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Jaque Mate y otros textos

Jaque Mate:

Primer Movimiento

 Un anónimo joven de Brooklyn empieza a manipular con maestría las piezas del tablero. Jocosidad morbosa la del pequeño demonio que en un país vilipendiado por su suerte fatal, va dibujando ídolos en un horizonte indeciso, pero exacto. Primera estrategia: los ídolos se producen en gran escala para ser consumidos masivamente.

 

Segundo Movimiento

 La brillantez de los genios es incubada tras la ideología centralista. Toda suerte de proezas es químicamente estudiada, planificada y preparada en este gran circo de la ciencia y la tecnología donde un retraso de 200 años no impide a un pueblo tocarle las barbas al dios inexistente en el otro rostro de la luna. Y también la cuadrícula encierra una secreta ventaja más allá del entendimiento dogmático. Segunda estrategia: la división del trabajo es dogma sagrado de fe. Su objetivo cabal, consumirse produciendo.

 

Tercer Movimiento

 Se sueña. Se lucha y se gana. La carrera de América es meteoro surgido de las oscuras profundidades siderales. Una escalera fortuita que amanece pensando en las mañanas y anochece sopesando en los atardeceres. Los campeonatos nacionales son parte del delirio del genio para irse acechando meta tras meta, a la obsesiva contienda final sobre cáscaras y circunstancias claras.

 

Cuarto Movimiento

 Y si la ideología estimula “allá” el ascenso personal, ella aumenta –acá- el sacrificio por la patria. Una nación que se proyecta por el logro individual sumado. Un país que se desarrolla por la competencia (desleal) de sus miembros en un abonamiento de libre empresa. Tras una cortina de grueso calibre, se cultiva el caldo que habrá de engullirse victorioso, y con el aderezo de los militantes, la triunfal causa revolucionaria en lo científico, en lo cultural, en lo deportivo, en lo político y en lo militar. Economía es la transformación del individuo en aras del sistema. Tercera estrategia: la ideología haga del individuo a su imagen y semejanza para sostener un Estado.

 

Quinto Movimiento

 La razón de ser de la juerga es su escapismo voluntario. Liberar al superyó inhibidor no constituye más que otra farsa libidinal. Pavlov y los recursos socialistas identifican sobre el tablero la trama del gato y el ratón bajo una amplitud simplificada. La batalla de corsarios, cadetes y caballeros defendiendo un Rey, un País, un Hombre sudoroso lleno de caprichos liberales y andrajosas muestras de cansancio capitalista. Es mimundo contra el tuyo. Mi sistema contra el tuyo. (¿Puedo cargar sobre mis hombros, no obstante, a todos los hombres? ¿Soy el sistema o el me es a mi?)

 

Sexto Movimiento

 Abierta la brecha, entra la espada, lacerante, definitiva, derrota la sangre coagulada al instante y servirá el dolor para hacer despertar la mente a una conciencia de ser yo su ontología. Metalenguaje y símbolo se unen en la misma cruzada sistémica. La luz se cierra sobre la frente y otra luminaria hace correr despavorida al contrincante asustado por su victoria, temeroso por su victoria. Doble derrota. (¿Fui un vehículo o una lid racionalizada? ¿Fui un esnobismo contra la existencia individual opuesta al totalitarismo? ¿Fui el objeto de este jaque mate histórico o un preludio de la nueva muerte?)

 

Séptimo Movimiento

 Todo ha concluido. Y todo empieza aquí. En una tranquila ciudadela suiza, un genio fecundo manosea intemporalmente la cuadricula árabe, listo para seguir ostentando su lastimera causa personal a través de los colores de una bandera desconocida para el. Que sea total la entrega, pues para esto fui diseñado y programado. No tengo más remedio que amar mi destino.

 

Octavo Movimiento

 El juego quedó abierto con aquel mate antiguo. Ambos firmamos un testamento de odio, amor y ensimismamiento. La suerte quedó echada en un eterno regresar al tiempo que aprisionó mi persona, nuestro pasado tenebroso, el locuaz presente, el futuro incierto e hipotético.

En un oscuro apartamento de Nueva York –la aglomerada ciudad vacía- manos temblorosas, destronada testa, ambivalente ruina, otro genio rehúsa mirar a su dama, su rey, su caro alfil de piedra. Falto de información, con la maestría orientada a otro enigma fatuo, pienso, aquello bien pudo ser un ensayo. Un simulacro de victoria que no se vuelve a repetir, una derrota de nuevo programada con el fin de no regresar. En la próxima contienda pienso, tenia miedo de perder!

 

 

 

Norwich:

En Bluefields de Zelaya hay un viejo,
alto del mar, moreno del sol,
flaco de la escasez.
Por las tardes se le ve arriar
las velas del pensamiento, cuando los
arrecifes en su cuerpo han anidado
durante toda la mañana excavando,
soterrando.

El viento silba entre sus labios y
algún tenue brillo se incrusta en
su cabeza, asomada de canas costeñas.

El viejo no acaricia los metales y
monda rieles con su recuerdo...
Ferrocarriles, bananos... estación...
Desolación...
La costa le reconoce y ante el se
inclina.
Hunde al mar sus redes y palpa otros
mundos.

Tiene una casita en la playa, lejana,
una canción en la selva, tranquila.
En sus paredes conchas y maderas,
en el patio: piedras y palmeras,
conchas de quelonios antiguos y pieles
de lagartos arcaicos caídos en el río.

Tiene jaulas en su patio y pájaros en el jardín.

El viejo gasta en la arena sus pies
descalzos,
sus pulmones en la hoja del tabaco,
su olfato en los mariscos,
sus ojos en la red, su oído en las olas...

Cae poco a poco
-entre sueno y caminata-
en caminos retorcidos, en montanas
de caviar y canoas de caoba.
Su visión esta de vuelta y empieza
su rutina.

Salvo unos cuantos caracoles...
Nadie conoce su secreto!




Cazasueños:

Quiero encontrarte
-no a la que vas a ser- la que fuiste
cuando en vidas pasadas, en China, Francia, Egipto
estábamos juntos
cuando éramos gitanos
con un completo desprecio por la vida

cuando teníamos los labios del otro para morder
con suavidad
y nuestras propias uñas para rasgar
la espalda del otro al hacer el amor

quiero revivir las noches de una sola vela
Apagándose con lentitud, la botella de Merlot creciendo haciabajo

Quiero recuperar a la hechicera indígena
la que desnuda bailaba con rabia, cubierta en aceite, exorcizando demonios,
rodeada de ángeles,

quiero ser el hombre terrible
puesto al alcance de tu silencio por alguien superior
el mismo que no se atreve a copar tu castillo
pero probó tus labios profundos

quiero ser el pretendiente que descorrió
la cortina que ocultaba al verso, asustado, encerrándote en los parpados.

Pero hoy no es el tiempo
No en este siglo de transgresiones rotas
No en este barco tan cerca de la orilla
Tendré que abanicarme el rostro al atardecer
Los ojos fijos en la oscuridad que avanza

Tendré que invocar la Luz que no apresura su paso hacia las aguas
Tendré que esperar el susurro de tu sonrisa
Tu proclamación sin miedos
Tendré que desafiar al amanecer
Y estar ahí cuando el amor de desearme te nazca
otra vez
como cuando éramos
los que no somos hoy.