Con un amor libre e incondicional en su corazón, se despidió de cada uno abranzándolos. Luego caminó despacio, colocó sus manos en la chamarra de su chaqueta de cuero e internó en la oscuridad selvática de la avenida que envolviéndola intentó acompañarla en la subida a su destino.
EL FIN
-Yadelcy Hamber Machado
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Fácilmente, ese párrafo, podría ser el final de un capítulo de mi vida, y esta, sería el guión fenomenal para la novela que van escribiendo mis dedos a cada tanto. Quizás mis días recorridos no sean tan admirables como los de alguien público y exitoso; pero intensos, poco aburridos y cambiantes, si lo son.
Esta mañana/ ya no me acordaba/ cómo tocaban mis dedos/ esa guitarra que era
/ para mí tu cuerpo/ ya no me acordaba lo que sentía/ cuando acariciaba tu pelo
A cada final se desgarra mi corazón con una inverosímil facilidad. Me cuesta cerrar situaciones sobre todo si algún sentimiento está preñando todo el asunto. Soy apegada a las personas, querendona y me dejo consentir con facilidad; eso me ayuda en el trato cotidiano, pero me dificulta todo alejamiento y la vida repleta de cosas y se engrandece con ellos. A cada inicio en mi vida le precedió un final y hasta que no adquirí la costumbre de “cerrar” no empezaron a suceder asuntos en otros lados. Puedo escuchar la voz de mi madre decir: “Hija cuando una puerta se cierra se abren mil en otros lugares”... suspiro... los refranes abundaron en mi educación y por un tiempo los desprecié... ahora noto la singular simpleza sabia que esconden. Pues bien, vayamos hacia las puertas que se nos abren... aunque no las conozca ni sepa donde están, sigamos la trayectoria conocida y aun cuando el camino es extraño seguiremos subiendo, y ahora, hacia el bienestar.
/ Ya no me acuerdo /si tus ojos eran marrones o negros/
Como la noche o como el día/ Que dejamos de vernos/ Solo recuerdo que llovía
Y que quedamos/en la parada del metro/
Puedo ver al amor por todos lados. Proliferan ante mis ojos parejas tomadas de la mano, formales y no tanto que van de acá para allá y se besan en cualquier café sin importar las miradas de extraños. Bendice mi corazón al amor donde lo vea, ya sin celos o envidias. Comprendo que algo no he aprendido para dejar de verlo en los otros y empezar a sentir que me toma de la mano y me acompaña a caminar. Hay lecciones mucho más difíciles que requieren un soltarlo todo, antes que una atención mental exhaustiva. Esta renuncia a la idea de que las cosas van a ser como creemos, con quien soñamos y en el momento deseado, es mas bien dolorosa, pero trae la libertad de seguir disfrutando de nuestra esencia. La frustración que genera la sensación de no ser amados por quien amamos debe ser solo un aspecto de la existencia... no el problema de toda mi vida. Quizás por la experiencia (¡maldita experiencia!... diría yo...) me he convertido en una persona que sabe lidiar estas tristezas con bastante templanza. Se puede vivir sin el ser que se ama, pero jamás podremos vivir sin nosotros mismos... nadie mas que este ser repleto de mil caras, que va con nosotros, nos acompañará por el resto de la vida a todos lados. Una conexión intima, tranquila, amorosa, paciente y conectada con el ser en los momentos tormentosos abriga cuando las ventiscas heladas perturban nuestra razón. La capacidad de cobijarse con uno mismo es una ventaja que pocos conocen y cuando una descubre su propia verdad surge una actitud centrada que se manifiesta en todo momento.
Pero haciendo un gran esfuerzo, / aun veo tu mirada/ en cada espejo de cada ascensor
/ donde cada noche/ me sube hasta el cielo/ de moteles invernadero
/ donde se jura algo tan efímero...
La vida, que es, el misterio mas extrañamente seductor que conozco, me resulta a veces cómica y otras inverosímil. En oportunidades me coloca en situaciones “novelescas”, donde todo lo que está ocurriendo es perfecto, si fuera una obra literaria... pero que al mirarlas mas fijamente comienzan a surgir los detalles que no encajan en ningún lado. Hace dos años, aproximadamente, compré un rompecabezas de mas de mil piezas. Todo un reto, para alguien poco afecta a esos juegos. Me llevó mucho tiempo unir las piezas del borde del mismo y como buena geminiana me fastidié y lo dejé así... (¡busco trascender la inconstancia!)... de cualquier modo, el quid del asunto reside en que durante el proceso aprendí que cada pieza encajaba perfectamente en todo espacio específico que le correspondía; si la pieza no ajustaba no podía buscar una tijera y recortarla para obligarla a entrar en ese espacio. La misma enseñanza la puedo trasladar al “rompecabezas de mi vida”... cuando una situación no encaja suavemente en el espacio donde está colocada, intento por todos los medios hacerla que cuadre... ¡vaya falacia!. Con el tiempo comprendí que cuando se nos presentan situaciones donde nada encaja y los detalles (tan vitales para mí) escapan del segmento dibujado, es mejor dejar todo el asunto y dando un paso atrás, soltar el papagayo viendo como vuela en libertad. Tormentoso pero redentor, sobre todo para quienes nos encanta obsesionarnos con diatribas mentales eternas. Esta táctica me la enseñó la vida porque ella sabe millones de años luz mas que yo. Y es que personas como yo, que se nos ha ocurrido la loca idea de conjugar palabras con sentido y quienes deseamos ser y permitir al otro ser ellos mismos, sin máscaras, a veces nos encontramos con que esas manifestaciones, aunque válidas, generan malestar en nuestras personas... ¡aja!... Y ¿qué hacer en esos casos?... suspiro mirando a la nada... siempre apoyaré la costumbre en los otros de mostrarse tal y como son. Ese respeto me conducirá a aplaudir su conducta aun cuando la misma me aparte de su existencia porque al no compartir sus acciones esté protegiendo amorosamente mi integridad física, emocional o mi propia salud mental.
Ya no me acuerdo/ ni de tu risa/ ni de tu prisa
/ por darme un beso/ ni qué botón/
De tu camisa/ desabrochaba primero
/ ni que rumbas me bailabas
/ cuando querías robarme el sueño/
Pocas cosas concluidas en el rompecabezas de mi vida; hay aspectos gateando, aún, en pañales. La vida resulta ser demasiado transitoria, efímera, volátil y cambiante para creer que cada final sea permanente y libre de una nueva revisión que origine un nuevo principio. El título de esta Confesión bien podría ser “beginning o génesis”. Cada comienzo con un final atrás y este origina un nuevo principio, un eslabón unido a otro formando la cadena interminable del misterio existencial. Y no lo digo yo, con mi pésimo castellano, sino la vida en cada amanecer y atardecer con una ronda constante de ayuda para permitirnos ser las mejores versiones de nosotros mismos que podamos crear a cada instante. Somos creación insistente que se reproduce así misma perfilada por su entorno que la influencia.
El sin sentido que pueda escaparse de mis palabras es fruto de la velocidad extrema con la que golpeo sobre el teclado de mi computador, mientras intento traducir en palabras las imágenes grabadas en mi mente producto de los últimos acontecimientos.
Dicen que el tiempo y el olvido/ son como hermanos gemelos
/ que vas echando de mas/ lo que un día echaste de menos
/yo que culpa tengo/ si ya no me acuerdo/
No te asustes, querido lector, ante mis oscuros planteamientos. Te comento que en toda oportunidad en la que he creído vivir en una maraña paradójica ha sido cuando el sentido de la vida es mas cierto, propicio y parecido a quien soy... cuando pasado y futuro conjugan en un mismo instante y la comprensión del misterio aturde mi mente insolente, entonces comprendo, ESTOY VIVIENDO... si mi cabeza se confunde y mi ser palpita a plenitud, es cuando voy en dirección y sentido correctos, aun cuando la sociedad diga que estoy equivocada... por supuesto, yo tampoco entiendo nada... pero lo experimento con la mas absoluta dulzura intensa y vibrante en mi corazón.
Pero haciendo un esfuerzo/ aun veo tu mirada
/ en cada espejo de cada ascensor/ donde cada noche
/ me sube hasta el cielo/de moteles invernadero/ donde se jura algo tan efímero
/ Y tan eterno/ ya no me acuerdo/ ya no me acuerdo.
Confesionario está de aniversario... cumplimos un año, este mes de Enero... GRACIAS unida a una sonrisa afectuosa y una reverencia amorosa es lo que me provoca con relación a “todos” los que de una u otra forma han contribuido a este logro. Mis sinceras disculpas por lo malo y eternas gracias por la gentileza de preferirnos en sus lecturas.
¡Ah!, Por cierto... todo lo que está en el margen derecho de este escrito son fragmentos de una canción de ESTOPA, que me encantó y decidí compartirla con ustedes, mientras me acompañaba por este trecho del camino; es de su disco ¿LA CALLE ES TUYA? , la número seis del CD y se titula, YA NO ME ACUERDO...
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