: “Se habla venezolano”. Y si la metáfora es permitida: de pana y todo chamo que sí, cine nacional sí hay y está haciendo burda de bulla puéh, en todas partes uón.
Digo me obligaron porque desde todos los flancos están atacando duro y sin derecho a pataleo. La prensa destaca desde hace semanas la incursión estelarísima, protagónica y participativa de Edgar Ramírez, el famoso Cacique de Cosita Rica (cierren los ojos e imaginen que lo dijo el Sr. Vallenilla en una promo de la Guerra de los Sexos), en el filme hollywoodense Domino* y, en la reciente película de Alberto Arvelo, Cyrano Fernández. Además de los estrenos recientes de 1888 de Alfredo Anzola y toda la alharaca que en su momento formó Schneider con Punto y Raya. Ahora mismo, la prensa reseña también una suerte de “itinerario” del rodaje de El Caracazo de Román Chalbaud. Y cerrando el bombardeo: el trailer de Mi mujer es la que manda de Freddy Fadel, se ha colado en todas las funciones a las que he asistido en la última semana.
Pareciera que el cine venezolano es como la película aquella: un huelepega que cuando no estorba es porque se le tiene lástima. Estorba cuando todos los periodistas y críticos se ven casi obligados a reseñar los estrenos y “avances de la temporada”, que por ser escasos y débiles, se les presta complaciente y hermética atención. Muy pocos, por no hacer la negación completa, se atreven a criticar seria o formalmente los filmes venezolanos. Eso sería como tirarle el carro al niño que intenta limpiarte el parabrisas.
La inexistencia de una industria, léase bien “i n d u s t r i a”, con todas las letras y apreciaciones pseudomarxistas del caso; provoca que la proporción entre filmes producidos y filmes aceptables y/o correctos (ojo, no políticamente), sea desproporcionada. Citando a mi profesor de Teorías del Cine, quien siempre recitaba que si se producen y estrenan sólo cinco películas al año, la probabilidad de que todas sean pésimas es altísima. Es ese el hándicap, por no decir el fantasma, más espinoso con el que nuestro cine debe lidiar. Gracias a ello y amparado en la política auto indulgente a modo de “… es que en Venezuela hay MUCHO talento”; siempre terminamos leyendo y escuchando acerca de lo emocionante que fue el rodaje, la satisfacción del casting por haber trabajado con todo un “señor de la dirección”, las loas de un miembro a otro del crew, y por supuesto las anécdotas a granel que todos tienen que contar.
Echado ese cuento ¡chito! Nadie puede decir nada feo ni poco elegante de la película. Cuando en otros países, por ejemplo, el chiste de marketing es que se hable bien, que se hable mal, pero sobre todo que se HABLE del filme; aquí es un tabú. El muerto del que todos los periodistas necesitan salir cuando a sus manos llega la respectiva cajita feliz con betacam, pressbook, afiche y bebida pequeña.
La anécdota que ilustra ese argumento es fresca y reciente. Al poco tiempo de ser estrenado en Internet el trailer de Cyrano Fernández, este fue retirado repentinamente. Los rumores apenas están cuajando, pero el más fuerte de todos es que gracias a una reseña de esas malavibrosas y socarronas de dudosa procedencia intelectual- además de minúsculo centimetraje, en comparación p.e. con los sendos artículos dedicados a su protagonista en los principales diarios del país y, con un alcance de difusión medianamente alto; los responsables del filme entraron en pánico colectivo e iracundos por la desidia de este criminal por tirarles el carro y no darles ni 100 bolos-, se vieron en el penoso deber de retirar in so facto dicho trailer. La duda es ¿para qué? porque otra película no pueden hacer… Quizá se hacen ajustes para que el trailer sea más corto, exhiba menos planos de grúa, menos actitud sony, menos melcocha y sobre todo para que no se parezca tanto a un comercial de Movistar.
La otra mano que mece la cuna es nuestro puñado de directores. Toda una prueba de resistencia a la caducidad: ninguno se da por vencido. Cuestión que, y a pesar del chiste, merece una palmadita en la espalda, por el esfuerzo no sólo de mantener vivo nuestro cine sino también la rosca. Sin embargo, muy a pesar de la presunción reinante entre estos personajes, hay casos en los que existe una trayectoria que avala a algunos de estos directores. La obviedad de un Chalbaud con un importante número de películas a cuestas o el oficio de un Arvelo en filmes como Una vida y dos mandados o Una Casa con Vista al Mar, guardan quedito la falsa promesa (por ahora) de un futuro cinematográfico mejor. Por varias razones: hay que desmantelar la farsa de que este es un país de jóvenes cineastas, hay que entender que aquí ni hay Bruckeheimers ni hay plata para hacer tantas explosiones (tanto pirotécnicas como de estilo), y sobre todo que los buenos guiones no sólo son las acostumbradas narraciones que devienen en telefilmes y archivos criminales rosa, sino que se puede superar el color local y abrirse más a la experimentación. Ojo, no la “experimentación” de los visuales de nuestros vj’s citadinos, sino un ejercicio modesto y menos pretencioso, tanto argumental como visualmente. Si las ínfulas fuesen menores, de seguro habría más trabajos que ver, criticar y celebrar.
Intentando también menear la cuna, está nuestro ridículo star system, que sí es bien celebrado, alabado, difundido, jaloneado, ensalzado y enaltecido hasta la médula. Todavía más untouchables que los anteriores. Ocasión propicia para no dejar de mencionar el estupendo trabajo que está haciendo nuestro compatriota, Edgar Ramírez, en otras latitudes, dejando el nombre de nuestro país bien en alto. Edgar se une a nuestra minúscula pero no menos importante lista de actores que ya han probado suerte en Hollywood y que han dejado por allá ese saborcito de nosotros los venezolanos. Edgar quien insiste en manifestar lo burda de pana que es Lucy Liu a pesar de no conocerla muy bien- se une a María Conchita y a Patricia Velásquez, formando así nuestra santísima trinidad del talento venezolano en el norte. (Lo sentimos por Mimí, que por más que lo intenta no entra a la tríada, así haga un cameo en CSI: Miami). Ahora sólo esperemos que Tony Scott convierta a nuestro Edgar en un Top ‘Cacique’ Gun. Además, esperamos que a este selecto grupo se una Dj Trece/ Jhonny Flecha/ Tony Arma, quien derrochará talento -como siempre lo hace- en el filme cuyo estreno mantiene expectante a toda la ciudad: Secuestro Express de Jonathan Jakubowicz.
El siguiente paso es seguir el proceso de la auto indulgencia desde Gochiwood, como ha sido bautizado el estado Mérida por los entendidos del circuito. La excusa es la premiación de largometrajes en el marco del festival de cine venezolano. Tristemente el cartel que orgullosamente exhibe películas realizadas desde el año 1998 no hace más que manifestar la palpable inmadurez temprano-tardía de nuestro cine. Aquello es un mal chiste, no sólo por el longevo período de siete años que abarca la convocatoria, sino además por un cartel que exhibe al menos nueve películas que incluso fueron transmitidas en televisión (en repetidas ocasiones algunas de ellas), delatando lo desfasado y trasnochado del evento. En un segundo plano y en letras pequeñas, se menciona la presentación de algunas piezas estudiantiles y de reciente data. Faltaría revisar si no hay un cine foro de “Los dentistas en el Lago de Maracaibo” o una ponencia de cómo Ávila Films se convirtió en Bolívar Films, dictado por Carlos Oteyza.
Hace tiempo en algunas paredes de Caracas comenzaron a aparecer graffitis con la siguiente inscripción: Fulanito viene y viene arrecho. Quizá para algunos incautos parecería que el cine venezolano viene y viene arrecho. Pero como en aquella ocasión, el fulano de tal cuya cólera teñía toda la ciudad, no era más que un Dj que terminó animando una fiesta comercial y privada. Estos son los coletazos de los eternos jóvenes cineastas negados a morir que no vienen amotinados sino más rápidos y furiosos que nunca.
La máxima de hoy: ¿Industria cinematográfica? La de Sabana Grande, broderrrrr!
Ojo: La Mosca Muerta
*Tómese la molestia de revisar en el siguiente link: http://www.imdb.com/title/tt0421054/, la lista del cast de Domino, y sea partícipe el humor más negro y despiadado: el de la vida misma. Lista donde el nombre de Edgar Ramírez aparece justo, justo, justo después del señor que interpreta a: Loser #2. Pero ojo! que el que sigue después es Mickey Rourke.