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Pájaros básicos sobre Maracaibo.

Se arrastran.
Se elevan.
Se alejan.
Cruzan.
Se pierden
en línea triangular.

Siluetas negras sobre Maracaibo.
Lascivas como las novias azabaches
que llegan desde el horno
atravesando mediodías en que el fuego
cruza los asfaltos y los aires,
se prende de la piel de los viajeros
y llena la brisa de desiertos.

(La hora del burro
devora pájaros y panes
y los vomita
en la cuadrada luna).

Ahora los pájaros se agrupan,
latiendo como extraños signos,

con su sueño de nieves y de escarchas

Maracaibo:
danzan como locos tus mendigos
agitando sus úlceras; subiendo
a los crepúsculos de pájaros

que no cesan
de cruzar el espectro de un lago
tendido sobre el otro con aprontes
de rocas muertas y de legna,


Ahora Maracaibo me atraviesa:
lanza caliente, aguda,
trino de buitre azul
bebiendo mis lunas tropicales.

Mis entrañas.


Bitácora

desde los orígenes...
De lo tanto dejado al después.
De aquello que se dejo ir con el tiempo
Para no regresar sino al atardecer de los sueños.
Tanto dejado para luego
Que se convirtió en memorias de vino y madrugada.
Tu compañía y calor una utopía
La esperanza desvanecida y vencida por los años.
La puerta que aun sigue abierta esperando los pasos
La hoguera que espera humeante.
Tanto después que debió ser ya
Tanto meditar entre el puedo y el deseo
Entre el quiero y el no puedo
Un epilogo en trance, flotando entre pecado virgen
y sin sabor a ti.

¿Recuerdas aquél papagayo?
Me quedé contigo porque no quise bailar.
Me quedé contigo en aquellos ríos carmesí
porque temías estar sola
Ahora soy yo quien teme estar
sin ti

Te creé y pude crearte
te creé y tu sola moriste
mas no importa.
Te crearé de nuevo
aunque tenga que llegar
a la incertidumbre de tu absurda partida

¿Ves que es injusta, Mariana?
¿ves que dependo de lo absurdo
para sobrevivir?
Tu sombra me invita a cabalgar
las fronteras de tu soledad
donde mis huérfanos pies
dejaron la penumbra
Es ahora que mendigo
tus sueños, Mariana
Es ahora que soy
el quijote de un Cervantes
que murió contigo.
y aunque sigas siendo una cancion
Producida por mi insensatez
junto a los acordes de Silvio
te estaré esperando
y aunque mil veces tenga
que cruzar
el vacio y la inmensidad
te hare de nuevo mi realidad.
Porque despues de todo, Mariana
yo no te permití la muerte
No quise bailar
preferi quedarme contigo
mirando al cielo
mirando aquel papagayo.
¿lo recuerdas Mariana?

Mariposas

Te hice el amor junto al río
y mis nalgas se llenaron de mariposas
que empujaron con furia,
con un júbilo infante
acompañando mis esfínteres,
acompañando al río que bramaba. Después
caminamos tomados de las manos,
desnudos,
con nuestros cuerpos llenos de mariposas
en dirección a la tarde recién nacida
y a la verde mariposa de luz
de los crepúsculos.

Poema Octogonal

Hospital de campaña en el desierto

la muerte deja caer girnaldas
sobre la cama

el calor lengua lasciva
que lame los pechos de las enfermeras
ciñe el cisne mudo de sus batas

pero en cada cisne hay grifos
en cada grifo
               sangre 

zumo! gritan los aviones
zumo! zumo! el vientre de los aviones

dios está en el fuel de los aviones
dios padre en el vino de la comunión canibal
del metal y la carne

dios padre todopoderoso en las cuencas vacías
en el ojo abierto del dolor en los niños

el hombre jardinero del hombre
el hombre con tijeras
piernas y brazos en el huerto de dios
donde la paloma caga y la araña
teje
     insaciable
                 su tela.

Silencio
porque no hay lengua
frase
quiebre
giro de palabra más allá del virus
del hielo
del temblor que recorre las carreteras de provincia

Silencio
porque tu reflejo se desfigura en choques artríticos
en horas sin prisa
en un sol inclemente que broncea tu retirada

Silencio
porque mis días caen como lastres
porque hablar es volver al eco de tu voz


Concreta

El sonido de tu espirítu
me atormenta
busco por ello
en la nada, una respuesta
concreta
sin tantas vacilaciones
Anudada como estoy
a tus grafittis
¿sería demasiado pedirte?